Publicado: septiembre 26, 2025, 5:38 am
No sabe ya ni cuántas veces ha tenido que deletrear su apellido a lo largo de su vida para que le entiendan. Así comienza De todos lados un poco, el último documental del actor y director, Álex O’Doherthy, basado en su propia vida: «Esa es la idiosincrasia de tener un apellido extranjero en un país como España. En realidad, todos somos de todos lados un poco».
Un trabajo en el que este gaditano, de origen irlandés, indaga en la historia de su familia, remontándose 300 años atrás para intentar conocer más su pasado. «Nuestro pasado es fundamental por muchas razones porque creo que nos hace a todos mucho más tolerantes darnos cuenta de que no tiene sentido sentirte dueño de un sitio por haber nacido en él… Es una casualidad, al fin y al cabo, que debemos agradecer o recriminar a nuestros padres», añade.
«No podemos pretender que ese sitio sea nuestro, ni que nos den las llaves del sitio donde nacemos para determinar quién puede entrar o quién no, si todos miráramos atrás nos daríamos cuenta de que, en algún punto, siempre hubo alguien que tuvo que salir de su casa«, defiende.
Un proyecto en el que reflexiona sobre los orígenes, las fronteras y esa realidad, tan presente hoy en día en el discurso político, como es la inmigración: «En realidad no supone un problema, pero lo disfrazan por sus propios intereses».
Un español con apellido extranjero, que nació con una ventaja, ser blanco, por eso, asegura que nunca ha sentido la discriminación. Una realidad muy distinta a la que han vivido algunos compañeros de profesión como Emilio Buale, Vicenta N’Dongo o Alberto Jo Lee, y comparten en este documental: «Les quise preguntar a ellos como les había ido y como se sentían y evidentemente la cosa cambió mucho. No todos los descendientes de emigrantes son tratados iguales, depende fundamentalmente de donde vengan, pero sobre todo del color de su piel. Y eso son cosas que está bien que las pongamos sobre la mesa para que nos demos cuenta de que realmente no tiene sentido y ojalá podamos conseguir cambiarlo».
Un trabajo que ha supuesto un viaje metafórico y también real, un viaje más para un viajero empedernido que acumula instrumentos y objetos de gran parte de los rincones del mundo: «Tengo todas estas cosas porque me gustan y porque las utilizo, algunas más que otras. Toco todo, pero mal…, pero me hace feliz tocarlo, aunque sea así».
De hecho, sus inicios fueron en Londres tocando en el metro con su amigo Manolo, cuando apenas tenía 19 años, para ganarse la vida. «Teníamos una guitarra allí, aquí la tengo (me señala), íbamos al metro a cantar y no sabes qué felicidad».
Un trabajador incansable y un auténtico superviviente que lleva años ganándose la vida como actor y humorista, desde que su personaje de Arturo Cañas en Camera Café le diera a conocer al gran público. Desde entonces no ha parado de trabajar, en cine, televisión o con su monólogo, Imbécil, con el que se ha recorrido todas las provincias de España e incluso ha sacado un libro, Palabrerío Ibérico, un diccionario de expresiones y palabras que le han ido descubriendo en su particular gira.
«Como estuve cinco años, hice más de 300 funciones, y acabé con más de 1.500 palabras. Y como ya me obsesioné con ir a todas las provincias, pues fui a hacer el espectáculo a todas las provincias, incluido Ceuta y Melilla». Un gaditano, un irlandés, un actor español, un humorista, un viajero, al final, como todos, un ciudadano del mundo.