Publicado: septiembre 4, 2025, 1:23 pm
Lisboa sigue en shock después de que un vagón del funicular de Gloria, en pleno centro histórico de la capital portuguesa, descarrilara y se estrellara. Han muerto 17 personas y otras 21 están heridas.
El trayecto de este elevador dura apenas tres minutos. Lo toman a diario los residentes locales para desplazarse por las empinadas cuestas de la capital. Pero hoy es sobre todo una atracción para los turistas que han tomado la ciudad. Suelen hacer largas colas para disfrutar del viaje en uno de los tranvías centenarios de Lisboa y de las vistas panorámicas de la ciudad.
Inaugurado el 24 de octubre de 1885, el Elevador de Gloria conecta la céntrica plaza Restauradores de Lisboa con el Bairro Alto. Es uno de los funiculares que existen en el casco histórico de la ciudad para ayudar a subir sus cuestas empinadas. El más antiguo es el de Lavra, que se inauguró en 1884.
275 metros y una inclinación del 18%
El de Gloria fue diseñado por el ingeniero Raúl Mesnier de Ponsard, bajo la directrices de la Nueva compañía de los Ascensores Mecánicos. De su construcción se ocupó la empresa alemana Maschinenfabrik Esslingen.
De su gestion se ocupa la Companhia Carris de Ferro de Lisboa —la empresa de transporte público de pasajeros—. Hoy, transporta alrededor de tres millones de pasajeros al año. Los lleva en un trayecto corto (275 metros) pero empinado (la inclinación es del 18%). Desde 2002, el elevador de Gloria es monumento nacional.
Al principio, funcionaba con un mecanismo de contrapeso de agua que posteriormente fue sustituido por tracción de vapor. Desde 1914 empezó a moverse con energía eléctrica. Está compuesto por dos vagones (uno de subida y otro de bajada) conectados a un mismo cable. Cada uno tiene capacidad para 22 personas sentadas y 20 de pie.
Cómo funciona el elevador
El funicular de Gloria consta de dos vagones conectados por un cable de acero que pasa por una polea situada en la parte superior de la vía. Cuando uno asciende, el otro desciende, actuando como contrapeso. Un motor eléctrico, también ubicado en la parte superior, proporciona tracción, controlando la velocidad y evitando cualquier desequilibrio.
Cada cabina pesa vacía entre 9 y 11 toneladas, y puede superar las 15 toneladas cuando va cargado de pasajeros. El sistema es muy eficiente. Su consumo de energía se reduce al mínimo porque el esfuerzo se limita a superar la fricción y las pequeñas diferencias de carga entre los dos vagones.
Además del cable de tracción principal, hay un cable de seguridad adicional, ambos fabricados en acero de alta resistencia.
Finalmente, los frenos, que son tres. En cada cabina hay un freno mecánico de vía. Se activa en caso de pérdida de tensión del cable, bloqueando automáticamente a los raíles. El freno centrífugo funciona en cuanto la velocidad supera un límite previamente definido. Finalmente, el freno manual de emergencia, que activado por el guardafrenos, garantiza un control adicional en cualquier situación anormal.
Qué pudo pasar: el cable, las ruedas…
Testigos del accidente de este miércoles han explicado a los medios portugueses que el vagón del elevador parecía estar fuera de control mientras bajaba deprisa, muy deprisa. Pasaban cuatro minutos de las seis de la tarde. ¿Qué pudo pasar para que el funicular se soltara y rodara durante 51 segundos a toda velocidad?
Según los primeros informes, la cabina que estaba abajo, cerca de la Plaza Restauradores, descendió entre uno y dos metros e impactó contra el borde inferior de la vía sin descarrilar. Este impacto causó, en su mayoría, lesiones leves. La otra cabina avanzó a gran velocidad, descarriló y volcó en una curva, impactando contra un edificio y quedando completamente destruida.
Habrá que esperar a las conclusiones de la investigación de los técnicos, pero las primeras impresiones apuntan al cable que conecta los dos vehículos. Según el informe pericial, el cable se encuentra entre las vías, en un conducto técnico y se cree que fue la causa del accidente.
«Los dos vehículos (vagones) están conectados por un cable, y el peso del que desciende impulsa al que asciende, actuando como contrapeso«, ha explicado al canal portugués SIC el profesor de Ingeniería Civil, Carlos Oliveira Cruz. Al parecer, el cable se soltó.
¿Qué pudo hacer que se soltara? Aquí se apunta a las ruedas del convoy. Éstas tienen un verdugo, es decir, una protuberancia lateral que permite que sean guiadas por el riel. Para evitar que esta brida se desgaste, las ruedas deben girarse periódicamente para mantener esta protuberancia entre la rueda y el riel. «Lo sucedido, sin embargo, revela graves fallas en el mantenimiento de las ruedas de los vehículos que se pueden ver a simple vista», asegura el diario portugués Publico.
¿Demasiados turistas, demasiado uso?
El profesor Oliveira cree que es posible que no sólo fallara el cable. «También hay frenos que ayudan a detener el vehículo y, en situaciones críticas, deberían ayudar a inmovilizarlo. Es posible que se hayan producido fallas simultáneas, sobre todo porque la seguridad del sistema no se basa en un solo componente», asegura.
En sus declaraciones a SIC Noticias, el experto se ha referido también de la necesidad de prestar atención a la creciente presión, especialmente por parte del turismo, que han sufrido estos sistemas, incluyendo ascensores y tranvías. Este profesor de Ingeniería Civil espera «que las entidades que los gestionan y mantienen presten atención a este mayor uso de equipos». Asegura que su mantenimiento «es más costoso que reemplazarlos por equipos más modernos».
Mantenimiento externalizado desde 2023
Las inspecciones son obligatorias y la Companhia Carris de Ferro de Lisboa afirma haber cumplido con todos los protocolos de mantenimiento del elevador. En un comunicado, ha precisado que en concreto «fueron realizados y respetados» todos los protocolos, tanto el de mantenimiento general, que se produce cada cuatro años y que tuvo lugar por última vez en 2022, y el de reparación intercalada, que se lleva a cabo cada dos años y que se produjo en 2024.
Oficialmente, de conformidad con las normas internacionales de seguridad, los cables se sustituyen periódicamente, incluso si no presentan signos visibles de desgaste. Carris asegura haber cumplido «de forma escrupulosa los programas de mantenimiento mensual, semanal y la inspección diaria».
Pero hay un factor importante que apuntan los trabajadores de la empresa: ese mantenimiento se externalizó hace dos años. De hecho, la plantilla había denunciado en varias ocasiones que los trabajos de puesta a punto se habían hecho deficientes, informa Publico.