Publicado: agosto 11, 2025, 4:23 am
Nicolás Maduro no será uno de los dictadores contemporáneos más brillantes, pero Donald Trump, el magnate que pretende arreglar el mundo incluso pagando la factura más elevada, le ha convertido de la noche al día como el más caro, para entendernos, entre sus objetivos a eliminar. Para valorar su precio, ahora que está en activo en Venezuela rodeado a medidas de seguridad, ha duplicado la recompensa a quien lo localice y denuncie para poder capturarlo, juzgarlo y a saber luego cual será la sentencia que en los Estados Unidos puede llevarlo hasta una silla eléctrica. Algunos recuerdan como acabó Bin Laden por más que vivía protegido.
La realidad es que la oferta, una recompensa de 50 millones de dólares (una pasta gansa), no es por tratarse de un autócrata empedernido, ni tampoco por permitir que sus matones de cabecera pasen por la piedra a sus opositores políticos, encarcele a los adversarios o cambie las papeletas de unas elecciones como le venga en gana. Trump también adora al poder y quizás eso se lo perdone. No, Trump parece que esas pequeñas cosas le preocupan. Es la droga, el mal de nuestro tiempo que más debería a los poderes públicos y considera que en este asunto no es inocente.
Es de suponer que son los informes de la CIA y el FBI, Maduro es porque le considera como eje del principal cartel del narcotráfico entre tantos como existen en Latinoamérica. Hace tiempo que se viene sospechando que algunos altos cargos, militares y políticos de su Gobierno están entre los acusados por Washington y Maduro entre ellos. Ya había una oferta por su captura que no había arrojado resultados, y Trump lo que ha decidido ahora es duplicarla. Cincuenta millones es una cantidad que quita el sueño a quien descubre que es lo que vale su cabeza. No se trata de enorgullecerse de tan elevado precio. Pensar que ganarlos arregla la vida a muchos, debe provocar bastante insomnio.
