Antoni Figueredo, podólogo: "Las chanclas de dedo pueden resultar cómodas al inicio, pero de buenas no tienen nada” - Estados Unidos (ES)
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Antoni Figueredo, podólogo: «Las chanclas de dedo pueden resultar cómodas al inicio, pero de buenas no tienen nada”

Publicado: agosto 2, 2025, 8:23 am

Si existe un calzado propio del verano, que todos tenemos disponible en casa en España, son las chanclas. Versátiles, cómodas (al menos aparentemente), prácticas, fáciles de limpiar … e incluso con mil diseños de lo más apetecible, las chanclas favorecen una pisada ligera, mantienen los pies al aire evitando que acumulen humedad y bacterias, y son aptas para todos los públicos.

Sin embargo, el podólogo Antoni Figueredo tiene algunas salvedades que hacerle a este tipo de calzado, que no considera especialmente saludable ni para la pisada ni para la postura. Mediante un vídeo en sus redes sociales, el experto asegura que las chanclas «son uno de los peores calzados que existen desde todos los puntos de vista». ¿A qué se refiere exactamente?

Las chanclas de dedo, una mala elección para nuestros pies

El divulgador y experto en la salud de los pies, Figueredo, se refiere en sus críticas a las chanclas de dedo, el modelo más sencillo y extendido pero, a la vez, el menos seguro ni adecuado para la salud postural. La principal razón que lleva al podólogo a desaconsejar su uso es que, sin darnos cuenta, con cada pisada con chanclas estamos forzando colocar los dedos en forma de ‘garra’ para evitar que se salgan.

Se trata de un gesto involuntario que, si tiene lugar durante unos minutos al día, no va a tener consecuencias. Sin embargo, si pasamos la jornada entera en chanclas, al final, «vamos a conseguir aumentar la carga muscular sobre nuestros gemelos y la fascia, ese tejido que se sitúa en la planta del pie«, advierte el podólogo.

Como consecuencia de esta mala pisada, es probable que aparezcan dolores musculares especialmente en el metatarso de los dedos, así como en el tendón de Aquiles por culpa del ‘efecto garra’ y la nula amortiguación al tratarse de una suela fina y plana, sin forma. En el peor de los casos, se puede llegar a sufrir fascitis plantar, por culpa de la inflamación constante.

Cambios en la biomecánica del pie, y dolor en la rodilla y en la espalda

Las chanclas, por su propio diseño, no ayudan al pie a sentirse cómodo, aunque pudiera parecérnoslo a priori. La pisada con chanclas de dedo «altera los pasos, el impulso y sobre todo los impactos sobre el talón. En general, podría afirmarse que cambia toda la biomecánica del pie«.

Al no pisar correctamente, las consecuencias siguen multiplicándose, en forma de repercusiones en las rodillas, y llegando incluso a afectar a la espalda, que cursa con dolor sin que muchas veces encontremos una explicación.

Al no presentar ningún tipo de sujeción, como sí sucede con las tradicionales cangrejeras, que al menos sujetan el pie (aunque no el tobillo), el pie queda a merced de nuestra estabilidad y equilibrio, y de la seguridad del terreno que pisamos. El tendón de Aquiles sufre, el talón sufre, y la pisada se modifica para mal. Además, pueden resultar resbaladizas en según qué superficies, con el consiguiente riesgo de caída.

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