Publicado: noviembre 17, 2025, 6:16 pm
Kamila Rodrigues Cardosa tenía tan solo 18 años cuando recibió la llamada de la fe y decidió renunciar a una prometedora carrera en el mundo del modelaje, dejando atrás el ‘glamour’ de los concursos de belleza y su vida tal y como la había conocido hasta entonces, para enfundarse el hábito y adentrarse en el camino religioso.
Un testimonio de valentía y entrega espiritual que, unido a su belleza, su carisma frente a la cámara y a la omnipresente sonrisa que exhibe en cada uno de sus vídeos, ha convertido a la joven brasileña —hoy conocida como hermana Eva— a lo largo de los últimos meses en una de las monjas más reconocidas de Brasil.
A sus 21 años, la hermana Eva forma parte de la Congregación Sancta Dei Genitrix, una institución religiosa «independiente de la Iglesia Católica Apostólica Romana», donde lleva tres años como novicia y desde la que, además, ejerce a día de hoy un rol activo en sus redes sociales como uno de sus rostros más visibles.
Esta congregación, dirigida por el sacerdote ortodoxo José Ribamar Dias, quien acumula más de 287 mil seguidores en redes, alcanzó cierta notoriedad después de que se hiciese viral una campaña solidaria que se emprendió desde la comunidad religiosa para ayudar a construir el edificio del convento en el que residen actualmente.
En concreto, una de las vecinas capturó en vídeo cómo la bautizada como ‘monja modelo’ se dedicaba a recorrer las casas de un barrio humilde de Brasil vendiendo llaveros, rosarios, crucifijos y toda clase de objetos de índole religioso. «Cada llavero es como un ladrillo para levantar nuestra casa. ¿Quieres colaborar con nosotras?», comentaba Kamila, en portugués, en uno de los vídeos que circulan por redes.
El pasado de la hermana Eva
Su altruista labor, que conmovió por su máxima entrega y sencillez, despertó gran interés en redes en torno a la historia vital detrás de Kamila Rodrigues, la joven originaria de Patos de Minas (Minas Gerais) que, antes de ingresar en el convento, llegó incluso a ganar algunos certámenes de belleza como Miss Continente Teen Sol Naciente.
No obstante, detrás del espejismo de brillo y pasarelas se ocultaba una profunda crisis personal, marcada en gran medida por la muerte de su padre, a quien perdió cuando tenía 9 años. «En la adolescencia, me di cuenta de que ya no lo tendría. Empecé a sufrir depresión y ansiedad, y empecé a pensar que ser modelo ya no me llenaba el corazón», confesaba la joven durante su entrevista en el programa The Noite.
En medio de las dudas sobre su verdadera «vocación», Kamila, de por entonces 18 años, encontró un refugio en la fe, por lo que comenzó a rezar el rosario y a participar en grupos de oración. Un día, durante una homilía, tuvo un momento revelador cuando vio pasar a una monja y quedó impactada al ver la «luz intensa» que emanaba de ella.
Ese encuentro, según explicó, la llevó a imaginarse a sí misma con hábito y velo, un impulso vital que, más tarde, pudo confirmar en su visita a un convento. «Encontré la verdadera belleza en el silencio, la oración y el servicio», explicaba la hermana Eva, cuyo nombre religioso se inspiró en la figura bíblica de la primera mujer.
