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Parecía un error de medición, pero el neutrino que atravesó el Mediterráneo en 2023 era real. Y nadie sabe de dónde vino

Publicado: agosto 19, 2025, 12:23 pm

Parecía un error de medición, pero el neutrino que atravesó el Mediterráneo en 2023 era real. Y nadie sabe de dónde vino

En el fondo del mar Mediterráneo, a 3.500 metros bajo la superficie, un sensor de alta tecnología fue atravesado por una partícula subatómica con una energía demencial. Durante meses, los científicos pensaron que se trataba de un error de medición. El detector, aún pruebas, debía de estar mal calibrado. Pero ahora saben que ocurrió de verdad.

13 de febrero de 2023. La red europea KM3NeT, que apenas había instalado el 10% de sus telescopios submarinos ARCA, detectó un fogonazo. En mitad de la noche (para más señas, a la 1:16:47 UTC), más de un tercio de los 21 sensores situados a 80 km de la costa de Sicilia se iluminaron. No fue un destello sutil, registraron más de 28.000 fotones.

El evento, bautizado como KM3-230213A, correspondía a un muón que había atravesado el detector casi en horizontal con una energía de 220 petaelectronvoltios. Eso es 100 millones de veces la energía de los fotones de la luz visible. Un fogonazo 30 veces más energético que el neutrino de mayor energía detectado hasta la fecha, superando con creces las energías que se alcanzan en el Gran Colisionador de Hadrones del CERN. Era imposible. ¿O no?

Un poco de contexto. Para entender la magnitud de este descubrimiento, primero hay que hablar de los neutrinos. Apodados «partículas fantasma» por una buena razón, no tienen carga eléctrica, su masa es casi nula, y apenas interactúan con la materia. Ahora mismo, miles de millones de neutrinos provenientes del Sol y de otros rincones del universo están atravesando nuestro propio cuerpo sin que lo notemos.

Esta naturaleza esquiva los convierte en los mensajeros cósmicos perfectos. A diferencia de los rayos cósmicos (que son partículas cargadas), los neutrinos no son desviados por los campos magnéticos. Viajan en línea recta desde su punto de origen, trayendo consigo información pura sobre los eventos más violentos y energéticos del universo: agujeros negros supermasivos, explosiones de supernovas o estallidos de rayos gamma.

Los verdaderos cazafantasmas. El desafío con los neutrinos es atraparlos, y aquí entra en juego el KM3NeT (Kilometre Cube Neutrino Telescope), un observatorio de proporciones titánicas aún en construcción bajo el Mediterráneo. No es un telescopio tradicional, sino una gigantesca infraestructura submarina que usa el propio mar como detector. Consiste en una red de líneas verticales ancladas al lecho marino, equipadas con miles de ojos hipersensibles: los módulos ópticos digitales.

Muy de vez en cuando, un neutrino choca con una molécula de agua, produciendo otras partículas, como el muón, que viaja más rápido que la luz en el agua. Este fenómeno genera un destello de luz azulada conocido como radiación Cherenkov. Los sensores del KM3NeT capturan este brillo y, analizando el tiempo y la intensidad de la luz, los científicos pueden reconstruir la dirección y la energía del neutrino original.

Un neutrino récord. Tras un año de análisis meticuloso, KM3NeT confirmó lo que parecía imposible: la detección del neutrino más energético jamás observado. Un muón con una energía demencial de 220 PeV atravesó el detector como una bala de cañón aquel 13 de febrero de 2023. Su trayectoria casi horizontal fue clave para descartar que se tratara de «ruido de fondo», como los muones atmosféricos, que se producen por la interacción de los rayos cósmicos con la atmósfera terrestre.

Una partícula así no podría haber atravesado cientos de kilómetros de roca y agua para llegar al detector desde arriba. La única explicación plausible es que un neutrino de energía aún mayor llegó desde el cosmos, interactuó cerca del detector y generó el muón que los sensores vieron pasar. El hallazgo, publicado en la prestigiosa revista Nature, nos acerca a uno de los eventos más extremos documentados. El problema: nadie sabe de dónde demonios vino.

En busca de la fuente. Visto en perspectiva, detectar la partícula fue la parte fácil. Ahora viene lo complicado: averiguar su origen. Los científicos apuntaron sus antenas en la dirección de la que provenía el neutrino y escanearon los cielos en busca de algún evento cataclísmico que pudiera haberlo generado. Revisaron catálogos de rayos gamma, rayos X y ondas de radio en busca de blázares (galaxias con agujeros negros supermasivos que lanzan chorros de materia hacia nosotros) o cualquier otro fenómeno transitorio.

El resultado: no encontraron una fuente clara. Aunque la dirección apunta a una región del cielo con varios candidatos, ninguno de los blázares conocidos en la zona encaja a la perfección. Según los investigadores del proyecto, probablemente sea una fuente extragaláctica, pero su posición cercana al plano de la Vía Láctea no descarta por completo nuestra propia galaxia.

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Hagan sus apuestas. Con participación española a través de la Universidad de Granada y el IFIC de Valencia, el análisis de datos pone sobre la mesa dos hipótesis principales. Por un lado, un acelerador cósmico desconocido, como un núcleo galáctico activo o un estallido de rayos gamma que los astrónomos aún no han identificado.

Por otro, la posibilidad más exótica y emocionante: un neutrino cosmogénico. El destello pudo ser el resultado de la interacción de un rayo cósmico de ultra-alta energía (partículas que viajan por el universo con energías aún más extremas) con un fotón del fondo cósmico de microondas, el eco del Big Bang. Sería la primera detección de un neutrino de este tipo.

En Xataka | Canarias desempeñará un papel central en la red de telescopios Cherenkov. Y acaba de dar un paso fundamental

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La noticia

Parecía un error de medición, pero el neutrino que atravesó el Mediterráneo en 2023 era real. Y nadie sabe de dónde vino

fue publicada originalmente en

Xataka

por
Matías S. Zavia

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