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Un pueblo de Galicia ha salido a la calle por un problema peculiar: una plaga de moscas que nadie consigue frenar

Publicado: octubre 9, 2025, 10:23 am

Un pueblo de Galicia ha salido a la calle por un problema peculiar: una plaga de moscas que nadie consigue frenar

Ni la masacre de Gaza, ni la subida de los sueldos, ni la mejora de la sanidad pública o la lucha contra la corrupción. Hace unos días los vecinos de Tomiño, una localidad del sur de Galicia, salieron a la calle para protestar por algo bien distinto y que no es habitual encontrarse en la España del siglo XXI: las plagas de moscas. Hartos de encontrarse con los molestos insectos hasta en la sopa (y no, no es una forma de hablar) unas 300 personas se concentraron en la villa para exigir a las instituciones que solucione un problema que llevan años arrastrando.

«Es horrible, terrible de verdad», claman.

¿Qué ha pasado? Que Galicia acaba de vivir la que quizás haya sido la manifestación más peculiar en lo que va de año. No tanto por la forma como por el fondo. Lo que ha sacado a la gente a la calle en Tomiño, una localidad del sur de la provincia de Pontevedra, es una plaga de moscas. Miles y miles de dípteros que se cuelan en los negocios y casas complicando la vida de una parte del pueblo.

La concentración se organizó el pasado domingo en el centro de Carregal, la parroquia de Tomiño más afectada, y reunió a alrededor de 300 vecinos, según precisa Tele Mariñas. La movilización no solo sirvió para exigir soluciones a las administraciones. También ha ayudado a entender mejor cómo afecta la plaga a los habitantes de la zona, que aseguran estar viviendo un auténtico infierno. 

«Esta peste no me deja comer, ni dormir, ni nada», se lamentaba un vecino de 77 años que lleva más de una década viviendo en el barrio. «Es horrible, terrible».

Philip Veater X4datpvhgwo Unsplash

¿Tan grave es? Los testimonios de los habitantes de una de las zonas más afectadas, Amorín, en Carregal, demuestran que la invasión de moscas supone mucho más que una simple molestia. «Es terrible. Matas una y vienen tres al entierro», contaba hace unos días a La Voz de Galicia Avelina, una vecina. 

La gente habla de tiras atrapamoscas que se llenan al poco de colgarlas, negocios «desesperados» e incluso gente que se plantea tirar la toalla y vender sus viviendas si no se soluciona el problema. Hace unos meses en Forcadela, otra parroquia de Tomiño, la propietaria de un bar confesaba que la plaga la obligó a trabajar en horario reducido y prescindir de la terraza para no perder clientela.

«Al desplazarte había tantas que las podías agarrar con la mano, incluso las pisabas», relataba la hostelera, Ana Belén, a La Voz de Galicia. «El techo de mi establecimiento es blanco y estaba negro». En la concentración del domingo los vecinos de Carregal sacaron a la calle un cartel que, tirando de retranca, incidía en la misma queja: «Menú del día: 1º, caldo con moscas; 2º, garbanzos con moscas, café con moscas. Basta ya». Su malestar no se debe solo a la invasión de dípteros en sí. Les molesta también que el problema se repita año tras año sin que las administraciones le encuentren una salida. «Queremos soluciones ya».    

¿A qué zonas afecta? La protesta del fin de semana se organizó en Carregal, Tomiño, pero hace unos meses se quejaban del mismo problema en Forcadela, otro barrio de la localidad. En realidad a pocos habrá pillado por sorpresa. En 2024 en la villa ya se quejaban del mismo problema y hay vecinos que denuncian que las moscas llevan suponiendo un desafío desde hace cerca de un lustro.

En realidad Tomiño no es la única localidad gallega que se las ha tenido que ver con la invasión de dípteros. A casi 175 kilómetros de allí, en Narón (provincia de A Coruña) hay otra parroquia, O Val, que lleva años con un reto simular. «Te llega a desesperar», confesaba en junio uno de sus vecinos a El Confidencial. En su caso incluso ha intentado combatir las moscas con lejía. Sin demasiado éxito.

¿Cuál es el motivo? En Tomiño el problema es lo suficientemente grave como para que hace un tiempo el Ayuntamiento encargase un estudio para aclarar sus causas, una tarea que recayó sobre un grupo especializado en biología ambiental de la Universidad de Vigo. Salustiano Mato, catedrático de Zoología, se resistía el año pasado a hablar de «plaga» de moscas como tal, pero admite que hay «booms poblacionales desproporcionados» de insectos en algunos puntos del municipio. 

Su protagonista es la mosca común, un insecto con un ciclo de vida fugaz, de entre siete y 30 días, pero que es capaz de depositar unos mil huevos durante ese breve período. Los vecinos afectados explican que «las plagas fuertes» se sufren entre primavera y bien entrado el otoño, aunque el problema no se soluciona del todo durante los meses fríos. «Seguimos con moscas porque ya no hay heladas». 

Sobre las posibles causas de su presencia descontrolada en Tomiño, Mato explica que parece haberse dado «una tormenta perfecta», opinión que comparte Galicia Ambiental. «La combinación de factores climáticos, la temperatura y la humedad podrían estar detrás de todo. Se da un conjunto de circunstancias ambientales que favorecen una eclosión, irrupción o reproducción masiva», sentencian.

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¿Y cómo solucionarlo? El problema es más complejo de lo que parece. A la hora de señalar las causas se han apuntado más factores, como el uso de abono en los campos de cultivo, la humedad (la zona queda cerca del Miño), la destrucción de bosque autóctono, con la consecuente pérdida de arbolado y los pájaros que se alimentan de insectos, o la expansión de los cultivos. Hace unos meses de hecho el Ayuntamiento de Tomiño relacionó la plaga de Forcadela con una finca mal abonada, en la que supuestamente se acumuló estiércol en tierra sin arar.

Las cosas tampoco parecen estar claras en los despachos. El año pasado el Gobierno local recordaba que hay un real decreto de 2022 que esytablece que las competencias sobre la inspección y control en el cuidado de las tierras de cultivo recae sobre la Xunta, pero la oposición municipal insiste en que la ley obliga al Ayuntamiento a «actuar» y recuerda que es el que otorga las licencias. 

Para los vecinos de Tomiño el problema es mucho más sencillo. Ellos sencillamente piden a las diferentes instituciones que «trabajen juntas» y zanjen de una vez un problema que, recuerdan, les complica la vida desde hace años.

Imágenes | Asociación de Veciños de Carregal (Instagram), David Burillo (Flickr) y Philip Veater (Unsplash)

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La noticia

Un pueblo de Galicia ha salido a la calle por un problema peculiar: una plaga de moscas que nadie consigue frenar

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Carlos Prego

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