Publicado: julio 5, 2025, 6:23 am
El dalái lama cumple 90 años este domingo. La muerte está cerca y Tensin Gyatso, consciente de ello, prepara su partida y con ella su sucesión. Habrá un nuevo líder del budismo tibetano y no será chino ni lo elegirá china. Eso lo ha dejado claro Gyatso: «La institución continuará… Nadie más tiene ninguna autoridad para interferir en este asunto».
De ese modo, el dalái lama ha dado carpetazo a las especulaciones sobre su futuro. Lo que ha hecho ha sido garantizar la continuidad de un linaje de 600 años y de ese modo desafíar los intentos de China por controlar el proceso. Se encargará de ello la fundación Gaden Phodrang Trust, creada por él para proteger la tradición, como la «autoridad exclusiva» para dirigir la búsqueda.
Tensin Gyatso fue proclamado líder espiritual del budismo tibetano cuando tenía cuatro años, el 22 de febrero de 1940, como encarnación del fallecido dalái lama anterior. Hoy, desde que China ocupó en 1950 esa región del mundo, es también el líder político.
Reencarnación: ni sí, ni no, sino todo lo contrario
En el budismo tibetano hay lamas religiosos, pero también laicos. Algunos obtienen su título al ser parte de una familia que mantiene un linaje de lamas hereditarios (y, por lo tanto, son laicos). En otros casos, un lama puede verse como un tülku («encarnación»). Los tülkus son figuras reconocidas como reencarnaciones de una figura religiosa anterior. Por lo tanto, son capaces de recibir un entrenamiento religioso extenso, como es el caso del dalái lama.
La tradición tibetana utiliza frecuentemente la reencarnación. Indica que ha de pasarse por el bardo, que significa literalmente ‘estado intermedio’ o ‘estado de transición’, inmediatamente después de la muerte que duraría 49 días, según el Libro tibetano de los muertos. Este texto es una guía de instrucciones para los moribundos y los muertos que «permite alcanzar la iluminación o nirvana».
El budismo surgió del hinduismo, pero incluyó una gran reforma de sus puntos de vista hasta constituir una nueva religión. Tiene una noción distinta de la reencarnación, ya que por un lado la niega y por otro la afirma. ¿Cómo es eso?
El budismo niega que exista una entidad en el individuo que pueda reencarnarse (ni alma, ni mente, ni espíritu). Pero a la vez afirma que sí «hay» reencarnación al decir que un nuevo individuo aparece en función de las acciones de uno anterior. El budismo no concibe la noción de «alma inmortal».
El Milinda-pañja (‘Las preguntas de Milinda’) ejemplifica esa paradoja con el símil de una antorcha. «Ni la llama ni la antorcha son la misma, y sin embargo una existe a causa de la anterior», se lee en este libro budista que data aproximadamente del 100 a. C.
Así que la noción de reencarnación del budismo está más cerca de la palingenesia que de la transmigración. La palingenesia plantea que cada ser vivo cumple un ciclo de existencia, comprendido desde el nacimiento, pasando por su existencia, luego su muerte, hasta la reencarnación. Para ellos, el nirvana es el cese de esa rueda de nacimientos y muertes.
Cómo se busca a un nuevo dalái lama
Los lamas tibetanos son los líderes de una comunidad espiritual, pero, ¿cómo buscan a un nuevo líder? La tradición está regida por rituales con siglos de vida y dicta que la búsqueda comienza tras la muerte del dalái lama. Y no, no es un proceso racional ni científico; es un camino ritual propio de un credo religioso.
La responsabilidad de encontrar a la reencarnación del dalái lama recae en los más altos monjes, quienes siguen un mapa de pistas místicas. La primera señal suele llegar del Oráculo de Nechung, un médium estatal que, en un violento trance, puede revelar la región del renacimiento.
Con esas pistas, una delegación viaja al lago sagrado Lhamo La-tso, en el Tibet, donde la meditación puede inducir visiones en las aguas que muestren la forma de una casa o la inicial de un pueblo. Un equipo de búsqueda es enviado entonces de incógnito para encontrar a un niño que coincida con las profecías.
El dalái lama dijo que estamos en el siglo XXI y que el sistema de tulku es algo feudal… para él no tiene sentido»
Los lamas buscan señales físicas particulares en el cuerpo del candidato, como orejas grandes o marcas auspiciosas. Al encontrarlo, llega la prueba definitiva: se le presentan colecciones de objetos, como rosarios o bastones, y debe reconocer artículos reales y copias, sin dudar, aquellos que pertenecieron al dalái lama en su vida anterior.
Pero, ¿qué piensa el actual dalái lama del sistema de reencarnación para elegir a su sucesor? Lo acepta, pero para él no tiene sentido. Eso dijo hace años Osel Hita Torres, el niño granadino que fue señalado en su día como reencarnación del maestro Thubten Yeshe. «El dalái lama dijo que estamos en el siglo XXI y que el sistema de tulku es algo feudal. El proceso va a tardar en desaparecer, porque hay gente que le presiona, pero para él no tiene sentido», explicó en la docuserie Osel, que HBO Max estrenó en 2022.
El panchen lama secuestrado por China
La validación final recae tradicionalmente en el panchen lama, la segunda autoridad religiosa del Tíbet que, sin embargo, está «desaparecida» precisamente en China. Su nombre es Gedhun Choekyi Nyima y desapareció hace 30 años junto a su familia, tan solo tres días después de que fuera designado segunda autoridad budista.
Pekín lo tiene secuestrado. «No se les ha vuelto a ver desde entonces. Las autoridades chinas deben liberar inmediatamente a Gedhun Choekyi Nyima y dejar de perseguir a los tibetanos por sus creencias religiosas», aseguró en mayo el secretario de Estado de Estados Unidos, Marco Rubio.
Días antes, el Parlamento Europeo aprobó una resolución que condenaba también «el secuestro del 11º panchen lama», así como «las políticas de represión y asimilación» de China sobre la región autónoma de Tíbet. En el texto, también se exigía una investigación independiente para esclarecer las circunstancias de la muerte en Vietnam del líder religioso tibetano Tulku Hungkar Dorje, tras ser detenido a finales de marzo por agentes chinos y vietnamitas.