Publicado: octubre 1, 2025, 10:23 pm
La noche en órbita apenas deja tregua. En órbita baja, la estación espacial Tiangong se convierte en escenario de una actividad constante que exige precisión milimétrica. En la última salida extravehicular, los astronautas chinos tuvieron que enfrentarse a un desafío que no proviene de fallos técnicos ni de experimentos científicos, sino de un enemigo silencioso que multiplica los riesgos de cada misión: la basura espacial que se acumula en la órbita baja terrestre y amenaza con golpear la estructura del complejo.
El cronograma de la Agencia de Vuelos Tripulados de China sitúa el inicio de la actividad extravehicular el 25 de septiembre a las 19:45 (hora de Pekín), con Wang Jie como primer astronauta en abandonar el módulo Wentian. Le siguió poco después Chen Zhongrui, encargado de asistir en la instalación de los equipos. Chen Dong, desde el interior de Tiangong, gestionó las comunicaciones con el centro de control y apoyó a sus compañeros durante toda la maniobra. La caminata concluyó de madrugada, a la 1:35 del 26 de septiembre, cuando los dos tripulantes cerraron la escotilla tras completar la agenda prevista. La maniobra se realizó con apoyo del brazo robótico de la estación y del equipo en tierra.
Escudos contra fragmentos: la estrategia de Tiangong para resistir en el espacio
Durante la caminata, el objetivo principal fue instalar un dispositivo de protección frente a fragmentos orbitales, diseñado para reforzar las zonas más expuestas de la estación. La operación incluyó también la revisión del estado de equipos y estructuras externas, con especial atención a los sistemas que sufren mayor desgaste por la exposición continua al entorno espacial. Según los responsables del programa, esta combinación de instalación y mantenimiento busca asegurar que Tiangong mantenga su capacidad operativa en medio de un entorno cada vez más saturado de restos.
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El aumento de basura espacial en la órbita baja es uno de los factores que más preocupa a las agencias en los últimos años. Cada lanzamiento añade fragmentos que, aunque pequeños, alcanzan velocidades que multiplican su capacidad de daño. Para China, reforzar Tiangong no responde a un incidente puntual, sino a la necesidad de adelantarse a un escenario cada vez más complejo.
China no es la única que ha tenido que reforzar su estación frente a la amenaza de los fragmentos orbitales. La Estación Espacial Internacional cuenta desde hace años con sistemas de blindaje específicos, conocidos como escudos anti-MMOD, que protegen sus módulos habitables de impactos de micrometeoritos y basura espacial. La diferencia está en el contexto: se trata de una infraestructura con más de dos décadas de servicio, que ha necesitado adaptarse de forma continua a un entorno cada vez más congestionado. En la ISS, esta filosofía se materializa en blindajes en capas tipo Whipple y Stuffed Whipple, con varios cientos de escudos repartidos por zonas críticas.
La comparación entre Tiangong y la Estación Espacial Internacional ayuda a entender el alcance de sus sistemas de protección. La estación china completó su construcción en 2022 con una configuración en T formada por los módulos Tianhe, Wentian y Mengtian. La ISS, en cambio, comenzó a ensamblarse en 1998 y finalizó su segmento principal en 2011, con una estructura mucho más amplia y compleja. Esta diferencia de dimensiones y antigüedad explica por qué sus blindajes siguen lógicas distintas: la ISS combina protecciones incluidas desde su diseño con refuerzos añadidos a lo largo de los años, mientras que Tiangong integra soluciones pensadas desde el principio para un entorno más congestionado.
El cierre de esta actividad extravehicular no supone un descanso, sino el inicio de una nueva etapa para la misión Shenzhou-20. Los tres astronautas continuarán con numerosos experimentos científicos y pruebas tecnológicas, además de participar en celebraciones a bordo vinculadas al calendario chino. La instalación de blindajes adicionales tiene un objetivo claro: sostener en el tiempo la seguridad de la tripulación y la integridad de Tiangong, que aspira a consolidarse como una base estable para la investigación espacial en medio de un entorno orbital más exigente.
Imágenes | Xinhua
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La noticia
Los astronautas chinos han pasado seis horas reforzando Tiangong contra un enemigo cada vez más peligroso: la basura espacial
fue publicada originalmente en
Xataka
por
Javier Marquez
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