Publicado: noviembre 6, 2025, 11:00 am
A toda velocidad por la autopista, a más de 160 kilómetros por hora, un convoy de vehículos de la policía estatal atravesaba los topes de la entrada a un pequeño pueblo del desierto sonorense. Pasar sobre ellos era un infierno, pero Alejandro Sánchez sabía que reducir la velocidad era demasiado arriesgado: aquí, los lugareños los llaman “badenes de la muerte”, porque al bajar la marcha se les da a los francotiradores del cartel una mejor oportunidad para matarte.


Steve Fisher es corresponsal especial. Esta historia fue apoyada por el Pulitzer Center y copublicada con Los Angeles Times y Puente News Collaborative, un medio sin fines de lucro bilingüe, convocante y financiador dedicado a noticias e información de alta calidad, basadas en hechos, sobre la frontera entre Estados Unidos y México.
Este artículo se basa en documentos gubernamentales y en extensas entrevistas con funcionarios del gobierno de Estados Unidos y México, trabajadores de la mina, Jonathan Cooper, propietario de la mina, y Alejandro Sánchez, quien ayudó a recuperar la mina.
