Publicado: noviembre 16, 2025, 2:51 am
Hace tiempo que blockchain trascendió los límites del ecosistema cripto para materializar su poder transformador en todo el tejido productivo, consolidándose como la nueva capa sobre la que se asienta buena parte de la economía del siglo XXI . Concebido como un libro de contabilidad digital compartido e inalterable, su alcance se ha extendido como una mancha de aceite hasta el punto de que hoy en día pocos sectores son ajenos a esta revolución. Estamos ante un nicho al rojo vivo: el catálogo de soluciones no para de aumentar y cada vez más empresas dedican recursos a la implementación de esta tecnología. Fortune Business Insights calcula que el tamaño del mercado global ascendía a 20.160 millones de dólares en 2024 y prevé que alcanzará los 393.420 millones de dólares en 2032. En lo relativo a nuestro país, la consultora PwC ya estimaba en el año 2020 que el impacto de blockchain en el PIB podría moverse en torno a los 24.000 millones de dólares en 2030. Susceptible de aplicarse en multitud de industrias, el consenso de los expertos es que donde tiene mayor recorrido es en finanzas. Paula Pascual, CEO de Merge, el principal evento institucional de cripto y Web3 en América Latina y el sur de Europa, cree que en este ámbito blockchain desempeñará un papel reseñable «no tanto por ofrecer cripto a clientes o por lanzar nuevos productos de inversión, sino por tres líneas que están cambiando la forma en la que entendemos el dinero». La primera es el crecimiento de las ‘ stablecoins ‘, divisas digitales que funcionan como las criptomonedas, pero mantienen un valor estable en dólar, euro u otro activo. «En América Latina están teniendo un impacto enorme porque permiten pagar dentro y fuera del país de forma rápida y barata. Hoy mueven incluso más volumen anual que redes como Visa o Mastercard, lo cual da una idea de lo que viene», concreta. La segunda es la tokenización de activos financieros. «Veremos cómo bonos, fondos o instrumentos de deuda se empiezan a emitir y negociar de forma digital. Estamos aún en fase de pilotos y primeras pruebas, pero es una tendencia que va claramente hacia mercados mucho más ágiles y programables», dice. La tercera son las CBDCs, monedas digitales de los bancos centrales , cuya evolución dependerá del enfoque de cada país, «pero sin duda estarán en el centro de la conversación en los próximos años». Desde la Asociación Española de Banca (AEB) destacan que la tecnología blockchain, o DLT, aporta al sector bancario ventajas importantes: «Permite un registro compartido, seguro y sincronizado, donde las transacciones se validan casi de inmediato, reduciendo complejidad y costes. Su carácter inmutable y trazable refuerza la confianza y minimiza riesgos de fraude». Características «especialmente útiles en procesos con múltiples intermediarios o gran volumen de transacciones , como pagos internacionales, préstamos sindicados o trade finance». Señalan, además, que el blockchain abre la puerta a nuevos modelos de negocio digitales, como la tokenización de activos o el empleo de contratos inteligentes, que permiten automatizar procesos, aumentar la liquidez de los activos y facilitar operaciones más ágiles y transparentes. «Entre los casos de uso más relevantes destacan los pagos transfronterizos y las remesas, donde algunos bancos ya están aplicando soluciones basadas en blockchain , logrando transferencias más rápidas, seguras y eficientes», dicen. Otra aplicación a seguir es la liquidación de valores y mercados de capitales: «La tokenización de activos financieros permite que la entrega del valor y el pago se realicen de forma simultánea, eliminando el riesgo de contraparte, mejorando la liquidez y simplificando los procesos de compensación y liquidación». Sobre el papel quizá parezca fácil llevar todo esto a la práctica, pero nada más lejos de la realidad. «Uno de los desafíos para adoptar blockchain en la banca es integrarlo de forma efectiva en los sistemas existentes, garantizando interoperabilidad y seguridad entre redes. También es clave contar con marcos regulatorios claros, que aseguren la custodia de activos tokenizados, la validez de los registros y el cumplimiento normativo», apunta la patronal. Retos en los que avanzar para exprimir al máximo el potencial de esta tecnología que también emerge como aliada en industrias como la logística. Francisco Aranda Manzano, presidente de UNO (Organización Empresarial de Logística y Transporte), alude al proyecto Simple, desarrollado por el Ministerio de Transportes, junto con Puertos del Estado y en el que participa UNO. «Esta plataforma blockchain rastrea la mercancía desde su origen hasta su destino, interconectando la trazabilidad a lo largo de los distintos modos de transporte. Cada actor de la cadena puede visualizar el estado de la mercancía en