Publicado: septiembre 28, 2025, 9:34 am
El informe ‘Descarbonizar los sectores difíciles de reducir con energías renovables: perspectivas para el G7», publicado por la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), recuerda que para lograr la descarbonización de todos los sectores de la economía en 2050 serán necesarios grandes inversiones y cambios muy profundos en el sistema energético. Si bien la hoja de ruta de algunos sectores está clara, no ocurre lo mismo con otros como el del transporte pesado de mercancías por mar y carretera o el de la aviación, que avanzan con lentitud y no encajan en el estándar de la electrificación. «También llegar a emisiones cero en algunas industrias será tarea difícil. Cada sector industrial se enfrenta con situaciones muy diferenciadas, tanto por las posibilidades tecnológicas existentes para la descarbonización como por los costes de inversión y operación de esas nuevas tecnologías, incluyendo los costes de cambio desde unas tecnologías a otras», explica Diego Rodríguez-Rodríguez, catedrático de Economía UCM y experto en mercado energético y economía industrial. Indica, por ejemplo, que en el transporte aéreo hay ya una ruta de integración creciente de combustibles renovables. «Sin embargo, las reducciones globales de emisiones van a ser muy moderadas en relación con las que prevemos, por ejemplo, en la automoción», resalta. Esto se debe a que la solución tecnológica en la automoción (electrificación) es clara y crecientemente competitiva. «Cuestión distinta es su ritmo. Con frecuencia el regulador o el político desearía que ese ritmo fuera mucho más rápido, probablemente porque infravalora los costes asociados a esa transición», añade. Algunos de los sectores de difícil descarbonización son el acero, el cemento, los productos plásticos, la aviación, el transporte de mercancías y la agricultura. Las opciones principales para descarbonizar son la reducción de la demanda de productos y servicios intensivos en emisiones, la mejora de la eficiencia energética y la implementación de soluciones tecnológicas que permitan menores emisiones (por ejemplo, electricidad, biomasa, captura de CO2 e hidrógeno). Es aquí donde el hidrógeno verde, como vector energético, y el desarrollo innovador de la tecnología de captura de CO2 biogénico se hacen imprescindibles para ir migrando hacia los fueles sintéticos, metanol, amoniaco… y que aporte así una respuesta verde a este sector tan destacado en el origen de los GEI a nivel mundial. Joaquín Valcarce Lledó, CEO de Viroque Energy, indica que muchos de los sectores industriales están afrontando la transición energética con una hoja de ruta que combina inversión en renovables, creación de comunidades de energía y la puesta en marcha de nuevas modalidades para la contratación del abastecimiento eléctrico (CAEs o PPA verdes). «Cada vez son más las compañías que apuestan por el autoconsumo, invirtiendo en tecnología de generación energética fotovoltaica, eólica y de almacenamiento en terrenos industriales, lo que les permite garantizar un suministro menos dependiente de la red, que reduce sus costes y garantiza su aporte a los objetivos de transición energética», resalta. Al mismo tiempo, se está avanzando en la creación de comunidades de energía, proyectos colaborativos que impulsan ecosistemas locales de generación compartida. «Estos modelos contribuyen a consumir energía de proximidad, reducir emisiones, mejorar la competitividad y democratizar el acceso a energía limpia, integrando a empresas, administraciones y ciudadanía en torno a un objetivo común: la sostenibilidad», añade Valcarce. El CEO de Viroque Energy indica también que se consolidan los Contratos de Abastecimiento Eléctrico o PPA verdes, acuerdos a largo plazo entre generadores y consumidores industriales que permiten asegurar un suministro renovable estable, fijar precios competitivos y reducir la exposición a la volatilidad del mercado. «Desde la perspectiva de la industria, estos contratos no solo aportan certidumbre financiera y reducción de costes, sino que también refuerzan la estrategia de descarbonización, los compromisos ESG y la reputación corporativa», puntualiza. En conjunto, cree que la transición energética en la industria no es solo una respuesta a la urgencia climática, sino también una oportunidad para ganar eficiencia, competitividad y alineación con los esfuerzos mundiales de descarbonización de los sectores económicos con más impacto al medio ambiente. Reconoce que en el caso del sector transporte avanza a distintas velocidades. Mientras el coche eléctrico progresa «gracias a la rápida expansión de la red de carga y la constante innovación del mercado automotriz en tecnologías de energización alternativas», sectores como el marítimo o el ferroviario requieren transformaciones con mayor grado de complejidad y costes, «debido al reto que supone la escalabilidad e incertidumbre frente a las múltiples soluciones alternativas del sector energético y la coordinación en la implementación con quienes poseen la infraestructura de transporte», resalta Joaquín Valcarce Lledó. Para acelerar el proceso, desde Viroque Energy creen que serán decisivos tres factores: por un lado, la colaboración público-privada y los incentivos fiscales a productores y consumidores, que hagan viables las inversiones en la infraestructura actual; en segundo lugar, marcos regulatorios estables que den certidumbre a la implantación de las nuevas tecnologías y a la variedad de fuentes de energía renovable en el largo plazo; y, finalmente, «asegurar la escalabilidad de tecnologías y alternativas como el hidrógeno, los biocombustibles o las baterías, que al posicionarse en el mercado y consolidar su oferta y demanda, podrán reducir sus costes de producción y venta y convertirse finalmente en fuentes verdaderamente competitivas». El Foro Industria y Energía abordó hace unos meses con distintas empresas estrategias clave en la descarbonización de procesos industriales complejos. Nedgia promueve los gases renovables, destacando su capacidad para aprovechar infraestructuras existentes y ofrecer precios estables como complemento a la electrificación para una descarbonización eficiente. «Estudiar todas las alternativas y mirar con luces largas», apuntó como clave Ignacio Cabané, responsable de conexión a la red de gases renovables de Nedgia. La empresa Alier ha eliminado por completo su dependencia del gas natural, sustituyéndolo por biomasa para cubrir el 100% de sus necesidades energéticas y evita 92 toneladas de CO2 anuales. Según explicó Manuel Fernández, responsable de energía de la compañía, este logro se cimenta en el «compromiso inquebrantable de la dirección». Albert Concepción, director del Foro Industria y Energía, recuerdó que la descarbonización industrial requiere una visión compartida, decisiones valientes y un mix energético diversificado que brinde estabilidad y competitividad. El Gobierno español aprobó en 2022 el Proyecto Estratégico para la Recuperación y Transformación Económica (PERTE) de descarbonización industrial. El proyecto nació con una inversión pública prevista de 3.100 millones de euros y con el objetivo de movilizar hasta 11.800 millones de euros de inversión total. Las inversiones en descarbonización y modernización de la industria manufacturera impulsadas a través de este PERTE permitirán incrementar la competitividad del sector en alrededor de un 10% y supondrá la creación de unos 8.000 empleos. Además, según las estimaciones del Ministerio de Industria, Comercio y Turismo, se prevé una reducción de las emisiones que podría alcanzar los 13 millones de toneladas de CO2 al año.