Publicado: octubre 26, 2025, 8:23 am
Más del 90% de los españoles usa internet a diario, y la mayoría lo hace desde el móvil o el ordenador. Sin embargo, pocos prestan atención a los pequeños programas que instalan en sus navegadores para hacer su experiencia más cómoda: las extensiones.
Estos complementos, que permiten desde bloquear anuncios hasta gestionar contraseñas o traducir páginas, se han convertido también en una puerta de entrada para el cibercrimen.
Según el último informe del INE, el 94,2% de los hogares españoles tiene acceso a internet y el 91% de la población entre 16 y 74 años lo usa regularmente. Chrome, Edge, Safari o Firefox son los navegadores más comunes y casi todos admiten extensiones que amplían sus funciones.
Algunas de las más populares son Adblock Plus, Grammarly, LastPass, Honey o Dark Reader, herramientas que millones de usuarios instalan con un solo clic sin leer los permisos que conceden.
Lo que debes saber sobre las extensiones del navegador
La empresa de ciberseguridad ESET alerta de que más de la mitad de las extensiones analizadas en entornos corporativos presentan un riesgo alto, incluso cuando proceden de tiendas oficiales como Chrome Web Store o Firefox Add-ons.
Josep Albors, director de investigación y concienciación de ESET España, indica que “el problema no es solo instalar una extensión maliciosa, sino que muchas legítimas pueden cambiar de propietario sin que el usuario lo sepa y, de un día para otro, convertirse en una amenaza”.
Estas extensiones pueden robar contraseñas, secuestrar cuentas, redirigir a páginas fraudulentas o instalar puertas traseras en los dispositivos.
En algunos casos, incluso se usan para inyectar anuncios, robar cookies de sesión o realizar criptominería de forma encubierta, lo que ralentiza el equipo y pone en peligro la privacidad del usuario.
En el ámbito corporativo, advierten los expertos, las consecuencias pueden ser graves. Una sola extensión con permisos amplios puede acceder a correos electrónicos, documentos en la nube o herramientas de gestión interna, comprometiendo la continuidad del negocio y el cumplimiento de normativas como el RGPD.
Cómo protegerse de los riesgos de las extensiones del navegador
Para reducir los riesgos, la compañía ofrece una serie de recomendaciones básicas:
- Instalar solo extensiones desde tiendas oficiales y evitar fuentes externas.
- Revisar los permisos antes de añadirlas y asegurarse de que son proporcionales a su función.
- Comprobar la reputación del desarrollador y las opiniones de otros usuarios.
- Eliminar las extensiones que no se utilicen o resulten innecesarias.
- Evitar las que pidan acceso a todos los datos de navegación.
- Usar soluciones de seguridad adicionales y activar la autenticación multifactor.
- Estar atentos a actualizaciones o comportamientos extraños.
En definitiva, las extensiones pueden ser aliadas para mejorar la experiencia online, pero también un vector de ataque si no se gestionan con cuidado.
Como recuerda ESET, conviene revisar periódicamente qué instalamos en nuestros navegadores, igual que hacemos con las apps del móvil.
