Publicado: julio 30, 2025, 5:11 pm
La desigualdad en México representa uno de los grandes retos en materia de desarrollo social y económico. Pese a la magnitud estructural de esta problemática, en los últimos años la brecha en los ingresos de las familias mexicanas ha logrado reducirse de manera significativa.
Al corte del 204, se observó que los hogares más ricos tienen un ingreso medio de 78,698.3 pesos mensuales; mientras que las familias más pobres reciben, en promedio, 5,598.3 pesos al mes, de acuerdo con cifras de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos en los Hogares (Enigh) del Inegi.
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En otras palabras: las familias más adineradas viven con ingresos 14 veces mayores en comparación con las más pobres.
Este nivel refleja una reducción en la desigualdad si se compara con los registros previos. Sólo en 2016 se observaba que el ingreso medio de los hogares del decil X —los más ricos— era 20 veces mayores que el de los hogares del decil I —los más pobres—.
Las cifras muestran que esta tendencia se ha mantenido casi en toda la última década y ha estado impulsada por una mejora significativa de los ingresos de las familias más pobres. Con excepción del 2020, cuando la crisis por pandemia hizo caer generalizadamente el ingreso promedio familiar.
Esta disminución de la desigualdad por ingresos también se ve reflejada en la evolución del Coeficiente de Gini —indicador global que mide la concentración de riqueza en los países—. En México, pasó de 0.449 en 2016 a 0.391 en 2024, en una escala del 0 al 1 donde mientras más cercana sea la cifra al 1 refleja una mayor desigualdad.
Prevalecen brechas en las fuentes de ingreso
Aunque la brecha de ingresos entre las familias más ricas y las más pobres ha logrado reducirse en los últimos años; todavía persisten diferencias importantes en la composición de los ingresos entre deciles.
Al corte del 2024 se observó que mientras las familias más ricas tienen el 63% de sus ingresos provenientes de su trabajo, para las más pobres este rubro sólo representa el 44% del total.
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Por su parte, las transferencias directas (que incluyen jubilaciones, becas, apoyos del gobierno o remesas) representan sólo el 16% del ingreso medio de familias más ricas, mientras que para las más pobres esta cifra asciende a 36 por ciento.
Estas diferencias en la composición de los ingresos entre deciles muestran que 4 de cada 10 pesos que perciben las familias más pobres no dependen directamente de ellas o de sus ocupaciones. Esta dependencia es significativamente más baja para las familias más ricas.
Adicionalmente se observa que los hogares del decil X concentran un 11% del total de sus ingresos en arrendamiento de activos o inversiones. Para los hogares del decil I este rubro representa apenas menos del 1% de sus ingresos.
Esto refleja también que existe una brecha importante tanto en la tenencia de activos físicos y financieros, como en la generación de riqueza a través de ellos.
Pese a la persistencia de estas brechas de desigualdad en México, la tendencia general muestra una mejora en la distribución de la riqueza y un aumento en los ingresos promedio de los mexicanos.