Publicado: septiembre 20, 2025, 6:26 am
En los últimos tiempos, el grupo Camela no deja de dar noticias. Hace unos meses era por los problemas de salud de Dionisio Martín, más conocido como Dioni, que les obligó a cancelar varios conciertos. Y, esta misma semana, por la exclusiva de Espejo Público, donde aseguraban que sus dos componentes, el susodicho Dioni y Mari Ángeles Muñoz, no solo tenían una horrorosa relación profesional, sino que habían llegado al punto de no hablarse, exigir cantar las canciones por separado en el estudio, solo coincidir estrictamente para los espectáculos y que entre ellos hay «envidias y mal rollo».
Pero esto no es nuevo en la banda nacida en San Cristóbal de los Ángeles. De hecho, debido a estos titulares ha vuelto a salir a la luz el nombre de Miguel Ángel Cabrera. Porque antes de ser un dúo, Camela era un trío y Cabrera era teclista y compositor desde los inicios del grupo, a principios de los años 90 —su primer contrato discográfico fue en 1994, aunque llevaban algunos años haciéndose un nombre por cuenta propia—, la época en la que sacan sus mayores éxitos: Lágrimas de amor, Cuando zarpa el amor, Me he enamorado, Solo por ti o Corazón indomable.
Sin embargo, algo cambió radicalmente durante la composición de uno de los discos de la banda y, el 23 de febrero de 2013, Cabrera anuncia que abandona el grupo, que pasa a ser un dúo. Dioni, en su libro Camela por Camela, afirmó que el problema llegó cuando la discográfica apenas escogió, en una escucha a ciegas, úniamente tres de las ocho canciones que había aportado Miguel, lo que molestó al teclista, que siguió algunos meses «para no distorsionar la imagen del grupo» hasta que ya no pudo más.
En una reciente entrevista con El Español, sin embargo, el propio Cabrera ha dado otra versión de lo sucedido, afirmando que todo se podría haber resuelto de una forma más sencilla. «Ya estaba la cosa tirante, llevábamos años regular, que si nos hablábamos, que si no…», rememora el músico, «y [Dioni] llegó un día, nos fuimos a hablar al parque y me dijo: ‘Así esto no puede seguir. Yo no quiero que te vayas porque no soy nadie para echar a nadie, pero las reparticiones no pueden ser así’. Y, por una parte, llevaba razón. Yo componía, pero ellos son los cantantes. Y sin embargo yo, con mi ego, no le dejé casi ni hablar».
Así que, en sus palabras, él le aseguró que se iba mientras que Dioni le decía que no hacía falta, que solo tenían que «amoldar» el dinero que cada uno ganaba. «Si yo llego a ser una persona más de otra forma me hubiera sentado con él y lo habríamos hablado. Pero no lo hice, y se acabó. Y todos pensábamos que Camela se terminaba ahí, porque estábamos tan unidos los tres… Mari Ángeles me llamó llorando. A partir de ahí ya me alejé, me metí en mi mundo, seguí componiendo. Tengo las canciones guardadas. Me aislé bastante durante una década», reconoce Cabrera.
La muerte de su hijo
Pero eso se acabó con el peor momento en la vida de Miguel Ángel. Fue el 4 de marzo de 2022. Su hijo Rafa, de 18 años, perdía la vida tras cuatro días ingresado en la UCI debido a un accidente de coche en Aranjuez en el que iba con dos amigos en el vehículo, supuestamente, a mayor velocidad de la permitida. «Mi hijo estaba muy unido a mí, estaba encariñado de mí. La verdad es que es una pérdida que no se puede asimilar», explicó el propio teclista en sus redes sociales al dar la noticia.
Todo lo demás, como no podía ser de otra forma, pasó a un segundo plano. Lo primero que hizo fue erigir un panteón, que compró cuando los médicos le explicaron que su hijo no saldría adelante, fácilmente identificable, ya que cuenta con una gran fotografía del joven en el frontal, así como el suelo tiene la forma de una Play Station, la consola favorita del joven. «Yo no quería que él estuviese en la tierra, enterrado porque a él le daba miedo la oscuridad y los agujeros. Eso parece una casa, tiene su luz, tiene su wifi, para echarle su perfumador…», ha revelado en la citada entrevista.
En la misma, además, ha confesado que, tras su pérdida, estuvo «como cuatro o cinco meses yendo al psicólogo». «Es lo mejor que pude hacer. Ahora pienso que quien haga eso, el dejarse ir, es un cobarde. Aquí [en la vida] tengo a mis nietas, a mi hija, que me necesitan. Le he perdido mucho miedo a la muerte. Ya no me quiero morir, pero me ha llegado a dar igual todo», ha confesado, así como que suele ir a menudo junto a su mujer, a su hija y a sus nietas a rendirle homenaje a Rafa.
También suelen ir a rezar y a presentar sus respetos al joven sus excompañeros de Camela, con los que se ha reconciliado tras la tragedia. «Mi relación con ellos ahora es buena. Antes de lo de mi hijo he dicho muchas patochadas, tonterías. La vida. Resulta que a raíz de esto todo ha cambiado. Antes he sido muy tonto. Si llego a llamar a Dioni, lo habríamos solucionado. Dioni, a raíz de lo de mi hijo, se ha portado como un señor. Ella igual. Dioni ha llorado conmigo. Dioni, incluso, me ha acompañado al cementerio, y ahí me ganaron», ha agregado.
Así como sus planes, porque va a regresar, al menos para una canción, a Camela, ya que los malentendidos se han solucionado y él le ha compuesto una canción a su hijo: «Lo hablamos nada más verlos en el tanatorio. Yo no sabía ni lo que me decían. Pero sí me acuerdo de que los dos me tenían abrazado y lo primero que me salió de la boca fue hacer una canción y ellos me dijeron ‘Cuenta con ello’. Y así ha sido. Está escrita, es un título muy original y bonito».
Tras la canción —»La van a cantar ellos y será como si yo se lo cantara a mi hijo, transmitiendo ellos lo que a mí me gustaría cantarle», ha explicado—, cuyos beneficios irán íntegros «a una ONG para víctimas de accidentes de tráfico», le quedan otras dos cosas por hacer antes de quitarse el luto que lleva vistiendo desde la muerte de Rafa: ir a Nueva York, una ciudad que le apasionaba al joven, y tatuarse su cara en el pecho. «No queda otra que seguir», ha explicado Cabrera, que en este tiempo se ha mostrado como un auténtico influencer, continuamente subiendo vídeos a Instagram y TikTok sobre su día a día, especialmente con todo lo referente a la tecnología.