tiempo real , con la seguridad y transparencia que ofrece blockchain», ahonda. La ventaja es la seguridad, transparencia y confianza compartida entre múltiples actores de la cadena logística, algo difícil de lograr con sistemas tradicionales centralizados. En su opinión, la adopción de blockchain en España es «relativamente baja» en comparación con otras tecnologías emergentes como la inteligencia artificial o el big data. «El mayor obstáculo actual es el coste de implementación y la falta de casos de uso claros que generen una ventaja competitiva inmediata. El blockchain es una tecnología muy potente, pero las empresas adoptan soluciones principalmente cuando perciben beneficios tangibles. Por ahora, esos beneficios se materializan solo en entornos con múltiples actores interconectados, lo que limita la adopción generalizada», justifica. Para Julián Inza, presidente de la Comisión de Blockchain de Ametic, cualquier actividad que se beneficie de la trazabilidad encontrará en la cadena de bloques una herramienta interesante. Una aplicación quizá no tan conocida es la tokenización de los créditos de carbono. Los proyectos de fijación de CO2 generan derechos financieros. Al convertirlos en activos digitales en la cadena de bloques, se garantiza su trazabilidad y unicidad, lo que permite a las empresas comprarlos para compensar sus emisiones. Por otra parte, Inza explica el efecto positivo que las CBDCs tienen en esta tecnología: «A veces se asocia a algo ‘underground’, pero que sea la base de servicios tan serios, en entornos supervisados, le da credibilidad». A nivel regulatorio, se han dado pasos importantes, ya que la Unión Europea ha reconocido la tecnología de registro distribuido como ‘servicio de confianza cualificado’, lo que implica una presunción legal de validez en toda la UE. En concreto, el reglamento europeo eIDAS 2 introduce el archivo cronológico cualificado, que puede utilizar blockchain para garantizar la integridad e inmutabilidad de los datos electrónicos a lo largo del tiempo. Como aspecto a mejorar, Inza pide la creación de «un marco de subvenciones que refleje casuísticas de uso y que impulse que a los aventureros que se meten a hacer proyectos no les salga tan caro poner en marcha las iniciativas iniciales». Javier Gispert, profesor del Máster en Blockchain e Inversión en Activos Digitales del IEB, sostiene que el ritmo de adopción en España presenta una dualidad distintiva en el contexto de la Unión Europea. «Por un lado encontraríamos el liderazgo minorista donde España se consolida como uno de los referentes en Europa en la adopción de activos digitales a nivel de usuario y retail», indica. Esta alta penetración ciudadana «facilita la posterior adopción empresarial al existir una base de usuarios familiarizada con la tecnología subyacente». Por otro lado, habla de una adopción empresarial prudente: «A nivel de grandes corporaciones, se mantiene en una fase de ‘prueba de concepto’ o de proyectos piloto estratégicos, equiparable a países como Francia o Alemania. Sin embargo, España se diferencia por su apuesta decidida por la infraestructura pública a través de la ISBE, una iniciativa que la sitúa a la vanguardia en la creación de un ‘framework’ institucional compatible con el futuro marco regulatorio europeo (MiCA)». En su opinión, las barreras que impiden una aceleración más robusta en las empresas españolas son de carácter económico y de capital humano . El gap de talento técnico se refleja sobre todo en la escasez de arquitectos blockchain y desarrolladores sénior especializados en la optimización de protocolos y el desarrollo de ‘smart contracts’ seguros, un déficit que «eleva los costes de contratación y ralentiza el desarrollo de soluciones a escala». El docente incide en que universidades y centros de formación son esenciales para cerrar la brecha, a través de actuaciones como integrar fundamentos de criptología, teoría de juegos y sistemas distribuidos en los planes de estudio de ingeniería, ofrecer másteres y posgrados enfocados en el desarrollo de ‘smart contracts’ y la arquitectura de soluciones ‘enterprise blockchain’ o formar a profesionales en el impacto regulatorio y la gobernanza de blockchain. Asimismo, recuerda que para las pymes, la integración de blockchain implica con frecuencia la costosa migración de sistemas ‘legacy’ . «El retorno de la inversión a menudo no es inmediato, lo que exige un cambio de mentalidad y un compromiso financiero a largo plazo que muchas organizaciones dudan en asumir». Por último, expone que, a pesar de los avances a nivel UE (MiCA, DORA), «la necesidad de claridad y estandarización en la trasposición de la normativa a nivel nacional genera un ambiente de cautela, sobre todo en sectores altamente regulados como banca y seguros». En enero echará a rodar la Infraestructura de Servicios Blockchain