Publicado: diciembre 20, 2025, 5:30 am
El dólar y el S&P 500 siguen liderando el sistema financiero global, pero los últimos tres años han marcado un cambio de dinámica. China y el bloque BRICS+ (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, junto a las incorporaciones más recientes de Arabia Saudí, Emiratos Árabes Unidos, Irán, Egipto y Etiopía) están ganando relevancia económica, comercial y financiera.
La consolidación institucional del grupo, unida a nuevas estrategias monetarias y al auge de sus mercados de capitales, ha comenzado a generar un reequilibrio de flujos y referencias que, aunque aún no sustituye al dominio estadounidense, sí lo cuestiona en términos relativos.
Cae el peso relativo del S&P 500
El índice S&P 500, principal termómetro bursátil de Estados Unidos, representaba el 64,7% del MSCI World en 2019. En 2025, su peso ha caído al 58,4%, según datos de Bloomberg. Parte del ajuste responde al aumento de la capitalización bursátil en China, India y Brasil, pero también a la revisión metodológica de los índices globales, que han comenzado a corregir la infrarrepresentación histórica de las economías emergentes.
El volumen negociado en los mercados de Shanghái, Bombay y Johannesburgo ha crecido un 35% desde 2023, impulsado tanto por la actividad doméstica como por la entrada de capital extranjero. En paralelo, las valoraciones relativas generan un atractivo adicional: mientras el S&P 500 cotiza a 22,1 veces los beneficios esperados para 2026, los índices de India (17,3x), China (13,2x) y Brasil (11,8x) mantienen múltiplos más bajos.
El dólar pierde terreno como divisa exclusiva
El dólar sigue siendo la principal moneda de reserva, con una cuota del 58,2% según el Fondo Monetario Internacional. Sin embargo, la tendencia es descendente. En 1999, su participación superaba el 71%.
El avance del yuan es el dato más relevante en este nuevo escenario. De acuerdo con SWIFT, el yuan ya representa el 4,1% de las transacciones internacionales, frente al 0,6% de 2010. La moneda china ha ganado espacio especialmente en Asia, África y Oriente Medio, en parte gracias a acuerdos bilaterales que permiten el comercio en divisas locales.
China ha firmado más de 30 acuerdos de swap de divisas con bancos centrales, lo que facilita la circulación del yuan fuera de sus fronteras. En el caso de Arabia Saudí, más del 13% de sus exportaciones energéticas a China se facturan ya en yuanes. Rusia, por su parte, realiza más del 80 % de su comercio con China en monedas no occidentales.
Flujos de inversión: más allá de Wall Street
Entre 2022 y 2025, el volumen de inversión institucional dirigido hacia los mercados BRICS ha crecido un 47 %, según datos de Morningstar y el Instituto Internacional de Finanzas. Grandes gestoras como BlackRock, Amundi y UBS han lanzado fondos específicos para activos BRICS.
También lo han hecho varios fondos soberanos y bancos centrales. Solo en el último año, más de 40 instituciones públicas han firmado acuerdos financieros con China o India. Arabia Saudí, Turquía y Sudáfrica figuran entre los países que han aumentado su exposición a renta variable cotizada en Shanghái, Bombay o Johannesburgo.
El refuerzo de los lazos económicos entre los países del bloque también se refleja en el aumento del comercio intragrupo. Según el Ministerio de Comercio de China, los intercambios entre los BRICS superaron los 500.000 millones de dólares en 2024, con un crecimiento interanual del 12,7%.
Esta red de cooperación se apoya en acuerdos energéticos, infraestructuras digitales y proyectos industriales conjuntos. Mientras tanto, el uso de monedas distintas al dólar en contratos internacionales, especialmente en Asia y África, continúa ganando tracción.
Por otro lado, desde 2015, el Nuevo Banco de Desarrollo (NDB) ha aprobado más de 30.000 millones de dólares en financiación para infraestructuras y proyectos energéticos, exclusivamente entre países BRICS+.
A diferencia del FMI o el Banco Mundial, el NDB no impone condicionalidades macroeconómicas en sus préstamos. El grupo ha iniciado además la prueba de un sistema de pagos alternativo a SWIFT, centrado en monedas locales, y mantiene abierta la posibilidad de una moneda digital para transacciones intra-BRICS.
Además, la idea de que Estados Unidos concentra de forma incuestionable la innovación tecnológica, la estabilidad institucional y el liderazgo económico empieza a ser matizada por el surgimiento de polos regionales.
Informes recientes de Morgan Stanley, HSBC y BNP Paribas ya incorporan análisis detallados sobre activos BRICS+, tanto en renta variable como en renta fija. El creciente protagonismo de China en el comercio mundial (más del 13% del total en 2025), junto a su papel como motor industrial del bloque, refuerza esta narrativa.
