Publicado: septiembre 20, 2025, 6:35 am
El año 1982 fue un año que el mundo del tenis nunca olvidará: Bjorn Borg, en el mejor momento de su carrera, anunciaba su retirada del deporte con solo 26 años y 11 Grand Slam en su palmarés. Un adiós a la raqueta fruto de la desmotivación que fue solo el principio de una caída al infierno de la adicción al alcohol y las drogas que le llevó incluso a estar al borde de la muerte en varias ocasiones.
«Estaba feliz de alejarme del tenis, de alejarme de esa vida. Pero no tenía un plan sobre qué hacer… No tenía personas detrás de mí para guiarme en la dirección correcta», reconoció recientemente el extenista de 69 años sobre lo que ocurrió tras su retirada. «Estaba perdido en el mundo. Había drogas, pastillas y alcohol para escapar de la realidad. No es bueno, claro, te destruye como persona», detalla en otra entrevista.
Y es que fue en el verano de ese mismo año, tras empezar una nueva etapa de su vida mudándose a Nueva York, cuando empezó a consumir cocaína: «Sentí la misma euforia que el tenis. La sensación en sí era nueva y me hizo sentir increíblemente lleno de energía. Me enganché al instante«, relata en su libro, Heartbeats, según recoge The Guardian.
Envuelto en una espiral destructiva sin un propósito tras su adiós a las pistas, su adicción a las drogas fue a más, mezclando el consumo de cocaína con pastillas. «Cuando te sientes mal, intentas escapar. Intenté escapar con drogas, pastillas y mucho alcohol», reconoce Borg, que asegura que «buscaba algo», aunque «no sabía qué», y que, con las drogas, no pensaba en sus problemas.
«En 1989, cuando tomé la decisión de volver a jugar al tenis [terminó regresando en 1991, con 36 años], supe que no podía seguir viviendo así. Necesitaba encontrar otra cosa», reflexiona el exjugador sobre el punto de inflexión, que llegó cuando vivía en Milán, en medio de un tormentoso matrimonio con la cantante Loredana Bertè, y tras el fracaso de su marca de ropa, lo que provocó que sufriera graves problemas económicos.
«Estuve cerca de morir muchas veces, pero arreglé mi vida y estoy muy contento conmigo mismo», relató recientemente en la BBC, pues fue en 1989 cuando sufrió su primera sobredosis. «La peor vergüenza de todas» para él, sin embargo, tuvo lugar varios años después, en 1993, cuando recayó antes de jugar un torneo de exhibición en Holanda, donde se encontraba junto a su padre: «Me caí al suelo, y lo siguiente que supe fue que estaba despertando en el hospital con tubos en mí», desvela en The Guardian, confesando que el médico le había dicho a su padre que había estado «muy cerca de morir».
«Eso fue probablemente lo peor que he hecho en mi vida. Fue terrible. Cuando desperté en el hospital, vi a mi padre frente a mí y me sentí muy avergonzado. Cuando volamos a Estocolmo, no nos dijimos ni una palabra. Estaba decepcionado, triste, y estoy seguro de que también estaba enojado», añade sobre ese episodio.
Después de años de idas y venidas en su adicción a las drogas, Borg, que ganó cinco torneos de Wimbledon y seis de Roland Garros, un total de 66 títulos individuales y estuvo en lo más alto del ránking durante 109 semanas, consiguió desintoxicarse finalmente en 1999.
