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Así es Vanja Bosnić, la esposa de Luka Modric: economista y alejada de las redes

Publicado: junio 15, 2025, 6:28 am

Es muy fácil hablar de Luka Modrić. La finalización de su contrato con el Real Madrid ha hecho que corran ríos de tinta acerca de las virtudes de uno de los mejores jugadores de la historia, no solo del conjunto blanco. Multitud de títulos a nivel colectivo, una histórica final de un Mundial con su selección nacional, e incluso un Balón de Oro como colofón individual a una carrera envidiable que casi nadie podía pronosticar cuando llegó al Santiago Bernabéu rozando los 30 años. Pero ahora, a punto de cumplir los 40 (en septiembre), comienza una nueva etapa para él… Y para su esposa, Vanja Modric.

Vanja, cuyo apellido de soltera es Bosnić y que es tres años mayor que él, no responde en absoluto al prototipo, en la imaginería popular, de esposa de futbolista. No es solo que no tenga redes sociales —tuvo un Instagram que cerró en 2017 con apenas 40 publicaciones— y que sea totalmente ajena a la idea de ser influencer o modelo, porque tampoco es que sea una asidua a las revistas de papel couché, sino que lleva una vida totalmente alejada del foco mediático, incluso antes de casarse con el centrocampista, lo cual tuvo lugar en una ceremonia privada en Croacia hace 15 años. Un anonimato que, por otra parte, ha aprovechado para seguir continuar ejerciendo su carrera y criar a los tres hijos que ha tenido la pareja.

Ivano, Ema y Sofía, nacidos en 2010, 2013 y 2017, respectivamente, son los nombres de los tres pequeños del matrimonio —los dos mayores ya han comenzado sus carreras en categorías inferiores de equipos madrileños— y todos ellos han vivido en un chalet de 700 metros cuadrados, a los que hay que sumar una parcela de casi 3.000 metros cuadrados, en la exclusiva zona de La Moraleja que compraron hace casi una década por 2,3 millones de euros. Hasta entonces habían vivido de alquiler.

Y es que otra de las peculiaridades de Luka y Vanja es que no son ni ostentosos ni derrochadores. Sobre todo por los orígenes del futbolista balcánico y por la carrera de Vanja, quien estudió Economía en la Universidad de Zagreb y, precisamente gracias a ello, se convirtió en la representante de su esposo, habiendo conseguido para ello la licencia de la FIFA para ejercer de agente profesional y siendo, por ejemplo, quien negoció su fichaje por el Real Madrid en 2012, algo que ahora habrá de hacer con su siguiente escuadra.

Porque su inteligencia —una de sus mayores virtudes según quienes la conocen— y su capacidad de adaptación, lo cual se demuestra en lo afincada que está en la capital española, son fruto de una infancia que tuvo una etapa más sencilla y otra mucho más complicada. De hecho, esto mismo fue el propio Lukita, como le llaman los aficionados madridistas, quien lo destapó en su autobiografía Mi partido, en el que narraba no solo gestas deportivas, sino sus comienzos difíciles debido a haberse criado en Zadar durante la guerra de la Independencia croata.

«Vanja creció en mejores condiciones que yo», escribe el 10 en su libro, «pero tampoco fue fácil para ella, especialmente en el sentido emocional. Nació en Varaždin. Su madre, Vesna Juraić, tuvo complicaciones durante el embarazo, por lo que estuvo hospitalizada durante tres meses», añade, así como que su esposa se crio en Kutina, una ciudad «a ochenta kilómetros de Zagreb, porque su padre, Milan Bosnić, jugaba a baloncesto y tenía un restaurante allí». «Su madre se licenció en Economía, así que ella creció en una buena familia, rica, y viajaban con frecuencia. Incluso estuvo en Sarajevo en 1984 en los Juegos Olímpicos de Invierno», señala Luka.

Sin embargo, continúa la leyenda blanca, cuando Vanja tenía 11 años, sus padres se divorcian y su situación cambia drásticamente, pues de un día para otro llegan los problemas económicos, resultado de la pérdida total de contacto con su padre. «A los doce años», revela el futbolista, «Vanja tuvo que asumir parte de las responsabilidades de su madre para hacerle la vida diaria más fácil». Así, mientras sus amigas se divertían y tenían una adolescencia más descuidada, «ella tuvo que aprender a cocinar, a limpiar una casa, lavar la ropa y planchar».

El golpe de suerte llegaría cuando su madre consiguió un puesto de trabajo en el Dinamo Zagreb. Gracias a ese trabajo pudo estudiar su carrera, tras lo cual entró a trabajar en la Agencia Deportiva Mamic, donde después de dos años conocería, en 2007, a Luka, cuando él apenas si era una joven promesa del equipo. Tres horas de conversación telefónica y sabían que estaban hechos el uno para el otro, hasta el punto de que, cuando él ficho por el Tottenham, ella no dudó en dejarlo todo para acompañarle.

«Rápidamente, llegamos a la conclusión de que teníamos las mismas prioridades en la vida y el mismo punto de vista en el tema familiar», rememora Modric en sus páginas dice Luka, así como que desde el día en que se conocieron, ella «se sacrificó» por él y su familia. «Esta mujer extraordinaria con una personalidad maravillosa lo es todo para mí. Si no hubiera aparecido en mi vida cuando tenía diecinueve años, lo cierto es no habría podido lograr aquello de lo que hoy estamos tan orgullosos», reconoce.

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