Publicado: octubre 19, 2025, 6:23 am
Juncal tiene 49 años, aunque la edad de los músculos de sus piernas dice 40 y la de sus abdominales 35. En el cole era una negada para la Educación FÃsica, pero el pasado mayo corrió una media maratón en California. TenÃa un puesto de alta responsabilidad en una empresa, sin embargo, ahora no quiere ni oÃr hablar de volver a esa vida frenética. Esta es una historia de contradicciones. «A mà el cáncer me ha salvado la vida», asegura la protagonista de esta historia, durante la charla telefónica que mantiene con ABC con motivo del DÃa Mundial del Cáncer de Mama. Hace 11 años, en mayo de 2014, Juncal estaba en el hospital tras dar a luz a su cuarto hijo. En ese momento, cuando empezó a alimentar a su bebé, se notó un bulto en el pecho del tamaño de una lenteja. «Era raro. No era el tÃpico bulto de leche. Recuerdo que le dije a mi marido: ‘a ver si voy a tener cáncer’». Sin embargo, las doctoras que la vieron no le dieron importancia. Lo achacaron a la lactancia y le recomendaron esperarse a dejar de dar el pecho para revisarlo. A diferencia de sus otros tres hijos, con el cuarto, cuando terminó la baja, Juncal decidió tomarse una excedencia para cuidar a sus pequeños. «Como tenÃa disponibilidad, volvà al médico cuando terminé la lactancia porque el bulto seguÃa ahÃ. Si hubiera estado trabajando no hubiera ido porque nunca tenÃa tiempo», asegura. A finales de 2014, le dijeron que no tenÃa mala pinta, pero que le harÃan una ecografÃa para descartar. En enero de 2015, 8 meses después de dar a luz, la eco reveló que aquello sà era preocupante. «Me dijeron que si me podÃa quedar más rato para hacerme una mamografÃa y me quedé. En los tiempos en lo que trabajaba, hubiera tenido que salir corriendo a la siguiente reunión», señala. Unos dÃas después llegaron la resonancia y la biopsia. Cuando le estaban haciendo la biopsia, preguntó si habÃan visto algo en la resonancia. «Pues sÃ, se confirma que tienes cáncer y es malo», le respondieron. Antes de tener los resultados de la biopsia, Juncal decidió pedir una segunda opinión. Y asà es como llegó a la doctora Marta Santisteban, óncologa médica del Cancer Center ClÃnica Universidad de Navarra. Los resultados de la biopsia revelaron un cáncer de mama en estadio 3. No habÃa metástasis más allá de los ganglios, pero era un tumor de 6 centÃmetros, muy agresivo y, por edad, de evolución rápida. «El pronóstico fue: ‘te vamos a poner un tratamiento con el que esperamos que te cures, pero no hay nada seguro, dependerá de cómo reacciones’. Mi madre y mi hermana lloraban y yo no. En los últimos años me habÃa acercado mucho más a Dios y sentÃa que me daba fuerza. Pensé en lo positivo de tener ya un diagnóstico, de que estuviera en estadio 3 y no 4, y tenÃa la confianza de estar en buenas manos», rememora. También le preguntaron si querÃa tener más hijos. Como su tumor es hormonodependiente, se lo han desaconsejado, pero se ha quedado con ganas de tener el quinto. Se sometió a 8 ciclos de quimio , entre febrero y junio. Consiguieron reducir el tamaño del tumor y operar para extirparle el pecho completo y los ganglios. Después llegó la radioterapia . Durante esta etapa, se encontró con gente que cuando se enteraba de su enfermedad casi le daba el pésame, y otros que le decÃan que el cáncer de mama «no es nada, eso se cura». «Ni te vas a morir ni todo es como si no fuera nada. Tanto lazo de color rosa suena como muy edulcorado. Para mà el cáncer es una experiencia que me ha hecho crecer, me ha salvado la vida . Reconozco que es un proceso durÃsimo y no se lo deseo a nadie. En la segunda mitad de la quimio me dolÃa todo el cuerpo. Pero mi vida es ahora mejor, porque la veo de otra manera», afirma. Juncal era responsable de departamento en una empresa farmacéutica. Toda la vida invertida en su profesión. Trabajaba muchas horas. SalÃa temprano por la mañana y llegaba muy tarde. Incluso algunos fines de semana. Le costó tomar la decisión de cogerse una pequeña excedencia cuando nació su cuarto hijo. «Cuando terminé los tratamientos, lo lógico es que hubiera vuelto a trabajar, pero me di cuenta de que mis hijos habÃan tenido más madre en esta etapa que cuando no estaba enferma , y me pareció muy triste. Ahora que la vida me da un segunda oportunidad, ¿quiero volver a no ver a mis hijos? Yo querÃa curarme para cuidar de ellos no para ganar más sueldo, tener mejor puesto o viajar más. El cáncer me dio unas gafas para darme cuenta de lo importante. Yo vivÃa con el piloto automático haciendo lo que se esperaba de mÃ. Y si hubiera tenido que volver a trabajar por necesidad, también me lo hubiera planteado de otra manera«, asevera. Durante los últimos 10 años ha estado tomando una pastilla diaria para controlar las hormonas y evitar la reaparición del cáncer. Su oncóloga le dio otra clave para prevenir las recidivas: el deporte . Algo que puede parecer sencillo, pero que para Juncal, que reconoce que siempre lo ha odiado, suponÃa un desafÃo. «Para que te hagas una idea, en el instituto, cuando tenÃamos que hacer la prueba de correr 40 minutos, yo corrÃa 5. Me encantarÃa que mi profe me viera ahora», bromea. Empezó caminando 10 minutos al dÃa, tres dÃas a la semana y en pandemia se apuntó a un plan de ejercicio virtual que proponÃa correr 20 minutos al dÃa. «Para mà eso ya era romper la barrera del sonido», rÃe. Luego llegó la posibilidad de hacer una media maratón en Santa Bárbara (California) junto a otras compañeras de ese grupo y se lo puso como reto. El pasado enero comenzó a entrenar seriamente en la Casa de Campo y el pasado 10 de mayo, a 28ºC, sin sombras, y con unas cuestas de las que todavÃa se acuerda, Juncal terminó la media maratón de Santa Bárbara en 3 horas y 11 minutos . «Para mà la emoción de llegar a la meta fue espectacular, pero sobre todo lo fue poder estar en la lÃnea de salida», asegura. El pasado septiembre, diez años después del diagnóstico, terminó con la pastilla diaria. «Por eso la maratón tenÃa que ser este año, para celebrarlo. Estoy fenomenal. Tengo los parámetros mejor que nunca. El tratamiento se ha terminado y el pronóstico es bueno», señala. En este camino, ha aprendido a cuestionarse más y a «empujar los lÃmites». Y también lo importante que es cuidarse (hacer deporte, dormir más horas y cuidar lo que come), que nunca es el momento perfecto para hacer algo, que no hay que posponer, que hay que saborear cada situación y que no necesitas grandes cosas para ser feliz. El año que viene Juncal cumple 50 años y ya tiene nuevo objetivo: correr la media maratón de Madrid el 26 de abril de 2026.