Publicado: octubre 20, 2025, 4:23 pm
Es difícil calificarlo como el robo más grave que nunca haya sufrido porque el Louvre ha sido víctima de incidentes similares a lo largo de su historia. Sin ir más lejos, en 1911 Vincenzo Peruggia, extrabajador del museo, sustrajo la Mona Lisa.
En cualquier caso, el que sufrió este domingo pasará a la historia como uno de los más espectaculares. El incidente ha dejado en evidencia a todo un país, que ha sido incapaz de impedir que a plena luz del día cuatro ladrones entrasen en la que debería ser la caja fuerte de su patrimonio y sustrajesen ocho joyas de la colección de Napoleón III de un valor «incalculable». La pérdida patrimonial es tremenda; la acentuación de la crisis que vive Francia, tanto económica como política, inevitable.
Las autoridades trabajan ahora en dar caza a los ladrones y en recuperar las piezas. Una de ellas, la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, apareció dañada en los alrededores del Louvre poco después de cometerse el robo.
Los principales representantes políticos piden cautela a la espera de que se produzcan avances en la investigación, pero algunos, como el ministro del Interior, Laurent Nuñez, ya apuntan a que los ladrones son «muy experimentados». Prueba de ello, su quirúrgica manera de actuar: en siete minutos ya habían huido del lugar con el botín.
El robo, media hora después de la apertura
Como cada día, el Louvre abrió sus puertas a las 09.00 horas, cuando decenas de turistas esperaban ya para ingresar en el museo por la icónica pirámide. En torno a las 09.30 horas, a escasos metros de allí, concretamente en la Quai François Mitterrand, a orillas del río Sena, cuatro individuos repartidos entre dos motos y un camión equipado con un montacargas se detuvieron a la altura de una de las ventanas del palacio.
Dos de ellos, vestidos como obreros con chalecos amarillos, utilizaron el montacargas para subir al primer piso, hasta la galería de Apolo, a la que accedieron después de haber hecho una brecha en el cristal de una ventana con una radial.
Una vez dentro, volvieron a usar la radial en dos de las vitrinas, una conocida como la de los diamantes y otra con joyas del Segundo Imperio. Las alarmas del museo sonaron, así que los ladrones se hicieron con el botín lo más rápido posible, salieron por el mismo lugar y huyeron en las dos motos, abandonando el camión con la escalera desplegada.
En total, se llevaron ocho piezas de la colección de joyas de Napoleón y la Emperatriz: una diadema de la reina María Amelia y de la reina Hortensia; un collar del conjunto de zafiro de las mismas reinas; un pendiente de ese mismo conjunto; un collar de esmeraldas de la reina María Luisa; un par de pendientes de esmeralda de María Luisa; un broche; una diadema de la emperatriz Eugenia; y un broche de la misma emperatriz. El famoso Regente, el diamante más grande de la colección, con un peso de más de 140 quilates, no fue robado.
Poco después fue cuando las autoridades localizaron en el exterior la novena joya robada, la corona de la emperatriz Eugenia de Montijo, la mujer de Napoleón III, dañada tras la huida de los ladrones del Louvre.
El museo, aunque este lunes ha reabierto durante algunos minutos, finalmente ha vuelto a cerrarse al público. El ministro francés de Justicia, Gérald Darmanin, ha reconocido este lunes que el robo y las circunstancias en que se llevó a cabo ponen en evidencia problemas de seguridad. En una entrevista concedida a la emisora France Inter también ha insistido en que, por haber sido titular de Interior durante cuatro años, sabe que «no se puede garantizar la seguridad de todos los lugares».
«Lo que está claro —ha indicado Darmanin— es que hemos fallado porque se pudo poner un montacargas en pleno París y que subieran unas personas para coger unas joyas de un valor incalculable». No obstante, no ha querido ir más allá en espera de que la investigación y la Justicia puedan determinar «si fue algo muy organizado». «Lo que sé es que la Policía al final gana» y que «esas personas serán detenidas, en un mes, en un año». El Louvre es el museo más visitado del mundo y por él pasaron el pasado año 8,7 millones de personas.