Publicado: noviembre 22, 2025, 2:24 am
El iPhone Air será lo que sea y habrá logrado más o menos ventas, pero desde luego lo que consiguió en su debut fue levantar mucho, muchísimo hype en todo el mundo, incluida España. Apple saliendo de su zona de confort no es algo que se vea habitualmente.
Sin embargo, tras las primeras semanas y los primeros testeos de los grandes gurús, parecía que estaba todo el pescado vendido. Su batería es escasa. Fin de la conversación.
Y entonces hace unos días el diálogo resurgió en forma de tragedia: los rumores decían que Apple habría pospuesto o incluso cancelado la segunda generación del iPhone Air, prevista para otoño de 2026. El motivo: ventas más débiles de lo esperado, que no habrían justificado continuar con un ciclo de lanzamiento anual.
Pero llegó Mark Gurman a salvar a la compañía de Cupertino (otra vez). Una semana después de que esta información saliera a la luz, el experto y filtrador de noticias sobre Apple de Bloomberg aportó un punto de vista completamente distinto: el iPhone Air nunca estuvo pensado para seguir el ciclo anual que sí siguen los modelos numerados o, de lo contrario, hubiera llevado también el apellido ‘17’ en su lanzamiento.
Es más, Gurman recuerda Apple ya esperaba que el iPhone Air representara solo entre el 6 % y el 8 % de las ventas de nuevos iPhone. Cifras similares a las que tenía el iPhone 16 Plus, modelo al que no sustituye, pero en cierta manera cubre su hueco de ‘iPhone especial’, como lo fue el iPhone mini.
En lugar de ser un superventas, dice Gurman, el ultrafino es un “ejercicio tecnológico”, un prototipo funcional para preparar a Apple para su siguiente era de diseño de producto, allanando el camino para el esperadísimo iPhone plegable.
Claro que, esta semana, el modelo fino se ha llevado otro revés al darse a conocer que Abidur Chowdhury, diseñador industrial senior y uno de los responsables directos del diseño del iPhone Air, ha dejado Apple para incorporarse a una startup de inteligencia artificial.
Todas estas idas y venidas han hecho que nadie tenga ya claro cuál será el destino del que para mí es el móvil más bonito que Apple ha hecho jamás. Porque sí: lo he probado durante unas cuantas semanas y me resulta imposible negar que tiene un diseño impecable. Pero junto a las filias tiene también evidentes fobias.
Un diseño cien por cien Apple
El iPhone Air, en mano, es exactamente lo que promete: una pieza finísima de 5,6 milímetros y 165 gramos que parece casi irreal para un móvil de 6,5 pulgadas. Esa sensación de ligereza extrema es adictiva. Lo coges y siempre sorprende. Lo metes en el bolsillo y desaparece. Apple ha hecho aquí un ejercicio de ingeniería brutal, y eso se nota cada segundo que lo usas.
Y por supuesto capta miradas y asombro.
La pantalla es otro de esos ‘sí, esto es Apple’: un panel OLED espectacular, con ProMotion a 120 Hz, brillo que llega a los 3.000 nits en exteriores y la misma calidad que tienen los iPhone 17. No tengo nada que reprocharle. Es nítida, fluida, precisa… todo lo que se le pide a un móvil premium.
Pero claro, llegamos al punto donde este iPhone te obliga a recordar que nada es gratis. Cuando un diseño es tan fino y tan ligero, empiezan los compromisos. Y el primero lo notas nada más decidir si llevarlo ‘a pelo’ o con la protección que Apple recomienda. Ese protector es incómodo y no especialmente bonito. Además, no tiene parte trasera y tal vez solo me pasa a mí, pero más de una vez lo he colocado al revés sin querer.
Y si decides colocarle la batería externa —esa que Apple propone para compensar lo que todos sabemos que es su talón de Aquiles— ahí ya directamente se va al traste la experiencia. Pierdes la gracia del diseño, pierdes la ligereza, pierdes el wow. Se convierte en un móvil normal tirando a grueso.
Y eso duele. Porque este es un móvil para lucirlo. Para sentirlo. Para disfrutar esa finura. Pero, al mismo tiempo, llevarlo sin funda da miedo. Es frágil de sensación, no porque lo sea realmente (tiene Ceramic Shield 2 delante y detrás), sino porque la forma en la que estás constantemente percibiendo lo poco que pesa hace que tu cabeza diga «como se me caiga, adiós».
Potencia sin fallo, pero hay recortes en otros resultados
En cuanto al rendimiento, lo esperado: el A19 Pro vuela. Apps, multitarea, juegos… Todo funciona perfecto. Apple en esto no falla.
Y si eres team iOS desde hace tiempo, como yo, agradeces también el ecosistema y lo bien que todo encaja entre dispositivos. No es exclusivo del Air, claro, pero suma.