de España (ISBE), que acelerará la adopción entre las pymes, pues como explica Gispert, «al proporcionar la infraestructura subyacente de manera estandarizada y segura, reduce la barrera de entrada tecnológica y financiera, permitiendo que las empresas se centren en el desarrollo de la aplicación de negocio sin incurrir en los altos costes de mantenimiento de su propia infraestructura de red». Este proyecto estratégico, impulsado por la Comunidad de Madrid y ejecutado por Alastria (una de las mayores plataformas blockchain público-permisionadas y multisectoriales del mundo, formada por más de 500 socios), desplegará la primera red blockchain nacional, pública a interoperable, alineada con la European Blockchain Services Infrastructure (EBSI). «Resolverá los grandes problemas que se dan en las relaciones entre el sector privado y el público», comenta Miguel Ángel Domínguez, presidente de Alastria. Frente a la red SARA, que conecta las redes de las administraciones españolas e instituciones europeas para facilitar el intercambio de información, pero sin incluir a empresas ni ciudadanos, ISBE sí lo hará. «Por ejemplo, cuando una administración notifica a una empresa que le va a conceder una ayuda, tiene que ir al banco a pedir el certificado de titularidad bancaria. La idea es que ciudadanos y compañías dejen de actuar como ‘administrativos de la administración’, logrando una burocracia que funcione mucho mejor gracias a la automatización», explica. Uno de los rasgos distintivos del proyecto, según Domínguez, es que todos los despliegues que se hagan en él van a estar controlados y con garantías de cumplimiento normativo. Como trabajo llamativo en marcha, menciona Prosegur Digital Gold, una plataforma con la que cualquier usuario puede adquirir oro tokenizado en pequeñas fracciones de forma sencilla y segura. «Queremos dar a las empresas oportunidades para que construyan proyectos tecnológicos que les permitan vender globalmente y nos gustaría que de aquí salieran unicornios», confiesa el presidente de Alastria, que destaca que las aportaciones de cada participante en el proyecto pueden ser reutilizadas por los demás, generando sinergias positivas. El ecosistema evoluciona a un ritmo frenético apoyado también en startups como Sybol, fruto de un intraemprendimiento de Repsol, cuyo propósito es asegurar que la información digital que se intercambian las empresas es veraz y confiable. Lo hace a través de un sistema que permite la creación de identidades digitales de personas jurídicas que, junto a la emisión e intercambio de credenciales verificables y apoyados en blockchain, posibilitan la autenticación de la información sin necesidad de intermediario, demostrando grandes eficiencias sobre procesos actuales de verificación y certificación documental. Raúl López, CEO de la firma, indica que los casos de uso son muchos, pero han constatado que la aplicación de su tecnología en procesos de ‘onboarding’ y homologación de empresas es altamente eficiente. «Las compañías proveedoras deben facilitar multitud de documentación en formato digital, que tiene que ser revisada y validada. Nuestra tecnología permite, gracias a la identidad digital corporativa y al uso de credenciales verificables, validar una única vez dicha documentación, garantizando que se pueda compartir con el resto de manera veraz y confiable. De este modo, se reducen drásticamente los procesos de validación, eliminando intermediarios y fases que aportan poco valor», señala como ventaja. Este proceso de homologación se puede extender al propio equipo de la compañía, «trasladando la aplicación de Sybol a casos de uso en controles de acceso, donde el personal de una subcontrata deba acreditar capacidades/certificaciones específicas». Una vez realizada la verificación, con Sybol es posible compartirla de manera segura y sin necesidad de acceder a sistemas centralizados, gracias a blockchain. De este modo, se pueden verificar capacitaciones entre múltiples clientes. Según Raúl López, CEO de la firma, la aplicación en procesos de ‘onboarding’ y homologación de empresas es muy eficiente. «Las compañías proveedoras deben facilitar multitud de documentación en formato digital, que tiene que ser revisada y validada. Nuestra tecnología permite validar una única vez dicha documentación, garantizando que se pueda compartir con el resto de manera veraz y confiable. Así se reducen los procesos de validación, eliminando intermediarios y fases que aportan poco valor», señala. Desde un punto de vista de emisión de credenciales, surgen también oportunidades, como la emisión de certificados propios, como los relacionados con los cursos internos que imparten las compañías. «No suelen estar reglados y se pierde valor al no tener manera de demostrar la formación recibida. Gracias a nuestra tecnología, los empleados pueden