Publicado: octubre 24, 2025, 6:23 am
Detectar de manera temprana los problemas de salud mental en niños y adolescentes es fundamental para poder acompañarles adecuadamente en el proceso de madurez. Y es que, según la Asociación Española de Pediatría, uno de cada siete menores sufre algún tipo de trastorno mental, y el 70 por ciento de estos problemas se inicia en las primeras etapas de la vida. Además, el suicidio se ha convertido en la primera causa de muerte entre jóvenes de 12 a 29 años en España, con un significativo aumento de casos desde la pandemia.
Para evitar que hagan acto de presencia las dificultades emocionales más graves, una detección precoz y una intervención temprana son herramientas imprescindibles. Como explica Andrea Mallo, docente de Flou, «aunque hablemos de niños de corta edad, los menores de seis años pueden mostrar signos de ansiedad, tristeza o miedos que les impiden un desarrollo evolutivo normativo. Detectarlo a tiempo, de la mano de psicólogos y equipos de orientación, es clave para que estos problemas no se establezcan en el tiempo».
Los primeros síntomas que nos avisan de que algo no va bien en la salud mental de nuestros hijos
Los especialistas coinciden en que los primeros síntomas de que la salud mental de los adolescentes se está resintiendo suelen manifestarse a través de la conducta. Algunas señales de advertencia «pueden incluir volver a mojar la cama, no hablar en ciertas situaciones, tener problemas para dormir, jugar solo, estar muy irritable o negarse de repente a ir al colegio».
“En el aula, el cuerpo a veces dice lo que el menor no es capaz de transmitir con palabras», explica Andrea Mallo, y advierte: «Los maestros necesitamos más formación para detectar y acompañar estas situaciones, porque muchas veces somos la primera línea de observación».
Pero es que, «los trastornos de salud mental pueden aparecer incluso antes de la etapa escolar: «Trastornos como la ansiedad por separación, el déficit de atención con hiperactividad (TDAH) o el trastorno del espectro autista pueden identificarse en edades muy tempranas. Intervenir a tiempo mejora significativamente el pronóstico y ofrece a las familias herramientas para afrontar la situación».
«Los maestros deben crear un entorno seguro y reforzar la autoestima del niño»
La prevención sigue siendo el mejor tratamiento posible para evitar males mayores en cuanto a los problemas de salud mental en la infancia y la adolescencia. Por desgracia, los datos revelan que más de la mitad de los adolescentes que sufren problemas de salud mental no piden ayuda, y muchos no confían en los orientadores escolares. «Necesitamos derribar el estigma, formar a los profesionales y dar a las familias recursos para actuar antes de que sea demasiado tarde».
Y es que el entorno juega un papel fundamental en el desarrollo emocional de los jóvenes. La exposición a violencia, maltrato, entornos familiares inestables, experiencias de bullying o eventos traumáticos como la pandemia son factores que incrementan el riesgo de sufrir ansiedad, depresión y otros trastornos. En este contexto, «los primeros años de vida son especialmente sensibles porque el cerebro aún está en desarrollo y es muy plástico. Por eso es tan importante garantizar un entorno seguro, afectivo y estimulante que actúe como factor protector”.
Por todo ello, los expertos insisten en que es clave reforzar los protocolos de actuación y la formación de docentes y profesionales del ámbito sanitario para la detección de problemas de salud mental. Observar y registrar conductas, trabajar de manera cooperativa con los equipos de orientación, reunirse con las familias y derivar a profesionales son pasos esenciales para cuidar a los menores.
