Publicado: julio 25, 2025, 4:23 pm
En algunas épocas del año, como los veranos en España, el calor suele ser la causa que nos mantiene despiertos, pero también puede deberse al estrés, a una bebida estimulante o a cenar en exceso. Hay dolores que pueden hacer más complicado conciliar el sueño.
Las noches pueden ser muy largas cuando no podemos dormir o no descansamos bien y los motivos para ello pueden ser muy variados. No poder dormir es una molestia mayúscula, pero no es la única forma en la que nuestra noche de descanso se puede ver convertida en un desastre y esto, aunque nos sorprenda, puede estar causado por una intolerancia a la lactosa.
El síntoma nocturno que podría indicar una intolerancia a la lactosa
Al parecer, la alimentación no solo podría influir en la capacidad que tenemos de quedarnos dormidos, algo que se ha estudiado en numerosas ocasiones y que es algo que casi todo el mundo sabe. Del mismo modo que los estudiantes toman bebidas energizantes para poder estudiar por la noche, aquellos que quieran tener una buena noche de sueño saben que las tienen que evitar a partir de cierta hora.
No se ha estudiado tanto los efectos que ciertos alimentos pueden tener sobre nuestros sueños y en esto se ha querido centrar un reciente estudio publicado en Frontiers in Psychology, que ha estudiado la relación entre la alimentación y los sueños entrevistando a un amplio grupo de personas. «La gravedad de las sensibilidades alimentarias, especialmente la intolerancia a la lactosa y una medida combinada de alergias alimentarias, están asociadas con la gravedad de las pesadillas», explicó en Health Tore Nielsen, profesor de psiquiatría, director del Laboratorio de Sueños y Pesadillas de la Universidad de Montreal y autor del estudio.
La alimentación influye más de lo que pensamos en el tipo de sueños que tenemos, en este estudio, más del 40% de los participantes afirmaron que la calidad de su sueño se veía afectada por lo que comían y cuándo lo hacían. Quienes tomaban lácteos y dulces tenían un peor descanso y aquellos que apostaban por una alimentación equilibrada, rica en frutas y verduras, descansaban mejor. Además, los investigadores encontraron una conexión entre la gravedad de las pesadillas, las alergias alimentarias y la intolerancia a la lactosa.
Estos resultados, aunque interesantes, son tan solo un punto de referencia y para poder afirmar algo con contundencia es necesario realizar más investigaciones, al fin y al cabo la muestra seleccionada era muy sesgada, se realizó entre los estudiantes universitarios, que además fueron premiados con una calificación más elevada por participar.
Si bien para muchas personas los productos lácteos pueden ser la causa de sus pesadillas, («Si presenta síntomas gastrointestinales durante el sueño, es más probable que presente trastornos del sueño que podrían afectar la fase del sueño relacionada con los sueños», explicó la doctora Marie-Pierre St-Onge en Health), para otros es un alimento que favorece el sueño por su alto contenido en triptófano.
Cómo afecta la alimentación al sueño
Más allá de una intolerancia alimentaria cuyos efectos físicos podrían filtrarse en nuestros sueños para causarnos pesadillas, existe una relación entre nuestra alimentación y la calidad de nuestro sueño. Tal y como hemos visto, la dieta y la nutrición pueden influir en el sueño, tanto impidiendo que sea reparador como favoreciendo que esto suceda. En general, se considera que una dieta variada y equilibrada puede ayudarnos a dormir y descansar mejor.
Se considera que un déficit de nutrientes clave, como magnesio, complejo vitamínico B, calcio, zinc, cobre o hierro en la dieta diaria, puede estar relacionado con problemas del sueño, por lo que es importante tomarlos a través de la alimentación. Además, también se recomienda cenar pronto (una o dos horas antes de acostarse), evitar el consumo de cafeína, chocolate, tabaco o alcohol, así como las comidas copiosas y los alimentos ácidos.
Referencias
Nielsen, T., Radke, J., Picard-Deland, C., & Powell, R. A. (2025). More dreams of the rarebit fiend: food sensitivity and dietary correlates of sleep and dreaming. Frontiers In Psychology, 16. https://doi.org/10.3389/fpsyg.2025.1544475