Publicado: septiembre 24, 2025, 1:51 pm
Pocos calificativos mejores que leyenda para describir a Claudia Cardinale, quien fallecía este pasado martes a los 87 años en la localidad de Nemours, en la región de Île-de-France, cerca de París, donde residía desde los años 70. Porque eso es lo que fue prácticamente desde sus inicios en el séptimo arte, una leyenda del cine. Una estrella que comenzó con papeles en cintas inolvidables como Rufufú —cuyo título en español la emparentaba con el clásico francés de cine negro Rififí— o Rocco y sus hermanos y a la que siempre quisieron comparar con otras actrices italianas como Sofía Loren o Gina Lollobrigida por su exuberancia y sensualidad.
Pero Claudia Cardinale no era italiana. Lo eran sus padres, oriundos de Sicilia, si bien ella nació en Túnez cuando este era protectorado francés, en 1938. Aquella fama de mujer con curvas y mucha personalidad se la dio quien fue su único marido, el productor Franco Cristaldi, con quien se casó en 1966, después ya de haber aparecido en grandes películas como El gatopardo, Cartouche, La pantera rosa u Ocho y medio, dirigida por Federico Fellini, el único que se enamoró de su verdadera voz, muy ronca, pues hasta entonces siempre la acababan doblando.
Cristaldi había sido el productor de la mencionada Rufufú y lo sería en más películas de Cardinale, como Sandra (León de Oro en el Festival de Venecia y uno de sus mejores papeles). Sin embargo, también fue el artífice de una de las tretas ante la prensa para que no descubriesen la verdad: que Claudia Cardinale era madre de un hijo bastardo nacido cuando todavía vivía en Túnez y que tuvo con la mayoría de edad recién cumplida, un escándalo que apuntaba a destruir la carrera de la por entonces prometedora joven.
Porque hay que remontarse a 1957, año en el que, tras comenzar a descollar en el mundo de la moda, también da el pistoletazo de salida su carrera cinematográfica, pues llama la atención de diferentes directores de casting. Tras robar los planos en sus apariciones en Goha [en español, El día del amor], junto a Omar Sharif, e iniciar un ciclo de películas prodigioso con Un maldito embrollo, se la ve siempre acompañada por su familia: sus padres, su hermana Blanche y su hermano pequeño, Patrick, también llamado en algunos medios Patrizio.
Y nada hubiese cambiado si no llega a ser porque, en 1964, la prensa dio con la verdadera partida de nacimiento del joven. La publicaron sin su consentimiento y ahí quedaba constancia de que Claudia había sido madre soltera a los 18 años, pues dio a luz en Londres. La historia es mucho más rocambolesca y cruenta: el joven era fruto de una violación que Claudia había sufrido a los 17 años, pero la propia familia le había ocultado la verdad a Patrick, que de verdad pensaba que la actriz era su hermana, no su madre.
Había sido Cirstaldi, además, quien al conocer la historia anteriormente había convencido a Claudia para que lo presentara en sociedad como su hermano, dado que sabía que la moral de entonces no iba a aceptar tan fácilmente como estrella del cine y sex symbol a una mujer que había sido madre fuera del matrimonio siendo una adolescente, y si se sabía la verdad se truncaría de manera casi inmediata su fulgurante carrera. De hecho, el propio Cirstaldi acabaría adoptando a Patrick como su hijo.
La publicación de la verdad, sin embargo, hizo que la actriz reaccionara concediéndole una entrevista en abril de 1967 al famoso periodista de Paris Match Gilbert Benno Graziani, en la que presenta en sociedad a Patrick, afirmando que cariñosamente le llaman ‘Pit’. «Se han dicho tantas mentiras. Mi hijo jamás fue abandonado. Siempre ha vivido con nosotros, solo que él creía que mis padres eran también los suyos y que yo era su hermana mayor. Ahora mismo está muy sensible, todo es nuevo para él. No lo entiende bien. Me gustaría que lo dejaran en paz. En Roma la prensa es tan venenosa…», afirmó.
No dejó de explicar cada detalle en la larga entrevista. «Durante los primeros seis meses, Pit estuvo al cuidado de una nodriza [de la que más tarde dice que sospecha que fue quien puso a los periodistas en la pista]; ya después, vino a vivir con mi familia hasta los cuatro años y medio», afirmó, así como que no aceptaba «contratos largos en el extranjero» y «la gente no entendía por qué».
«Me duplicaban el salario y yo no podía darle ninguna razón válida», reveló la intérprete de Hasta que llegó su hora o Fitzcarraldo, que sentencia: «Todavía no se ha acostumbrado a llamarme ‘mamá’. Fue por él que no quise decirle la verdad. Ni mi carrera ni mi matrimonio con Franco ha influido en esa decisión. Siempre temí que se atormentara al descubrir el secreto de su nacimiento y esperé el momento oportuno».
Eso sí, en aquella entrevista mintió, dado que explica que nació fruto de «un error de juventud en Túnez», una noche de pasión con un hombre más mayor que ella. «Lo abandoné mucho antes de que naciera Pit», agregó, nuevamente protegiéndose de las posibles represalias. Porque la verdad, la violación, no la contó hasta 1995, en su autobiografía, Io, Claudia. Tu, Claudia, que no se ha traducido al español.
En sucesivas entrevistas, como con Il Correire della Sera, explicó aquella aciaga noche. «No podía hablar ni gritar, me quedé paralizada. Cuando me enteré de que estaba embarazada, supe de inmediato que mi vida no volvería a ser la misma», afirmó, así como que de aquella violencia «espantosa», nació «la cosa más bella». «Aunque fuese una situación muy complicada para una joven madre, decidí no abortar. Hablé con mis maravillosos padres y con mi hermana Blanche y juntos decidimos que mi hijo crecería en la familia como un hermano menor», agregó Claudia.
La actriz, que se separaría de Cristaldi en 1975, encontró el amor para siempre en la figura del director Pasquale Squitieri, con quien viviría hasta la muerte de este en 2003 y con quien tuvo a su segunda hija, Claudia Squitieri, amén de que el realizador ya tenía tres hijos de su matrimonio anterior.
Además, hay que finalizar con las propias palabras que Patrick, hoy por hoy arquitecto y diseñador, afirmó en su momento para la prensa francesa, si bien ha vivido siempre alejado la fama: «No fue fácil crecer con una historia tan complicada, pero nunca jamás dudé del amor de mi madre. Siempre estuvo presente para mí, incluso cuando ni el mundo sabía quién era yo realmente».