Publicado: julio 28, 2025, 7:08 am
«El humor es fundamental para ligar: cuando uno se ríe, afloja defensas», decía recientemente en una entrevista para 20minutos Pablo Chiapella. Y lo sabe de primera mano. El intérprete se ha transformado en el presentador veraniego de ¿Algo que declarar?, un programa de citas que ha estrenado para la temporada estival La 1 de TVE. Pocas opciones mejores podía haber para una empresa de ese tamaño, porque el cómico entiende a la perfección cómo conseguir la carcajada, así como gracias a esta le llegó, precisamente, su media naranja.
Prácticamente todo el país reconoce las frases como «Ay, mi Cuqui» o «No toques, ¿por qué tocas?», e incluso las intentará imitar con su voz y sus gestos, los que le presta al personaje de Amador Rivas desde hace 18 años en La que se avecina, el rol al que le debe la fama, después de haber aparecido en diez episodios de la última temporada Aquí no hay quien viva encarnando a Moncho Heredia. Pero Chiapella, un amante del «deporte, los viajes, el cine, la música —en especial, la de los años 60 a los 80—, la lectura, los videojuegos, mi perra, mi chica, la familia y los colegas», ya tenía un largo historial antes de ser partícipe de dos de las series más famosas de la historia de la ficción española.
Chape, como le llaman cariñosamente sus allegados, nació en Ayora, en Valencia, el primero de septiembre de 1976 (tiene 48 años). Ese apodo, obviamente, proviene de su apellido, uno tan llamativo que ni siquiera es español, sino italiano. Tal y como explicó el propio actor en una entrevista para La Voz de Galicia: «La culpa es del amor. Mi abuelo, que se vino a España desde Turín en 1925 a trabajar en la Fábrica de la [sic] Fiat y se enamoró de una cordobesa».
A pesar de que siempre se ha enorgullecido de sus raíces, lo cierto es que su infancia y su juventud no los pasó ni en Italia ni en la Comunidad Valenciana, sino en Albacete. Fue allí, estudiando en el colegio, donde conocería a quien aún a día de hoy es uno de sus mejores amigos, y, además, compañero de profesión: Ernesto Sevilla. Y eso que no iban a la misma clase, ya que Chiapella es un año y medio mayor que Sevilla, pero el mal comportamiento de este último les unió, por fortuna, para toda la vida.
«A mí me echaron de mi clase por portarme mal y me mandaron con los mayores», explicó Ernesto en el programa La Noche D. Aunque Pablo intentaba ser un buen estudiante, le pusieron a Sevilla justo en el pupitre de delante del suyo. Si a eso le sumamos que Ernesto llevaba una gorra, la ecuación estaba completa, pues Chiapella le pidió que se apartara para dejarle ver la pizarra y al profesor. «Se giró, le vi la cara, me descojoné y desde entonces ya somos amigos para siempre», rememoró el cómico.
Y, además, fue quien le introdujo en la interpretación, pues Pablo en principio —hablamos de 1998— se diplomó en Magisterio, con especialización en Educación Física, en la Facultad de Educación de Albacete de la Universidad de Castilla‑La Mancha, pero acabó cursando igualmente Arte Dramático y el propio Sevilla le insistió para que hiciese una entrevista para Paramount Comedy.
Así pasaría a formar parte de la cantera de programas míticos como La hora chanante o Muchachada Nui, pasando a formar parte de la Generación de Albacete, el grupo de humoristas y monologuistas entre los que se encuentran, además de él y Sevilla, Joaquín Reyes, Raúl Cimas o Julián López —aunque este también es de fuera, de Cuenca—. A partir de ahí iría haciendo apariciones en diversas series hasta que se topó con los hermanos Caballero y desde entonces, el estrellato…
Y el amor. Porque a su esposa, Natalia Puente, la conoció precisamente cuando entró a trabajar en la segunda temporada de la famosa ficción en el equipo de estilismo. «Ahí conocí al amor de mi vida, que lo sigue siendo después de más 15 años. Fuimos pareja durante un tiempo y luego vino Valentina [la hija en común que tienen]. Llevo muchísimo tiempo con Natalia y nos entendemos muy bien», afirmó en una entrevista para el programa Déjate Querer.
«Natalia trabajaba en [el equipo de] vestuario en la serie y me probaba toda la ropa», explicó Chiapella en El Hormiguero, donde también habló sobre cómo su futura esposa tenía que ver cómo se probaba cada uno de los tangas que se ha puesto su personaje. «Estaba en mi camerino, me los probaba en el baño y salía con el tanga, como en Lluvia de estrellas. Y ella me decía si estaba bien, mal, mete, no…», agregó, así como él, para superar cualquier vergüenza, «lo convertía todo en un chiste».
Sin embargo, una vez comenzaron a salir, llegó la gran cuestión de trabajar en el mismo lugar que tu pareja. «Es un arma de doble filo porque, cuando trabajas con tanta intensidad en un proyecto, durante el mismo pueden ocurrir cosas divertidas y otras que no lo son tanto. Estar con una pareja es bonito porque comprende el medio y también, lo que ocurre allí, te lo llevas a casa y lo sigues hablando. Nosotros tuvimos que decir: ‘Vamos a dejar de hablar de trabajo», explicó en el programa presentado por Paz Padilla.
Por último, añadió que no deja que su hija vea la serie que le ha hecho famoso por una sencilla razón: no lo considera «un contenido apropiado para ella». «Intento que no la vea, pero el impacto de la serie es tan grande que muchos de sus compañeros sí que lo saben. Jamás defendería la actitud y la forma de ser de Amador Rivas: su trato con las mujeres, con los hombres…», finalizó.