Publicado: mayo 21, 2025, 12:37 pm
Ágatha Ruiz de la Prada, diseñadora, aristócrata, escritora (sacará un nuevo libro, Todo por un plan) y colaboradora de TardeAR, cumplirá 65 años dentro de dos meses. Para celebrarlo, ha posado en bañador para la revista Hola en Mallorca, donde tiene una casa, que adquirió con su exmarido, Pedro J. Ramírez. «Nunca en mi vida, había hecho unas fotos en una playa», confiesa luciendo modelos de bañador de su propia y colorida marca
Además de hablar de cómo se siente en un año de cambios, con mudanzas, traslados y trabajo, Ruiz de la Prada dedica buena parte de la entrevista a hablar de sus exnovios.
Como el último, el abogado José Manuel Díaz-Patón, con quien rompió de un día para otro tras una polémica que Ágatha mantuvo en la televisión con Lolita a costa del concepto gitanos.»No sé qué pasó con Patón y nuna lo sabré. Me llevé un disgusto monumental. Fue una ruptura inesperada y muy extraña. Estoy deseando que se me pase. De momento, es inimaginable que seamos amigos. Ha sido muy duro».
Madre de dos hijos, Tristán y Cósima, también habla la aristócrata del rey de la chatarra, Luis Miguel Rodríguez, con quien mantuvo un largo romance. Luismi la llama ‘Flaca’.
«Luismi es un amor. Lo quiero mogollón pero, sabiendo cómo es y que no va a cambiar, es imposible. A esta edad me he dado cuenta de ciertas cosas. Es muy importante que a tu pareja le guste un poquito lo mismo: viajar, leer, la cultura. Nunca me ha importado la cosa sexual, que bastante he tenido ya».
Y añade: «Creo que Luismi tampoco querría volver conmigo porque va a tener una tentación a los tres días y que no la va a poder superar».
Dice la diseñadora, que solo se vistió de negro por la muerte del papa Francisco, que no tiene todavía ganas de enamorarse de nuevo, pero no descarta que las fotos de la revista le sirvan para ligar en una aplicación como Tinder.
En cuanto a sus casas, cuenta que ha vendido una de las que tiene en París. También que el ático que tiene en el paseo de la Castellana de Madrid, cerca de donde vive ahora su exmarido, Pedro J. Ramírez y su mujer, Cruz Sánchez de Lara, no lo va a vender por pena, pero sí lo alquilará.
También señala que le gusta vivir sola, algo que hasta ahora no había hecho nunca y que le encantaría hablarse de nuevo con sus hermanos (con quien se distanció, parece ser, por asuntos de herencia). «Nada me gustaría más, pero estas cosas son complicadas»
