Publicado: mayo 2, 2025, 2:03 am
Dicen que El Mago de Oz está maldito: accidentes, incendios, muertes prematuras y leyendas oscuras rodearon su rodaje. Pero ¡ojo! También existen los que dicen que pisar una caca da suerte. La película de Judy Garland ha sido fuente inagotable de inspiración: los de MinaLima han creado un libro-joya, millones de fans han disfrutado del musical Wicked en los teatros y han vibrado en los cines convirtiendo la historia en un fenómeno pop global.
La familia de la tele, el nuevo programa de María Patiño y Belén Esteban en RTVE, ha usado la historia del Mago de Oz como argumento de sus promociones. Después de que su estreno haya sido cancelado dos veces tras la muerte del papa Francisco y el gran apagón, algunos han dicho que podría estar maldito pero, a veces, la mala suerte simplemente es una pausa necesaria y lo importante es el contenido. Ahí La familia de la tele acierta.
Será el próximo lunes cuando, por fin, La Beyonsebe, La Patrona, Inés Hernand, Aitor Albizua y los demás desfilen por Prado del Rey. ¡A la tercera va la vencida! Porque lejos de estar gafado, este programa está destinado a marcar una nueva era en la televisión pública. Una tele que no solo informa y forma, también entretiene, emociona y da oportunidades cumpliendo con su deber social.
La familia de la tele es un homenaje a la historia televisiva de nuestro país, a la memoria audiovisual colectiva y también una apuesta firme por el presente con una mirada moderna y luminosa hacia el futuro. Es nostalgia sin naftalina. Es cultura pop sin cinismo. Y es necesario, porque la televisión pública necesita renovarse sin perder su alma, como Dorothy regresando de Oz: con las ideas más claras y sabiendo que no hay lugar como el hogar.
Ni hay maldición ni La familia de la tele está gafado: está destinado a triunfar por ser magia y cultura. Porque si El Mago de Oz nos enseñó algo es que a veces hay que atravesar una tormenta para aterrizar en el lugar correcto. Porque Oz, más que un lugar, es una promesa. Y en este caso, nuestra tele bien se merece un camino de baldosas amarillas. ¡Nos vemos el lunes!