Publicado: septiembre 29, 2025, 12:23 pm
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A medida que la Inteligencia Artificial (IA) se vuelve más capaz y general, la necesidad de un desarrollo responsable y equitativo es primordial. Lila Ibrahim, directora de operaciones de Google DeepMind, se ha convertido en una voz clave en esta conversación, impulsando estrategias que buscan asegurar que esta tecnología transformadora beneficie a toda la humanidad y no solo a una élite privilegiada. DeepMind, la división de investigación y desarrollo en IA de Google, no solo se enfoca en modelos generativos avanzados como Gemini, sino que también trabaja intensamente en la ética y el impacto social, priorizando lo que Ibrahim denomina «IA descolonial». Para la ejecutiva, este concepto es un área de investigación específica dentro de los esfuerzos de la empresa para garantizar el desarrollo responsable de la inteligencia artificial, beneficiando a toda la humanidad.
IA accesible para todos La transformación educativa del futuro La búsqueda del dinero o las motivaciones científicas
Esta aproximación se centra en la investigación sobre sesgos y se realiza en colaboración con científicos sociales para enmarcar la discusión sobre las implicaciones culturales de la IA, especialmente en el contexto de los grandes modelos de lenguaje. Este enfoque busca activamente la responsabilidad desde el principio del desarrollo, asegurando que las comunidades subrepresentadas tengan una voz y un control en la manera en que la tecnología se desarrolla y se implementa en el mundo. Una postura de este tipo dentro de una empresa global como DeepMind es significativa, particularmente en este momento de la historia en que la administración Trump decidió desmantelar las políticas de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI) en el sector tecnológico. Algunas empresas tecnológicas y no, ya sea por presión o por alineación con la retórica conservadora, redujeron o eliminaron sus iniciativas DEI bajo el argumento de una supuesta “discrtiminación inversa”. Desde el lado de negocio, cada vez hay más investigaciones donde se resalta que este tipo de políticas no son un lujo “woke”, como lo llama Trump, sino un imperativo corporativo y las cifras lo avalan. En un reciente informe, el Foro Económico Mundial señaló que las empresas que incluyen políticas DEI en sus estrategias de negocio mejoran el rendimiento, la innovación y la satisfacción de los empleados, además de aportar mayor rentabilidad de los activos en ingresos netos. En términos de la comunidad LGBTI+, otro estudio de 2024 de la Organización para Cooperación y el Desarrollo Económicos destacó que las medidas inclusivas permiten a esta población alcanzar todo su potencial y productividad, algo que genera beneficios tanto para las compañías como para la sociedad. La visión de Ibrahim sobre la tecnología está profundamente arraigada en su trayectoria personal y profesional. Tras casi 30 años en el sector tecnológico, México fue parte de su formación y experiencia, pues lideró equipos de innovación de Intel en el país, lo que le dio una perspectiva más amplia de otros contextos. Su experiencia personal, marcada por la discapacidad de su hermana, definieron su línea de pensamiento: ¿Cómo hacer que la tecnología sea útil para la gente y no solo para unos pocos privilegiados? La búsqueda de un acceso equitativo es fundamental, subraya Ibrahim, especialmente en países emergentes y desde su puesto en DeepMind busca activamente reducir las brechas estructurales a través de intervenciones directas. Un ejemplo es el trabajo con AlphaFold, un sistema de IA avanzada para la predicción de estructuras de proteínas, el cual se puso a disposición de forma gratuita, pero detectó que el Sur Global presentaba baja actividad porque la investigación de proteínas requería equipos costosos y extensos años de trabajo. Fue así como la división intervino para proporcionar «acceso más equitativo» mediante capacitaciones y colaboraciones con organizaciones enfocadas en problemas no atractivos para el mercado, como las «enfermedades desatendidas». De hecho, en el ámbito educativo, DeepMind está fortaleciendo la alfabetización en IA en diversos países como México. En el país, la empresa anunció una inversión de 2 millones de dólares para expandir el programa Experience AI, el cual se desarrolló en asociación con la Raspberry Pi Foundation, y busca que los profesores tengan el currículo necesario para trabajar con estudiantes jóvenes, permitiéndoles crecer en torno a la alfabetización de la IA. La implementación se realiza en asociación con la comunidad local para asegurar que ellos «tengan control sobre la mejor manera de llevar esto al mercado». El programa tuvo pruebas piloto inicialmente en comunidades marginadas del Reino Unido y posteriormente en México, específicamente en Veracruz, donde trabajaron con 200 profesores y 5,000 estudiantes. En este sentido, Ibrahim enfatiza que el enfoque no es impuesto, sino de colaboración: «No se trata de que vengamos con nuestras soluciones. Se trata de co-crear las soluciones juntos». Al mirar hacia el futuro, Ibrahim expresa su optimismo sobre la capacidad de la IA para acelerar el descubrimiento científico —imaginando curas para el Parkinson o la malaria, o el desarrollo de nuevos materiales que impactarán en el desarrollo de nuevas soluciones a problemas comunes. Sin embargo, el área que más la emociona, dada su experiencia y rol como madre, es la «educación». Ahí visualiza un futuro en el que cada estudiante «tenga acceso a un tutor personal» en la IA, que enseñe sin prejuicios y de la manera que el estudiante quiera aprender (ya sea visualmente o en el mejor modo que considere para sí mismo). La IA, en esta visión, también pretende fungir como un «asistente para cada profesor» que libere a los docentes para enfocarse en lo que más les apasiona: despertar la curiosidad y encender la pasión en sus alumnos. La realidad de la industria tecnológica hoy en día se caracteriza por la búsqueda de productos que permitan rentabilizar las altas inversiones que están haciendo las grandes firmas de tecnología. Las decisiones de empresas como Meta, que atrae talento con base en bonos multimillonarios, por ejemplo, preocupa por el efecto que puede tener en las motivaciones de los científicos. ¿Cómo garantizar que la ética y la investigación responsable no queden relegadas por la lógica del mercado? Aunque no hay una respuesta única, Ibrahim aborda esta preocupación enfatizando la necesidad de «operacionalizar el cuidado». Esto implica que la responsabilidad debe construirse «desde el principio», siendo parte de la gobernanza, el tipo de investigación y las asociaciones. Para ella, la IA es una tecnología transformadora que requiere «un cuidado excepcional». Señala que los líderes tienen la responsabilidad de fomentar esta cultura, asegurándose de que sea parte del trabajo diario de los investigadores, un aspecto crucial que lleva a su trabajo desde que asumió el rol en Google Su confianza se basa en el compromiso que percibe en Google, pues considera que la compañía «toma la responsabilidad muy en serio», un factor crucial que le dio la confianza para aceptar su rol.
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