Publicado: octubre 19, 2025, 6:23 am
Aunque a veces puede parecer que Rusia y Estados Unidos están geográficamente muy lejos, la realidad es que están muy cerca porque sus fronteras están separadas por menos de 100 kilómetros, la distancia que hay entre la región rusa de Chukotka y Alaska. Entre ambas costas se extienden las gélidas aguas del Estrecho de Bering, un obstáculo natural hasta hora insalvable, pero que podría dejar de serlo en menos de 8 años, según el proyecto lanzado por Kirill Dmitriev, enviado especial de Vladimir Putin para inversión y cooperación económica.
La propuesta de Dmitriev llega después de la conversación telefónica mantenida esta semana entre Putin y Donald Trump en la que cerraron su próxima reunión en Budapest para negociar el fin de la guerra en Ucrania y se enmarca dentro del acercamiento entre ambos líderes exhibido el pasado agosto en Alaska. «Imaginen conectar EEUU y Rusia, América y Eurasia, a través del Túnel Putin-Trump, una conexión que simboliza la unidad. ¡Construyamos un futuro juntos!», ha afirmado el enviado de Putin a través de las redes sociales.
Dmitriev, que ha bautizado el túnel con el nombre de ambos presidentes, ha detallado que tendría una distancia de 70 millas (112 km) y que su coste sería inferior a los 8.000 millones de dólares, gracias a la participación de The Boring Company, la empresa de perforación e infraestructuras del multimillonario Elon Musk: «El coste tradicional es de más de 65.000 millones de dólares, pero la tecnología de The Boring Company podría reducirlo a menos de 8.000 millones»
En ese sentido, hace referencia a la nueva tuneladora diseñada por la empresa de Musk, Prufrock-4, que permite la excavación subterránea sin presencia humana sobre el terreno, mediante un centro de control remoto: «El túnel Putin-Trump podría completarse en menos de 8 años, demostrando la tecnología de vanguardia de The Boring Company a nivel mundial, incluyendo el revolucionario túnel sin personas. Este megaproyecto conectará continentes y la convertirá en la empresa de infraestructuras más innovadora de la historia».
El sueño de unir dos continentes
El futuro túnel Putin-Trump desempolva el viejo sueño de unir Rusia y EEUU a través del Estrecho de Bering, una idea que ya empezó a barajarse a finales del siglo XIX y que a lo largo de los años ha visto muchos proyectos sobre la mesa, aunque ninguno ha llegado a fructificar. De hecho, documentos del KGB relativos al magnicidio de John F. Kennedy, que Rusia ha entregado recientemente a EEUU, muestran que el exlíder soviético Nikita Kruschev también barajó con Kennedy en los años 60 la construcción de un puente entre Rusia y Alaska llamado ‘Puente de la paz’.
El Kremlin insiste ahora en ese proyecto y está, además, dispuesto a sufragar gran parte del mismo a través del fondo soberano de inversión del gobierno ruso (RDIF), que dirige el propio Dmitriev: «El RDIF y nuestro Fondo Ártico, junto con nuestros socios internacionales, financian el túnel, ahorrando miles de millones gracias a la eficiencia de The Boring Company. El RDIF ya ha invertido y construido el primer puente ferroviario entre Rusia y China. Ha llegado el momento de hacer más y conectar los continentes por primera vez en la historia de la humanidad. Ha llegado el momento de conectar Rusia y Estados Unidos».
El nuevo proyecto plantea un túnel ferroviario submarino para el transporte de mercancías que facilitaría la «exploración conjunta» de los recursos del Ártico, según el enviado del Kremlin. «Los proyectos conjuntos entre Estados Unidos y Rusia generan empleos e impulsan las economías», ha recalcado.
El tramo más angosto del Estrecho de Bering tiene solo 82 kilómetros, entre la aldea abandonada rusa de Naukan y el pueblo alaskeño de Gales, en el que residen un centenar de habitantes, pero el túnel propuesto sería más largo, de 112 km. Tendría una de sus bocas en algún punto de la remota península de Chukotka, en el extremo nororiental de Rusia, y la otra en la península de Seward, en la costa occidental de Alaska.
El túnel submarino se apoyaría en las islas Diomedes, dos pequeños islotes situados en medio del Estrecho de Bering, que pertenecen uno de ellos a Rusia y otro a EEUU. Es probable que el túnel emerja para cruzar estas islas por tierra aprovechando su superficie antes de volver a hundirse en el mar, un diseño similar al del puente-túnel Oresund, que une Suecia y Dinamarca a través del Báltico.
Más allá de otros retos que plantea el proyecto, la profundidad de las aguas del Estrecho de Bering no supondría un problema para los ingenieros, ya que se sitúa entre los 30 y los 50 metros, similar a la profundidad media del Eurotúnel, que conecta Francia con el Reino Unido.