Publicado: septiembre 1, 2025, 10:23 pm
Nos despedimos del esperado agosto sin nostalgia. En la distancia corta lo recordaremos por la ola de calor soportada y, peor aún, por la ola de incendios sufrida. Lejos de disfrutar de las playas y las excursiones muchos compatriotas las han pasado canutas viendo cómo las llamas arrasaban con sus paisajes, con sus casas, con sus medios de vida y, lo peor, con algunas víctimas.
Lejos, pero no tanto como para olvidarnos, agosto nos deja dos guerras en vías de eternizarse, con muertes diarias por las bombas o el hambre, con la agravante de Vladimir Putin en el Kremlin y Donald Trump en la Casa Blanca, ellos sin tomarse vacaciones. Por si las guerras fuesen poco, Trump en sus ocho primeros meses en el poder ya nos ha puesto la economía internacional patas arriba con la amenaza de los aranceles.
Los dos enemigos tan bien avenidos también nos anticipan una paz armados hasta los dientes y la amenaza para los jóvenes de tener que volver al servicio militar obligatorio para frenar sus ambiciones territoriales tanto en Ucrania como en Groenlandia. Trump seguirá soñando y gobernando con vistas a perpetuarse en la historia con el Nobel de la Paz que, lejos de darle el prestigio que ansía, se lo restaría a la tradición del premio.
Así que ánimo. A muchos todavía les queda septiembre, el premio de consolación para los que van con retraso en su veraneo. De momento el termómetro ya no asusta y el fuego ya solo amenaza con recrudecer la reyerta en que pierden el tiempo los partidos políticos que deberían volcarse en apagarlo. Con los votos que ganarían defendiendo sus diferencias ideológicas y pragmáticas de manera civilizada…