Publicado: agosto 10, 2025, 9:40 pm
¿Qué más tiene que hacer Álex Palou para ser reconocido como se merece? Como uno de los grandes deportistas españoles de la historia. El piloto nacido hace 28 años en el municipio barcelonés de San Antonio de Vilamajor se proclamó ayer tetracampeón de Indycar, la principal categoría de monoplazas en Estados Unidos. El catalán ya conquistó América hace tiempo, pero su progresión y dominio de un modalidad automovilística de enorme popularidad al otro lado del Atlántico asusta. Sigue siendo el rey merced a su talento y a su capacidad para sobreponerse a cualquier contratiempo. Palou había cometida un error el sábado en la clasificación del GP de Portland, lo que le relegó a la quinta posición de salida ayer domingo. Su único rival, el mexicano Pato O’Ward, aprovechó la ocasión para auparse a la seguda posición en la parrilla. Era difícil, casi imposible, arrebatarle la ventaja y birlarle el título al español en las tres carreras que faltaban para el cierre del campeonato, pero Pato quería apurar las opciones. La ilusión le duró un suspiro. Concretamente, 20 de las 110 vueltas totales. Lo que tardó el Arrows McLaren de O’Ward en sufrir un grave problema mecánico que le obligó a pasar incontables veces por el garaje. Desde el equipo de Palou, Chip Ganassi, le informaron puntialmente de lo que sucedía. Ya era virtual campeón. Ni siquiera un hipotético abandono suyo podía arrebatarle la gloria. Y entonces, Álex dio respuesta a los que no le conocen o a los que se resisten a reconocerle. En lugar de levantar el pie del acelerador y asegurar definitivamente el cuarto título, envió un mensaje contundente: «Tenemos que ganar la carrera». El triunfo es su obsesión. Y una cualidad innata. De las 14 citas disputadas en 2025 antes de la celebrada ayer en Portland, el barcelonés y a había sido el primero en cruzar la meta en ocho . Una barbaridad. Otra, mejor dicho. Porque lo suyo es una constante. Los aficionados estadounidenses a este deporte tan suyo no se acaban de explicar como aquel chaval llegado de tan lejos hace un lustro (2020) se puso al volante de uno de esos bólidos que vuelan a casi 400 km/h en óvalos de gravedad imposible y fue capaz de vencer en la tercera carrera que disputó. Y tras aquella primera temporada de toma de contacto y aprendizaje vertiginoso, en 2021 ya desbancó a todos. A los ambiciosos jóvenes que buscan la fama a todo trapo y a los viejos tiburones que se perfuman con gasolina desde hace décadas. En 2022 se le escapó el título, pero a partir de ahí, 2023, Palou agarró el cetro de la Indycar, y nadie ha sido capaz de arrebatárselo desde entonces. Los hechos cantan, pero esos ecos llegan a España sin la resonancia que merecerían. Quizás sea más efectivo escuchar al jefe de Palou, al jefe que, cosas de Estados Unidos, da nombre y apellido literalmente a la escudería en la que corre. «Este chico está en otra liga ahora mismo«, afirma Chip Ganassi con esa rotundidad tan americana. «Es algo tremendo ver el rendimiento que está consiguiendo un chico que hace apenas unos años era un rookie que venía de Europa, que no había visto una pista oval, que no conocía las 500 Millas de Indianápolis, ni los óvalos cortos… No sé ni qué decir ya de él».