Publicado: agosto 13, 2025, 6:23 am
La cuenta atrás entra en su recta final, Trump y Putin se encontrarán en Alaska el viernes 15 de agosto para una cumbre sin precedentes, que podría redefinir el futuro de Ucrania. La reunión, convocada por el presidente estadounidense, busca negociar un alto el fuego, aunque en los últimos días en los pasillos de la Casa Blanca resuenan posibles “intercambios territoriales”. Una declaración muy poco concreta que el presidente ucraniano Volodímir Zelenski rechazó el pasado sábado de forma tajante: «Los ucranianos no cederán sus tierras a los ocupantes», alegando que esto violaría hasta su propia constitución.
Mientras tanto, sobre el terreno, Moscú intensifica su presión militar. En los últimos días, las fuerzas rusas han logrado avances al noreste de Pokrovsk, en la región de Donetsk, según informan analistas y soldados ucranianos. Esta ofensiva, lanzada a escasos días de la cita en Alaska, añade tensión a unas negociaciones que ya se anticipan complejas, con el frente militar marcando el compás de la diplomacia.
El presidente de Ucrania ha lanzado un mensaje desde su cuenta en X sobre las operaciones rusas en el frente alegando que Putin «no se está preparando para un alto el fuego ni para el fin de la guerra». Según Zelenski, la inteligencia ucraniana ha detectado que el Kremlin está redistribuyendo tropas y fuerzas con vistas a nuevas operaciones ofensivas, lo que desmiente cualquier gesto hacia una situación de posguerra. “Putin está decidido a presentar una reunión con Estados Unidos como una victoria personal y luego seguir actuando como antes, ejerciendo la misma presión sobre Ucrania”, señaló el mandatario, que subrayó que sus socios internacionales están siendo informados de manera constante sobre la realidad en el frente, la diplomacia y los planes futuros de Moscú.
En este contexto bélico, las tropas ucranianas están resistiendo y limitando los progresos rusos a lo largo de la mayor parte del frente. Sin embargo, la plataforma de análisis DeepState, corroborada por testimonios procedentes del propio frente, advierte que las fuerzas rusas han abierto una estrecha cuña en las defensas ucranianas cerca de Mayak, a unos 15 kilómetros de Pokrovsk. Según estas informaciones, las unidades rusas han avanzado al menos diez kilómetros hacia el norte, en dirección a Dobropilia, una ciudad de 60.000 habitantes antes de la guerra, y amenazan con atravesar y capturar fortificaciones de reciente construcción en esa zona.
Si las fuerzas rusas consolidan sus posiciones y despliegan sus operadores de drones kamikaze en el área, podrían potencialmente cortar una carretera importante a Kramatorsk, un bastión ucraniano clave en Donetsk, advierten los analistas. El mando militar ucraniano ha relativizado esta incursión y ha afirmado que un pequeño grupo ruso se ha infiltrado en la zona, pero no la controla. No obstante, el grupo de fuerzas ‘Dnipro’ confirma que hay combates cerca de la localidad de Kúcheriv Yar, en línea con algunas de las informaciones de DeepState.
Despliegue de reservas
Varios analistas militares sugieren que Ucrania todavía podría neutralizar esta amenaza en los próximos días o semanas, como ha hecho con incursiones rusas similares en el pasado. Oleksí Mélnik, un teniente coronel en la reserva y analista de seguridad del centro de estudios Razumkov en Kiev, dijo a EFE que las fuerzas rusas, al avanzar a lo largo de un corredor estrecho, han dejado sus flancos expuestos a contraataques ucranianos potencialmente devastadores. «Si las fuerzas ucranianas despliegan reservas y actúan con rapidez, los rusos encaran un alto riesgo de ser rodeados, capturados o destruidos», afirmó.
El cuerpo ucraniano de élite ‘Azov’ ha sido desplegado para contener el avance ruso. «La situación es dinámica y compleja. El enemigo está sufriendo pérdidas significativas de personal y equipamiento», afirmó ‘Azov’ en Telegram.
Volodímir Nazarenko, vicecomandante del batallón ‘Fuerza de Libertad’, parte de la brigada ‘Rubizh’, que también combate en la zona, rechazó las alegaciones de una incursión rusa masiva. «Nuestros hombres están luchando como leones, eliminando a docenas de rusos. Es duro, pero no hay motivo para entrar en pánico», dijo en un vídeo publicado en Facebook.
Los retos sistémicos
Una serie de exoficiales y de conocidos voluntarios civiles que ayudan a equipar al Ejército atribuyen la incursión rusa a problemas persistentes, como la movilización insuficiente y valoraciones inadecuadas de la situación por parte del mando militar ucraniano.
Varios observadores militares coinciden en que la falta de soldados de infantería dificulta a las fuerzas ucranianas impedir que pequeños grupos rusos de infantería infiltren unas defensas porosas situadas en la primera línea. Estos pequeños grupos, que a menudo se desplazan a pie, en moto o en vehículos ligeros, sortean deliberadamente las posiciones de la infantería ucraniana, separadas por cientos de metros, al evitar los enfrentamientos directos.
Aunque los drones ucranianos suelen detectarlos y destruirlos, algunos soldados rusos logran pasar inadvertidos más allá de las defensas ucranianas. En algunos casos, los oficiales ucranianos no informan de estos acontecimientos, lo que conlleva una falta de reacción de los mandos superiores.
Mikola Bielieskov, del Instituto de Estudios Estratégicos, señaló en su blog que las tropas ucranianas están «ganando tiempo» para que Ucrania lidie con estos problemas sistémicos.
Manteniendo la línea de frente
Por otro lado, pese a la agresiva ofensiva rusa, la situación en el frente, que se extiende a lo largo de más de 1.000 kilómetros, «no ha cambiado drásticamente» en los últimos meses, dijo Mélnik. Según este analista de seguridad, los avances rusos siguen siendo relativamente limitados. Estima que Rusia necesitaría años de costosos asaltos para capturar parte del Dombás bajo control ucranianos, incluidas ciudades fortificadas como Kramatorsk y Sloviansk.
El analista espera que la ofensiva pierda impulso en uno o dos meses debido al tiempo desfavorable y a la falta de follaje que oculte a los rusos de los drones ucranianos. Esta perspectiva podría estar detrás de las recientes propuestas de Putin de un «intercambio de territorios» en el que Ucrania cediese zonas aún bajo su control, a cambio de otras ocupados por los rusos, que Mélnik rechazó como «ridículas».