Publicado: noviembre 4, 2025, 6:28 pm
Son estos partidos en los que empiezan a decidirse los campeones. La de Anfield fue una auténtica batalla de colosos. Un Liverpool en un mal momento recibía a un Real Madrid en racha. Pero cuando el balón echó a rodar, nadie se acordó: los reds fueron muy superiores sobre el césped y se llevaron una victoria importantísima que pudo ser por goleada de no ser por un Courtois sublime, que no pudo evitar la primera derrota blanca en esta Champions League.
Se jugaba en Anfield uno de los clásicos del fútbol europeo, el segundo en diez días para los blancos tras recibir al FC Barcelona en el Bernabéu, y Xabi Alonso –por primera vez de regreso en Liverpool– apostó por el mismo once que aplastó a los culés y dejó el liderato en casa. Enfrente tenía a un Liverpool en horas bajas que sorprendió de inicio: el pitido inicial fue su grito de guerra.
Los reds sacaron en largo para amenazar el área de Courtois desde el primer minuto, y asfixió con una presión altísima que descolocó a los jugadores del Real Madrid. Con una hinchada volcada, los de Slot plantearon un partido frenético en el que Courtois tuvo que volver a alzarse héroe, recordando aquella final en París en la que fue la pesadilla del conjunto inglés.
Tuvo que sacarlas de todos los colores. La más destacada fue a bocajarro en el punto de penalti a Szoboszlai, que también sufrió al belga en varios remates desde fuera del área, y a Mac Allister al borde del descanso. Sufrió muchísimo el conjunto blanco, que hasta se libró de un penalti por mano de Tchouaméni en el área, que el árbitro había señalado fuera y que recibió la llamada del VAR. Tras pasar por la pantalla, al colegiado no le pareció suficiente como para conceder la pena máxima y el balón volvió a rodar.
Mejoró el Real Madrid con el paso de los minutos, siempre dejando una gran versión en defensa más allá de algunos errores individuales que pudo corregir y dominando la posesión, y pudo también adelantarse en el marcador. La más clara, después de que Arda Güler reclamase un penalti cuando se encontró con la pierna de Robertson al armar el disparo en el área, fue un remate de Bellingham al primer palo que Giorgi Mamardashvili resolvió bien.
Como se esperaba de un partido así, se resolvió en los pequeños detalles, cuando el Liverpool hizo efectiva una de sus principales armas: el balón parado. Al inicio de la segunda mitad, siguiendo con la dinámica asfixiante que había marcado el primer tiempo, los blancos concedieron demasiadas acciones claves desde la pizarra. Una de ellas, una falta de Bellingham al costado del área, acabó en la red. Szoboszlai colgó un balón perfecto que Mac Allister remató para batir, por fin, a Courtois.
Apretó el Real Madrid en busca del empate. Lo rozó por momentos, cuando Mbappé, al que le costó despertar, apareció en el partido y dejó un disparo que se fue rozando el palo. El Liverpool mantuvo el resultado sin sufrir demasiado y se quedó los tres puntos ante un Madrid que perdió la oportunidad de reafirmar que puede dar la cara en partidos grandes.
