Publicado: junio 21, 2025, 6:23 am
Asegura Israel que su ataque a Irán ha sido preventivo; que si bombardea el país persa es para frenar su programa nuclear. Así, sus proyectiles han destruido casi por completo la instalación nuclear de Natanz y la de Isfahan, el mayor centro de investigación nuclear de Irán, ha resultado gravemente dañada.
Ahora sus planes se centran en la Planta de Enriquecimiento de Combustible de Fordow. El régimen iraní tiene allí más de 1.000 centrifugadoras funcionando para enriquecer uranio, aunque en su día le aseguró al Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) que podía albergar hasta 3.000.
Se estima que las salas principales de Fordow se encuentran entre 80 y 90 metros bajo tierra. Eso explica porque Israel no ha podido dañar esta instalación pese a intentarlo. El ejército de Benjamin Netanyahu no posee ninguna bomba aérea que pueda penetrar tantos metros en el suelo y destruirla. Sólo hay una bomba que podría hacerlo: es la GBU-57 de la Fuerza Aérea de los EEUU.
Donald Trump ya se ha referido a la posibilidad de usar esta bomba para lanzarla sobre la instalación iraní. «Somos los únicos capaces de hacerlo (desmantelar Fordow), pero eso no significa que yo vaya a hacerlo, en absoluto», ha dicho el presidente de Estados Unidos.
La GBU-57, oficialmente denominada Massive Ordnance Penetrator, es la mayor bomba no nuclear desarrollada por EEUU. Se ha convertido en un arma estratégica por sus capacidades únicas. Esta ojiva es capaz de alcanzar profundidades de decenas de metros para luego, ya bajo tierra, explotar.
Es una bomba única porque puede penetrar a gran profundidad en roca y hormigón. La GBU-57 «fue diseñada para penetrar hasta 200 pies (61 metros) bajo tierra antes de detonar», señala el ejército estadounidense. A diferencia de la mayoría de ojivas que explotan al impactar con el suelo, esta super bomba primero penetra en la tierra y solo explota luego tras recorrer decenas de metros ya cerca del objetivo.
Como explica Carlton Haelig, del Center for a New American Security (CNAS), «su munición está sincronizada para que no explote de forma inmediata al impactar». Lo hace tras penetrar en su objetivo, que suele estar fuertemente fortificado o situado a grandes profundidades.
La GBU-57 es más que una ojiva antibunker. Es más pesada que las bombas antibúnker de penetración profunda previas, GBU-28 y GBU-37 de 5000 libras (2.268 kilos). Este arma alcanza los 13.600 kilos (sí, más de 13 toneladas) de peso.
La bomba cuenta con una carcasa de acero reforzado muy gruesa que le permite penetrar capas de roca, según Masao Dahlgren, especialista en armas del Center for Strategic and International Studies (CSIS) de Washington. La CBU-57 pesa más de 13 toneladas y tiene 6,6 metros de longitud.
Los peros de una operación con la GBU-57
La superbomba de la Fuerza Aérea de EEUU tiene capacidad para penetrar hasta 60 metros de tierra o decenas de metros de hormigón armado. Es una capacidad formidable y sin embargo podría no ser suficiente para el caso de Fordow. Las zonas más sensibles de la planta nuclear, o sea, las más importantes del proyecto iraní, están a entre 80 y 90 metros de profundidad.
Pero es que además, la operación tendría un enorme coste. La GBU-57 es única, como también lo es su precio. Se estima que cada una de estas ojivas cuesta alrededor de 17 millones de euros.
Aunque va guiada por GPS, esta bomba sólo puede lanzarse desde un avión, desde uno muy concreto. El bombardero B-2 Spirit , el ‘avión fantasma’, es el único que tiene capacidad para lanzar la GBU-57. Esta aeronave es invisible para el radar y, en principio, burlaría sin problema las defensas antiaéreas de Irán o lo que quede de ellas.
Pero, como señala el New York Times, «Israel no posee ni el artefacto ni el bombardero necesario para sobrevolar el objetivo». Efectivamente, sólo EEUU posee la bomba que podría destruir las instalaciones iraníes de Fordow y sólo ellos tienen el avión que puede lanzarla.
Más dinero. El B-2 Spirit es el avión más caro jamás construido, según Galaxia Militar. Cada unidad cuesta 2.000 millones de dólares (unos 1.700 millones de euros) y moverlo también tiene un altísimo coste.
