Publicado: agosto 24, 2025, 5:55 pm
España se ha habituado a convivir con una anomalía democrática que pasa casi inadvertida: un Gobierno que, durante toda la legislatura, no ha presentado ni un solo proyecto de Presupuestos Generales del Estado (PGE). La Constitución no lo plantea como una cortesía, sino como una obligación. El artículo 134 es taxativo: las cuentas deben discutirse y aprobarse cada año. Saltarse ese trámite significa renunciar al único momento en el que la política se ve forzada a retratarse, a ordenar prioridades y a establecer compromisos entre intereses que, en la vida real, son incompatibles. Un Presupuesto no es solo un ejercicio contable. Es la expresión en cifras de una conversación colectiva: cuántos recursos vamos a dedicar a la sanidad, la prevención… Ver Más