Publicado: agosto 9, 2025, 12:23 am
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A diario, los humanos usamos distintas herramientas para trabajar y lo hemos hecho desde las cavernas. Ya sea a través de lanzas para cazar o utensilios para cocinar, la humanidad busca crear mecanismos para hacer su vida más fácil y cómoda, pero ante el avance de la Inteligencia Artificial (IA), que brinda opiniones, razonamientos y aporta ideas, surge la pregunta: ¿quién usa a quién? Más allá de automatizar tareas, hoy la IA tiene el poder de alterar preferencias políticas, decisiones de compra, valores morales y comportamientos sociales.
“El problema con la inteligencia artificial es que perdemos la habilidad de razonar y de pensar las cosas (…) si nosotros delegamos a la Inteligencia Artificial esa capacidad de pensar, nos vamos a volver una herramienta de la IA en lugar de que la IA sea una herramienta para nosotros”, sentenció Omar Ramírez, director de Tecnología en Bambú, una empresa consultora de servicios TI. De acuerdo con un reporte del Financial Times, alrededor del 80% de los consumidores utiliza contenido generado por IA para al menos el 40% de sus búsquedas, lo que causa una disminución de hasta el 25 % en el tráfico web orgánico y sesga la información que la IA muestra a los usuarios. En España, el 90% de los jóvenes reconoce que la IA cambia su forma de buscar productos y servicios, y más del 60 % de la población ya utiliza herramientas de IA generativa, según un informe elaborado por las consultoras LLYC y Appinio. En el ámbito laboral, las decisiones automatizadas reemplazan procesos humanos, desplazan a trabajadores y transforman los perfiles que las empresas consideran valiosos. Por ejemplo, el consumo de noticias en plataformas como YouTube y TikTok supera el 35%, de acuerdo con el reporte Digital News Report 2025, elaborado por Reuters Institute y la Universidad de Oxford. Lo que significa que la programación automatizada y la segmentación con IA que usan las plataformas de redes sociales también afecta lo que los usuarios consumen.
Automatizar no siempre significa descansar Paradójicamente, automatizar tareas no significa menos trabajo. Quienes dominan estas herramientas terminan haciendo más. “Yo pensé que iba a tener menos trabajo cuando empecé a automatizar parte de mis actividades, pero pasó completamente lo contrario. Hoy tengo muchísimo más trabajo que cuando no automatizaba las cosas (…) puedo trabajar en prácticamente 10 proyectos al mismo tiempo”, afirma Ramírez. La productividad se dispara, pero también lo hace la exigencia. Esto replantea la relación entre humanos y máquinas, pues la promesa de liberar a los humanos de tareas, se convierte en una forma de optimizar tareas para producir más, de acuerdo con el ejecutivo de Bambú. La IA no está reemplazando a todos por igual. Los perfiles junior o con menor experiencia enfrentan una barrera de entrada mucho más alta. Ya no basta con saber usar herramientas, pues es necesario tener pensamiento estratégico y conocimiento experto para dar buenas instrucciones a los modelos. “Un programador junior, una persona que no es experta en tecnología, muy difícilmente va a poder desarrollar incluso con inteligencia artificial una solución viable hay que tener conocimiento de dominio” admite Ramírez.
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