Lo único que sí he notado es que, al ser tan delgado, se calienta antes que mi 17 Pro Max cuando le pido potencia sostenida. Otra concesión de su finura.
Y si hablamos de concesiones, el sonido es otro apartado donde se notan los recortes. Los altavoces simplemente… cumplen. Nada más. Un móvil tan delgado tiene muy poco espacio para resonancia y eso se nota. Si vienes de un modelo grande, el salto hacia abajo es evidente. Hoy casi todos llevamos auriculares, sí, pero cuando no los llevas, la diferencia existe.
Y luego está la cámara. El Air tiene un sensor principal de 48 MP que es objetivamente bueno: fotos nítidas, colores realistas, muy buen HDR, buena captura de detalle. Pero no hay más. No hay ultra gran angular. No hay teleobjetivo real. Su ‘tele x2’ está ahí para cumplir, pero no sustituye un módulo dedicado. Y, sinceramente, por el precio del Air (1.219 euros en la configuración de partida de capacidad, que son 256 GB) y por la trayectoria de Apple en fotografía móvil, se echa en falta algo más.
La ausencia de ranura para SIM física es otro punto a tener en cuenta: no todo el mundo tiene acceso a una eSIM ni todas las operadoras funcionan igual de bien. Esto limita su público desde el minuto uno en que sacas el teléfono de la caja.
Las marcas suelen convertir sus móviles especiales —los ‘distintos’— en escaparates tecnológicos y aquí Apple ha hecho lo contrario: ha quitado tecnología.
El elefante en la habitación
Y llegamos, inevitablemente, a la batería. Aquí no puedo suavizarlo: si eres heavy user, este móvil no te dura un día. Ni siquiera una jornada laboral completa. Esa es la realidad. Y para mí, que uso el dispositivo de forma intensiva como herramienta de trabajo, la experiencia ha sido tener que recurrir demasiadas veces a la batería externa. Y ya lo he dicho: en el momento en que le añades una batería extra a un móvil ultrafino, todo el sentido del ultrafino desaparece. Es una contradicción en sí misma.
Solo hay una cosa que me gusta menos que su batería y es su protector lateral. Sé que ya lo he mencionado, pero es que además de no ser bonito es extremadamente incómodo de poner y quitar. Eso sí: cumple su función (sería una sorpresa que no lo hiciera con lo duro y poco manejable que es).
Resumen
Estamos ante un móvil de nicho. Pero un nicho interesante. Porque el Air demuestra que hay un camino posible para los ultrafinos, que no todo tiene que ser móviles enormes y pesados, que se puede buscar otra dirección.
Lo que apena un poco aquí es que otras marcas están haciendo lo mismo y algunas incluso han logrado mantener autonomías mejores sin renunciar a la delgadez —como Motorola o HUAWEI—. Apple y Samsung, en cambio, han apostado todo al diseño. Y han pagado el precio.
Aun así, entiendo la apuesta. Apple es una marca que rara vez arriesga en diseño, que itera muy lentamente, y aquí sí ha hecho algo distinto. Tenía que sorprender, quizá también porque en IA parece que se está quedando atrás respecto a otros. Así que este iPhone Air es su declaración de intenciones en hardware: nos dice que los de Cupertino pueden, si quieren, hacer cosas nuevas.
Y me quedo con algo que leí en TechRadar y que me pareció tan acertado que voy a reproducir: “The iPhone Air lacks everything that I’d tell you I want in a new phone – except for the one thing I want most of all”.
Lo que significa básicamente que este es un móvil al que le falta casi todo lo que le pedirías a un smartphone… pero tiene lo que más deseas: ser diferente. Que sea algo nuevo. Que no se parezca a nada de lo que hay. Y creo que muchos usuarios llevábamos tiempo pidiendo justo eso: algo que no fuese un clon del año anterior y sea capaz de sorprendernos e ilusionarnos.
¿Será un producto de largo recorrido? La verdad, no lo sé. Los rumores van y vienen, las cifras no acompañan, Gurman dice que nunca estuvo pensado como lanzamiento anual y, encima, uno de sus diseñadores clave acaba de marcharse. Todo eso no ayuda a clarificar su futuro.
Pero sí sé que este tipo de móviles ultrafinos tienen muchísimo potencial. A mí me encantan. Me gusta llevar algo ligero, discreto, que no pese. Me gusta no llevar un ladrillo. Y de alguna manera, aunque sé que no es realista, esta volatilidad me hace engañarme a mí misma sobre la dependencia que hoy en día todas tenemos a nuestros smartphones. Si no parece que lo tienes encima, no sientes la esclavitud.
Me encantará ver cómo evoluciona este segmento. Porque si un móvil así pudiera llevarse sin miedo, sin capas, sin baterías externas… yo sería su usuaria sin dudarlo.
