Publicado: julio 2, 2025, 4:58 pm
Del colmillo afilado del veterano Fabio Fognini al entusiasmo juvenil del inexperto Oliver Tarvet, Carlos Alcaraz sigue quemando etapas en su trayecto hacia un tercer Wimbledon consecutivo. El español ya está en la tercera ronda tras imponerse por la vía rápida al sorprendente británico, número 733 del ranking y debutante absoluto en un torneo de esta envergadura. Si Fognini convirtió el estreno en un laberinto de errores, tensión y paciencia, Tarvet apenas pudo sostenerle el pulso durante unos juegos: se plantó sin miedo en la pista, pero se topó con un Alcaraz más afilado, más rápido y con el manual bien aprendido. Esta vez no hubo sobresaltos: fue, de principio a fin, una victoria sin manchas visibles y con la sensación de que el murciano guarda bastante más en la recámara. Antes del partido, el cálculo de probabilidades le daba a Tarvet un 6 % de opciones de victoria. Lo suyo trascendía la épica, y aun así hay que reconocerle el mérito. Apoyado por la grada, que jaleó cada uno de sus puntos, el británico decidió afrontar el reto sin complejos. Su primer partido ATP lo jugó en la pista 4 hace dos días, ganando al suizo Leandro Riedi. Y de ahí, a la central frente al número 2 mundial. No pareció pesarle. Ayudó el pobre saque de Alcaraz a que Tarvet tuviese hasta tres bolas de break en el primer juego, nada más empezar. Y aún dispondría de otras cinco en una primera manga que el número dos mundial sacó adelante más por inercia que por otra cosa. Alcaraz no rehuyó los intercambios de derecha, consciente de que cualquier precipitación llegaría antes por parte de su rival. Así fue sacando puntos y roturas hasta cerrar el primer set, a la tercera, por 6-1 en 43 minutos. Tarvet, con un currículum que cabe en una servilleta -torneos ITF, universidad americana, una wild card y un sueño de niño- reaccionaba con ardor gestual a cada error suyo. Y aún con más vehemencia después de cada acierto. Alcaraz, al que le va el juego más que otra cosa, no pudo evitar contagiarse del calor ambiental y se sumó al show. Adiós a los largos peloteos; bienvenidos, golpes ganadores. Así llegó la primera rotura en contra del español, después de nueve intentos, y un 2-0 al inicio de la segunda manga que lo puso en alerta. A Alcaraz y Tarvet solo les separa un año de edad, pero en cuanto a experiencia tenística hay un continente entre ambos. Uno colecciona títulos en los grandes escenarios; el otro compagina entrenamientos con exámenes universitarios. El español reaccionó rápido (break en blanco) y cortó de raíz el conato de rebelión. Para entonces, llevaba el doble de winners que su rival, aunque también sumaba más errores. Lo que sí quedaba claro a esas alturas es que no iba a dejar margen para la sorpresa. Afinó su saque y tensó los intercambios hasta cerrar el segundo set (6-4 en 42 minutos) con uno de los tres aces que logró a lo largo del partido. Tarvet ya era consciente de su suerte, pero quiso alargar el sueño lo máximo posible y acabar con una sonrisa ese salto al vacío en la central de Wimbledon. Así llegó un intercambio de golpes que convirtió la tercera manga en la más entretenida del encuentro, con Tarvet feliz y Alcaraz, en su salsa. Dos chavales pasándoselo bien delante de miles de espectadores. Tarvet se marchó con una ovación; Alcaraz, con un triunfo limpio. Uno se ganó un recuerdo para toda la vida, y el otro mantiene la hoja de ruta. Ambos se marcharon satisfechos, hablando entre risas y con un abrazo sincero. También estará en la tercera ronda Cristina Bucsa, que eliminó a la croata Donna Vekic por 6-1 y 6-3 para alcanzar su mejor resultado en el Grand Slam sobre hierba.
