Publicado: junio 25, 2025, 2:23 pm
Mark Salazar, candidato a doctorado en el laboratorio de Brett Poulin, profesor adjunto del Departamento de Toxicología Ambiental de UC Davis, vio por primera vez un cartucho desechable de vapeo cuando visitaba a un amigo. Se trata de dispositivos autónomos que contienen una batería, un e-líquido y una resistencia de calentamiento. Salazar sintió curiosidad: ¿Qué estaba fumando exactamente su amigo? Llevó el cartucho al laboratorio de UC Davis y analizó su vapor para detectar concentraciones de metales. «Cuando vi por primera vez las concentraciones de plomo , eran tan altas que pensé que nuestro instrumento estaba averiado. Eso nos motivó a investigar más a fondo estos desechables«, explica Salazar. Bajo una apariencia aparentemente inofensiva, con atractivos colores, sabores y formas, algunos cigarrillos electrónicos desechables y cápsulas de vapeo liberan mayores cantidades de metales tóxicos que los cigarrillos electrónicos más antiguos y el tabaco tradicional, según este estudio de la Universidad de California en Davis. En concreto, uno de los cigarrillos electrónicos desechables estudiados liberó más plomo durante un día de uso que casi 20 paquetes de tabaco tradicionales . El estudio, publicado este miércoles en la revista ‘ACS Central Science’, apunta a que, si bien la mayoría de los cigarrillos electrónicos desechables son ilegales en Estados Unidos, su disponibilidad sigue siendo amplia. La mayoría de los consumidores de cigarrillos electrónicos desechables son adolescentes o adultos jóvenes, que son también muy susceptibles a la exposición al plomo. De hecho, inhalar ciertos metales puede aumentar el riesgo de cáncer , enfermedades respiratorias y daño nervioso. «Nuestro estudio destaca el riesgo oculto de estos nuevos y populares cigarrillos electrónicos desechables —con niveles peligrosos de plomo neurotóxico y níquel y antimonio cancerígenos —, lo que subraya la necesidad de una aplicación urgente de la normativa«, asegura el autor principal, Brett Poulin. »Estos riesgos no solo son peores que los de otros cigarrillos electrónicos, sino también, en algunos casos, que los de los cigarrillos tradicionales«, alerta. Los científicos analizaron el metal y los metaloides presentes en siete tipos de dispositivos desechables de tres de las marcas más populares. Mediante un instrumento para activar los cigarrillos electrónicos desechables y calentar el líquido interno, generaron entre 500 y 1500 caladas para cada dispositivo . El resultado fue que algunos dispositivos emitieron concentraciones sorprendentemente altas de elementos en el vapor, incluidos antimonio y plomo. Además, los niveles de cromo, níquel y antimonio aumentaron a medida que aumentó el número de bocanadas. La mayoría de los cigarrillos electrónicos desechables analizados liberaron cantidades significativamente mayores de metales y metaloides en los vapores que los vaporizadores recargables más antiguos. Después, los científicos desmontaron los dispositivos para rastrear las fuentes de los metales. «Descubrimos que estos dispositivos desechables tienen toxinas ya presentes en el e-líquido, o que se filtran en gran medida de sus componentes a los e-líquidos y, en última instancia, se transfieren al humo», relata Salazar. Los c omponentes de aleación de bronce con plomo de algunos dispositivos liberaron níquel y plomo al líquido de vapeo. También se liberó níquel de las resistencias de calentamiento , y se encontró antimonio en niveles elevados en líquidos de vapeo no utilizados, factores que aumentan el riesgo de cáncer. Los investigadores también evaluaron el riesgo para la salud de las personas que los usan a diario. Los vapores de tres de los dispositivos contenían niveles de níquel y dos dispositivos tenían niveles de antimonio que excedían los límites de riesgo de cáncer. Los vapores de cuatro de los dispositivos emitían níquel y plomo, lo que superaba los umbrales de riesgo para patologías distintas del cáncer, como daño neurológico y enfermedades respiratorias. Aunque los investigadores probaron sólo tres de las casi 100 marcas de cigarrillos electrónicos desechables que hay en el mercado, consideran que los resultados de este trabajo inicial ya son preocupantes dada la popularidad de los cigarrillos electrónicos desechables, especialmente entre los adolescentes. En este sentido, el mercado va por delante de la ciencia. Hay pocos estudios disponibles sobre los dispositivos más nuevos, lo que deja a los consumidores y a los reguladores en gran medida desinformados. El trabajo subraya la necesidad de aplicar las regulaciones sobre los cigarrillos electrónicos ilegales, a la vez que se continúa la investigación para revelar la magnitud del problema y sus implicaciones para la salud pública.