Publicado: diciembre 17, 2025, 9:56 am
«Yo me crie en el campo, pero durante años viví en aviones porque siempre estaba viajando. Incluso cuando solo me movía entre Roma y Nueva York, echaba de menos la naturaleza. Y hubo un momento en el mque me pareció lo normal querer ‘crear un hogar’ en el campo. Pero para Willem es diferente: él toda su vida ha sido una persona urbana, aunque yo diría que se ha adaptado muy bien, que está enamorado de nuestra granja y que ahora no podríamos vivir en otro sitio». Así ha definido recientemente Giada Colagrande su vida en común con su esposo, Willem Dafoe, en una entrevista que ha concedido a la edición italiana de Vanity Fair.
La artista de 50 años, veinte menos que el reputado actor, dará próximamente un concierto especial en el Auditorium Parco della Musica en la capital italiana. Pero lo hará bajo su alter ego artístico, Agadez, el mismo nombre que utiliza desde que terminase sus estudios, que dividió entre su país, Suiza y Australia, para sus investigaciones musicales y que le llevaron a colaborar con personalidades tan diversas como Franco Battiato o Marina Abramović.
Pero no fue así como conoció al intérprete de Pobres criaturas, The Florida Project o Spider-Man, porque Giada también es actriz, guionista y realizadora. De hecho, fue en un rodaje donde comenzó su peculiar historia de amor con William (su nombre real, que cambiar a su mote del colegio para desmarcarse de su padre, que se llamaba igual). En concreto, una que dirigió en 2004 uno de los colaboradores habituales de su actual marido, Wes Anderson, Life Aquatic. «La reconocí porque había visto sus películas y teníamos amigos en común», llegaría a declarar Dafoe.
En aquel set romano vivieron lo que se podría entender como un auténtico flechazo, porque en apenas año y medio se estaban dando el «Sí, quiero». En una entrevista a The Guardian en 2009, el actor de Calles de fuego o Arde Mississippi explicó aquella conexión: «Nuestra boda fue muy impulsiva pero romántica. Estábamos comiendo juntos un día y le dije: ‘Oye, ¿quieres casarte conmigo mañana?’. Y al día siguiente contrajimos matrimonio en el ayuntamiento con únicamente dos testigos, nuestros mejores amigos: mi mánager y su editor».
Muy claro debió de ver Dafoe que la natural de Pescara, en la región de Abruzos, era su media naranja, porque él llevaba saliendo desde 1977 y hasta 2004 con la directora Elizabeth LeCompte, con quien a pesar de tan larga relación nunca pasó por el altar. «Ella es la madre de mi hijo, pero si no nos casamos fue porque para ella el matrimonio representaba poseer a alguien. Yo respeté su decisión, aunque con el paso del tiempo fui yo el que comenzó a tener interés en casarse», agregó en la citada entrevista.
A pesar de que no acudió al enlace —probablemente por falta de tiempo y preparación—, Willem guarda muy buena relación con su único vástago, Jack Dafoe, aunque no sienta que fuera una figura paterna clásica. «Creció en el ambiente de una compañía de teatro: conoció muchos modelos diferentes, muchas formas distintas de vivir. Yo era un ejemplo, pero también estaban todos los demás. Lo crie junto a un grupo. Al fin y al cabo, se necesita un pueblo para criar a un hombre».
Eso sí, nacido en 1982, ha heredado de su padre su activismo por las causas medioambientales, siendo un abogado renombrado en Maine especializado en políticas sobre dicho tema. Porque la lucha contra el cambio climático y la protección de la biodiversidad es un pilar fundamental en la vida de Dafoe y Colagrande. El actor explica que su vegetarianismo puntualizando que su idea de no comer carne proviene de haber descubierto que «las granjas de animales son una de las causas principales de la destrucción del planeta» (como le reveló a Foodimo).
Y llegamos de nuevo a la granja que tienen en Orvieto, en Umbría. «Viví durante más de 40 años en Nueva Yorñ, me casé con una italiana, ella no quería renunciar a vivir en Roma y yo no tuve objeción», explicó Dafoe en 2019 en el programa Live with Kelly and Ryan. Es más, ha adquirido la doble nacionalidad. Pero, sobre todo, su día a día cuando no está rodando se resume en cuidar de sus pavos, ovejas, gallinas, cabras y, quizá lo más curioso, alpacas, lo cual se hizo viral después de que le visitase su buen amigo. «Puede parecer ingenuo», dijo a The Guardian hace un par de años, revelando que no tenía los animales para consumo, sino «por el placer de disfrutar de su compañía y darles una buena vida».
«Estar cerca de la naturaleza es importante porque te conecta con lo que de verdad importa. No me cansa en absoluto: salgo, camino y todo me parece un milagro. Me pone en un estado de ánimo positivo, me enlazo con el ciclo de la vida. No es un zoo donde la gente acaricie animales, sino un lugar vivo, una verdadera familia, personas no humanas con las que comparto mi día a día», dijo en una entrevista para Vanity Fair este mismo año.
Además de haber paseado por diferentes alfombras rojas —su primera vez como casados fue, además, en el Festival de Cannes—, ambos han compartido varios rodajes. «La vida pública es una parte del trabajo a la que cada vez estoy más contenta de renunciar. Al principio, Wilem y yo solíamos bromear diciendo que yo no era la esposa trofeo», ha declarado Giada a VF. Y es que Colagrande, que comenzó a hacer películas gracias al dinero que le prestó su abuela, ha dirigido a su esposo en tres ocasiones: Before It Had a Name, en 2005, que coprotagonizó también; A Woman, en 2010; y Padre, en 2016.
Además, está trabajando en otra película desde 2019 que, en teoría, les volverá a unir: Tropico, que según varias noticias de la época iba a protagonizar Pedro Pascal. Sin embargo, actualmente, según la web especializada IMDb, hoy por hoy solo está ligada al proyecto la actriz Morena Baccarin.
