Publicado: octubre 11, 2025, 4:23 am
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El futbol es, en mi vida, la cosa más importante de las menos importantes. En el mundo real lo he jugado desde niño y como me dedico al periodismo puedes suponer que no soy un prodigio en este deporte. Por ello, el futbol virtual, en este caso a través de EA Sports FC26 , me da la oportunidad de lograr algunas proezas con las que suelo fantasear en el campo de juego, como regatear a dos o tres defensas al borde del área grande y tirar el balón hasta el poste más lejano del arquero para después celebrar con mi afición en un estadio donde no cabe ni un alma más. Y es que llevo jugando FC —antes FIFA— desde que Ronaldinho adornaba las portadas, y con el paso del tiempo la franquicia cambió tanto que dejó de ser solo un simulador para convertirse en una especie de laboratorio sobre cómo queremos que se sienta el futbol digital. EA Sports FC 26 no es una revolución completa de la fórmula , pero sí representa un ajuste de precisión en su jugabilidad y se nota, sobre todo, en la manera en que los jugadores se mueven, regatean y aceleran.
El ritmo del juego cambia y modifica la estrategia Desde el primer partido es evidente que EA buscó redefinir el tempo del futbol digital. Los nuevos modos Competitive y Authentic Gameplay muestran dos experiencia complementarias: el primero es frenético, pensado para eSports y reacciones instantáneas; el segundo, más táctico, reproduce los ritmos del fútbol real, con pausas, control de balón y espacios que se abren con inteligencia más que con velocidad.
Esta dualidad es más profunda de lo que parece. En Competitive, cada pase erróneo puede costar un gol. En Authentic, cada toque bien medido recompensa la paciencia. Es un diseño que empuja al jugador a aprender dos estilos, y que redefine lo que significa “dominar” FC26. El gran salto está en el control del balón. Los regates se sienten más físicos y naturales: el balón ya no parece un objeto pegado al pie, sino una extensión del jugador. El motor de físicas actualizado da un toque de realismo en los giros cortos y los movimientos de cadera.Jugadores como Yamal o Mbappé exhiben una capacidad de aceleración que se percibe, literalmente, en el mando. Los toques cortos responden como si estuvieras tomando el control de los pies de los jugadores y las animaciones se encadenan sin retardo. En esta edición, EA logró que la habilidad técnica se sienta como una ventaja real y no solo estética. El Explosive Sprint es el nuevo corazón del regate. Esa fracción de segundo en la que un extremo acelera para dejar atrás al defensa, si se usa correctamente, puede romper defensas; si lo usas mal, te expones y es en ese aspecto donde se premia la habilidad y la mesura. Algo que los catedráticos del futbol llaman “manejar los tiempos del partido”. Las colisiones y el contacto corporal también mejoraron en esta edición. El shielding (protección del balón) tiene más peso, y los choques entre jugadores transmiten esa fricción que te hace sentir en un juego real. Aun así, hay momentos en que la IA defensiva reacciona de forma impredecible. Por ejemplo, un defensa lento puede anticipar a un atacante veloz con reflejos irreales, algo que me ha salvado más de una vez, pero en otras ocasiones los defensas se van retrasando a pesar de las instrucciones que das con el control, lo cual te deja vulnerable al avance de los delanteros y vuelve un poco frustrante la experiencia de defender. Eso sí, en duelos uno a uno, la sensación de tensión es permanente. Cada toque cuenta tanto en fase ofensiva como defensiva, y eso hace que la posesión tenga más valor. Una de las mejores decisiones en esta versión fue eliminar el sistema de Agile Dribbling. Aunque algunos veteranos lo extrañarán, esta simplificación le devolvió protagonismo al control analógico. La jugabilidad ahora se centra en movimientos más intuitivos y naturales, premiando la sensibilidad del jugador más que su memoria muscular. Esa naturalidad se refleja también en los pases. Los pases filtrados son más efectivos cuando el jugador sabe leer el movimiento del rival. Ya no basta con apretar un botón: hay que calcular la fuerza y dirección del paso, un ajuste que aporta una dimensión táctica que se agradece. Si bien la inteligencia artificial tiene avances en todas las zonas del campo, todavía no domina la constancia, pues en algunos partidos, parece brillante, mientras que en otros no responde a la altura de la exigencia. Gráficamente, FC26 se apoya en una evolución del motor Frostbite. Los rostros, el sudor, los gestos y los uniformes tienen una fidelidad relevante, sobre todo en las versiones de PC, PS5 y Xbox Series X. Las animaciones del público, la iluminación dinámica y los nuevos planos de cámara refuerzan el drama del fútbol. El Modo Carrera recibió mejoras ligeras, como menús más rápidos, una interfaz más limpia y más control en la progresión táctica, mientras que Volta y Clubs se mantienen sólidos, aunque sin grandes novedades, porque lo mejor del juego sigue estando en el campo, no en los menús. En términos del juego en línea, yo no soy un usuario de Ultimate, pero sí de Temporadas y en este sentido el único comentario desfavorable es que la estabilidad en línea sigue siendo el punto débil. Las conexiones inestables pueden anular por completo las mejoras en el drible y el control de balón.
¿Vale la pena comprar EA Sports FC26? Si disfrutas dominar el balón, pensar el juego y sentir cada regate, sí. Esta entrega puede sentirse como una actualización de la anterior, pero con mejoras considerables en físicas, ritmo y control que recompensan al jugador técnico, no al que solo corre hacia adelante. Si vienes de FC 25, el salto es moderado pero perceptible. Los regates, las animaciones y el balance de juego justifican el cambio, pero si eres un jugador ocasional o esperas una revolución total, quizá convenga esperar a FC27.
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