Publicado: octubre 25, 2025, 6:19 am
Sin duda, el mes de octubre de 2025 ocupará un lugar especial en el corazón de Andrea Duro. Además de que el 24 se estrenaría en cines su nueva película, Pequeños Calvarios, apenas arrancaba la primera semana que la actriz compartía algo muy especial: se había prometido con su novio.
La identidad de su pareja ha sido algo sobre lo que no han dejado de hablar medios y perfiles de redes sociales especializados en la vida privada de las celebridades, pero quien fue uno de los rostros más reconocibles de Física o Química ha preferido mantener tanto la privacidad de él como de este momento de su vida. Una decisión quizás propiciada por el hecho de que su, ahora prometido, no es un personaje público.
Lo que hasta ahora sí se conoce es que sus caminos se cruzaron en el trabajo, concretamente durante el rodaje de Camino a Arcadia, donde Andrea se meterá en la piel de Fayna, una agente de la Guardia Civil en un proyecto que también incluye a William Levy y Paula Echevarría.
Andrea y su novio habrían empezado a salir en algún momento desde que arrancó el rodaje en octubre de 2024, puesto que en diciembre aparecía por primera vez su pareja en el Instagram de la actriz, en una cariñosa publicación donde aparecen tumbados en una playa tinerfeña. Y no fue la única ocasión en que la intérprete compartió con sus seguidores algunos de los momentos de la relación.
Sus más de ochocientos mil seguidores han sido testigos de los viajes a París o a Sevilla que han ido afianzando el vínculo entre ellos hasta este nuevo paso en su compromiso. La ciudad elegida por el novio de Andrea fue Granada, un momento especial que, como los seguidores más fieles de la actriz pudieron ver, ya que lo subió brevemente en su Instagram (aunque lo borró instantes después).
Y es que si algo ha caracterizado su relación ha sido la máxima de mantener la discreción absoluta en torno a su historia de amor. Aunque todavía no se conocen detalles de la futura boda, de si será el año que viene o para 2027, lo que sí es seguro es que querrán guardarse el día especial para ellos, como han hecho con el resto de momentos románticos que han compartido.
¿Es más fácil si una de las dos personas es anónima?
En un sector tan expuesto al escrutinio mediático como es el cinematográfico, donde tampoco faltan las presiones por la vida laboral tan ajetreada, podría parecer que si uno de los dos está alejado de los focos, al menos la logística del día a día es más sencilla de equilibrar. Algo de lo que pueden dar buen ejemplo parejas como Richard Gere y Alejandra Silva o Lindsay Lohan y Bader Shammas, donde solo uno de los miembros es reconocido mediáticamente.
Para Andrea esta sería una experiencia bastante diferente a sus dos relaciones previas, ya que anteriormente estuvo dos años y medio en una relación con el jugador de pádel Ale Galán y anteriormente con Juan Betancourt. En ambas etapas sentimentales no era raro ver a la actriz asistiendo a eventos, compromisos profesionales o photocalls con sus novios.
Esta vez, la estrategia ha cambiado y por el anonimato de su prometido (de quien no sabemos ni el nombre), ha optado por un perfil más bajo. Analizándolo desde la perspectiva de la terapia de pareja, en estos casos el anonimato se convierte en un refugio de los focos, donde Andrea y su novio pueden alejarse de la exigencia social de mostrar siempre una imagen perfecta y del ruido.
Por no hablar de que contribuye a evitar la sensación de que la vida en pareja gira en torno a la fama o a uno de los dos, como en parte le sucedió a Jon Kortajarena y Luke Evans y se favorece una dinámica más horizontal y colaborativa. Además, al tener menos exposición, la autenticidad, la intimidad y la naturalidad se ven favorecidos no porque ‘escondan’ su amor, sino porque la prioridad es proteger su espacio privado y poner su relación por delante de los titulares o de la atención pública.
