Publicado: agosto 19, 2025, 6:23 pm
La polémica en torno a Ozempic, fármaco que nació para combatir eficazmente la diabetes tipo 2, y que contribuye a reducir considerablemente la obesidad, parece no tener fin. A su finalidad como aliado de las personas con problemas de azúcar elevado en la sangre, enseguida se le sumaron ‘novios’ que nada temían que ver con este objetivo: al demostrarse que era eficaz en la pérdida de peso, este inyectable se convirtió en el favorito de quienes sólo querían adelgazar, sin ningún tipo de control médico.
Y es que Ozempic, capaz de reducir el apetito y conseguir una pérdida rápida de peso, empieza a ‘hacer aguas’ cuando su uso no tiene una justificación recomendada por parte del profesional de la salud. En este caso, el bioquímico Benjamin Bikman, experto en metabolismo y reputado investigador, alerta en el podcast The Diary of a CEO sobre el uso indiscriminado de medicamentos, como Ozempic, cuyo componente activo es la semaglutida.
Qué es Ozempic y cómo actúa en nuestro organismo
Ozempic es un fármaco creado por la empresa danesa Novo Nordisk hace más de 12 años, cuyo principal componente es la semaglutida, eficaz en la lucha contra la obesidad, tan directamente relacionada con la diabetes tipo 2. El lanzamiento de este medicamento se enfocó claramente a esta enfermedad prevalente en España y en el mundo, que eleva las cifras de azúcar en sangre de manera incluso peligrosa para la salud.
¿Cuál es exactamente la función de la semaglutida? Lo que hace este principio activo es ‘animar’ al páncreas a producir insulina, fundamental para equilibrar las cifras de azúcar en sangre. Además, inhibe la producción de glucagón, que es la hormona que facilita la liberación de hidratos de carbono almacenados en el hígado. También, la semaglutida provoca sensación de saciedad, por lo que la ingesta se reduce, hay menos apetito y se reduce la grasa corporal.
En el apartado de pérdida de peso, Ozempìc se ha convertido en una opción por sí misma, independientemente de la diabetes, lo que ha llevado a un uso y abuso indebido en muchos casos, que puede tener consecuencias inesperadas e indeseadas como la «herramienta para facilitar los trastornos alimenticios que puede llegar a ser», explica Bikman.
El peligro de perder masa muscular y hueso
El experto en metabolismo habla en el podcast mencionado, de la manera en la que los medicamentos como Ozempic tienen la función de imitación de una hormona intestinal denominada GLP-1, encargada de enviar señales al cerebro para que se sienta saciado. Esa señal se manifiesta justo después de comer. En palabras del bioquímico, «una comida baja en carbohidratos puede triplicar la respuesta de GLP-1 respecto a una alta en carbohidratos».
Uno de los grandes problemas es que este proceso no va a funcionar igual en todas las personas. De hecho, una de las circunstancias que más preocupan a los expertos es la posibilidad de pérdida de peso, sí, pero también de masa magra: «Por cada 2,7 kilos de grasa que se pierden, se pierden 1,8 de masa magra, incluyendo músculo y hueso«, según los últimos estudios.
Bikman alerta, por ejemplo, de muchos casos de mujeres jóvenes que han utilizado Ozempic durante años para adelgazar y que, con el tiempo, han desarrollado osteoporosis prematura. Es más, en el otro extremo, «las personas mayores de 60 años que hayan perdido peso con este medicamento, nunca recuperarán ni el músculo ni el hueso, y sí la grasa en cuanto abandonen el tratamiento».
Efectos adversos de Ozempic en la salud mental
En cuanto a las repercusiones de Ozempic en la salud mental, el bioquímico habla de que «no solo reduces el apetito; también se reduce el interés por todo, por tus aficiones, por el ejercicio…incluso, un estudio encontró el riesgo de desarrollar ideas suicidas, o depresión«.
No se trata, según el experto, de negar los beneficios de este medicamento, que sí los tiene. Pero siempre debería utilizarse bajo criterio médico y con un objetivo específico relacionado con la diabetes. Adelgazar no debe circunscribirse a un pinchazo, sino a un estilo de vida saludable, con buenos hábitos alimenticios y la práctica de alguna actividad física diaria.