usar estas credenciales emitidas por sus empresas de forma segura y veraz, para presentar internamente o a otras compañías el detalle de la formación». Gracias a esta aplicación, se optimizan procesos de reclutamiento, garantizando las capacitaciones de los empleados, movilidad y reorganización del talento interno, controles de accesos asociados a capacitaciones… La startup comercializa una licencia en modalidad Software as a Services (SaaS) de la plataforma, con diferentes niveles de contratación en función de las funcionalidades que solicite el cliente y del nivel de transacciones estimado a realizar. También vende su solución como marca blanca, pudiendo sublicenciar el producto a otras compañías que necesiten una solución como Sybol. Por último, ofrece servicios profesionales que permitan a las compañías integrar Sybol con sus sistemas transaccionales, así como la adecuación de los procesos para generar eficiencias mediante Sybol, demostrando realmente su valor con el uso. La tecnología ya está siendo utilizada por Repsol Electricidad y Gas, y la empresa se encuentra en conversaciones muy avanzadas con grandes compañías del sector energético y, concretamente, en los procesos de Logística y Transporte, esperando cerrar 2025 con, al menos, dos grandes corporaciones más. La Comunidad de Madrid anunciaba recientemente que iba a subvencionar un proyecto basado en blockchain para mejorar el control de la ganadería extensiva , en el que se monitorizarían a los animales en tiempo real gracias a dispositivos conectados a internet para que queden registrados eventos como traslados entre parcelas, problemas de salud o hábitos de pastoreo, ofreciendo transparencia a los consumidores sobre los productos cárnicos y otorgando a la administración una mayor eficacia en el seguimiento. Este es solo un ejemplo del impacto de la cadena de bloques en la vida real. Concebida como una base de datos distribuida e inmutable, está llamada a jugar un papel central en el futuro de la industria, tanto para reforzar la confianza de los usuarios como para aumentar la eficiencia, competitividad y diferenciación de las compañías. Beatriz Romanos, autora de ‘Foodtech, la gran revolución de la industria alimentaria’ (LID Editorial), aporta dos datos que reflejan la necesidad de que los fabricantes sean claros respecto a cómo se ha elaborado un producto: el 81% de los compradores afirman que la transparencia es importante o extremadamente importante para ellos y el 74% estarían dispuestos a cambiar a marcas que les ofrezcan más información sobre el origen de los artículos. Navidul, por ejemplo, fue pionera en nuestro país al implantar blockchain en sus piezas ibéricas. Grupo Avícola Rujamar, que vende huevos ecológicos, camperos y de suelo, es otra de las que han recurrido a él. «Los actores que aspiran a diferenciarse por la calidad o la sostenibilidad son los primeros que quieren certificar que cumplen lo que dicen», apunta Romanos. Esta tecnología también sirve para abordar el reto de la seguridad alimentaria. La experta en ‘foodtech’ recuerda lo ocurrido en 2011 con la crisis del pepino, cuando las autoridades de Hamburgo señalaron sin pruebas contundentes a los pepinos españoles como los causantes de un brote de Escherichia coli. El blockchain es una poderosa arma para arrojar luz en situaciones tan delicadas. Asimismo, resulta un aliado en la lucha contra el fraude. Por ejemplo, en el marco del proyecto europeo Tracewindu , la Universidad Autónoma de Barcelona ha impulsado un sistema de etiquetas inteligentes para trazar la trayectoria de cada botella desde el viñedo hasta la mesa, con el registro de todos los intermediarios por los que pasa, para proteger la industria de las pérdidas millonarias debido a las falsificaciones y al comercio ilegal. El emprendimiento innovador ha visto en esta tecnología un atractivo nicho, lo que ha dado lugar al nacimiento de soluciones especializadas. La experta habla, por ejemplo, de Trazable Lifecycle, una herramienta para que las empresas agroalimentarias midan el impacto ambiental de sus productos, o de la startup Naria, que conecta a la industria alimentaria con entidades sociales para la donación y gestión trazable de excedentes mediante blockchain. «El éxito del blockchain va parejo al nivel de digitalización de las compañías. Si la información sobre el origen de un producto está digitalizada, va a ser más fácil introducirla en la cadena, por lo que hace falta alcanzar lo que llamamos un hilo digital completo», explica la experta. Para que los datos que ‘nutren’ la cadena sean fiables, ayuda que se automaticen lo máximo posible para evitar el error humano. «Conforme avanza el internet de las cosas o la inteligencia artificial –dice–, el proceso va siendo más sencillo». Estamos ante una carrera de fondo que, por el momento, avanza a buen ritmo.
