Publicado: octubre 11, 2025, 4:23 am
Donald Trump sugiere expulsar a España de la OTAN. El presidente estadounidense trasladaba este jueves a su homólogo finlandés, Alexander Stubb, que «quizás deberían expulsar» a España de la OTAN por no cumplir con los compromisos de gasto en defensa de la Alianza Atlántica. En respuesta a ese planteamiento, fuentes de Moncloa han pedido «tranquilidad» y han afirmado a 20minutos que «España es un miembro de pleno derecho», comprometido con la Alianza Atlántica, y que «cumple con sus objetivos de capacidad tanto como EEUU».
Sin embargo, ante esta nueva polémica relacionada con el gasto militar, surge la incógnita sobre si un país miembro podría realmente ser expulsado de la OTAN por no cumplir con sus compromisos.
Artículo 13 de la OTAN
Pese a los deseos de Trump, y al menos por el momento, no es posible expulsar a un país de la OTAN. El Tratado de Washington, que rige la Alianza Atlántica, no incluye ninguna cláusula que permita a los miembros obligar a otro a abandonar la organización. Esto significa que, aunque se generen tensiones o se incumplan ciertos compromisos, jurídicamente un país no puede ser echado por decisión de los demás miembros.
El único mecanismo previsto por el tratado es la salida voluntaria, regulada en el artículo 13. Este establece que un país puede abandonar la OTAN siempre que hayan transcurrido al menos 20 años desde su adhesión y notificando su renuncia al Gobierno de Estados Unidos, que actúa como depósito del tratado. Tras recibir la notificación, Washington comunica la decisión al resto de miembros, completando así el procedimiento de retirada formal.
«Una vez que el Tratado haya estado en vigor durante veinte años, cualquier Parte podrá dejar de serlo un año después de haber notificado su denuncia al Gobierno de los Estados Unidos de América, que informará a los Gobiernos de las demás Partes del depósito de cada notificación de denuncia», recoje el Tratado del Atlántico en su artículo 13.
Países que estuvieron cerca de abandonar la OTAN
España estuvo cerca de abandonar la OTAN en 1986, apenas cuatro años después de su ingreso en 1982. La situación se resolvió mediante un referéndum en el que los ciudadanos decidieron, con un 56,85 % de votos a favor, que España permaneciera en la Alianza, frente al 43,15 % que optó por el ‘no’. La votación estuvo marcada por el histórico lema «OTAN no, bases fuera» y supuso un giro importante dentro del PSOE y del entonces presidente Felipe González, que había rechazado la adhesión en 1982 pero defendió la permanencia en 1986.
Como condición, España no se incorporó a la estructura militar integrada de la OTAN hasta 1999 y mantuvo la prohibición de instalar armas nucleares en su territorio, así como una reducción progresiva de la presencia militar estadounidense.
Francia y Grecia protagonizaron situaciones similares en las décadas de 1960 y 1970, aunque no abandonaron formalmente la Alianza. En 1966, Francia, bajo Charles de Gaulle, se retiró del mando militar integrado de la OTAN para reforzar su soberanía y desarrollar una defensa nuclear independiente, trasladando el Cuartel General Supremo de París a Bruselas.
La reincorporación plena a la estructura militar solo se produjo en 2009, bajo la presidencia de Nicolas Sarkozy. Grecia, por su parte, abandonó la estructura militar integrada en 1974 como protesta por la invasión turca de Chipre, argumentando que la OTAN y Estados Unidos no protegieron adecuadamente sus intereses de seguridad.