Publicado: julio 2, 2025, 11:23 am
La agenda verde está ya en un segundo plano para la UE, pero Bruselas quiere que eso se note lo menos posible. Así, la Comisión Europea ha propuesto este martes una enmienda a la Ley del Clima para fijar un nuevo objetivo climático: reducir un 90% las emisiones netas de gases de efecto invernadero para 2040 respecto a los niveles de 1990. Esto, en realidad, aporta más flexibilidad ante una política que genera claras divisiones ideológicas entre países y también dentro del Parlamento Europeo.
La propuesta de Bruselas incorpora por ejemplo los llamados «mecanismos como créditos internacionales de alta calidad», es decir, créditos de carbono, a partir de 2036 y eliminaciones permanentes en el marco del Sistema de Comercio de Emisiones (ETS), y mayor flexibilidad sectorial. Esto permitirá, por ejemplo, que un Estado miembro pueda compensar bajo rendimiento en el sector de uso del suelo con avances en gestión de residuos o transporte, asegurando rentabilidad y justicia social en la transición, según explica el Ejecutivo comunitario.
«Acordar el objetivo climático del 90% nos proporciona un faro claro para guiar nuestras acciones futuras. Estamos respondiendo a los europeos, que siguen estando firmemente a favor de la acción por el clima», ha expuesto la vicepresidenta de la Comisión Europea, Teresa Ribera. «Por eso hemos decidido seguir adelante con nuestras políticas climáticas, ya que son fundamentales para alcanzar otros objetivos políticos sociales y económicos, como la seguridad y la prosperidad de nuestros ciudadanos y empresas. No estamos eligiendo entre la economía y la agenda verde, estamos eligiendo ambas. Europa reafirma su compromiso con una transición verde justa, ambiciosa y competitiva», sentenció.
Bruselas insiste en que su hoja de ruta no cambia demasiado. Este objetivo, alineado con las directrices políticas para el periodo 2024-2029, busca reforzar la seguridad energética del continente, garantizar estabilidad a inversores, impulsar la innovación industrial y mantener el liderazgo climático de Europa, sostienen. Y quieren apoyarse en los datos, pues aseguran que la propuesta llega con un fuerte respaldo ciudadano, según el último Eurobarómetro, y sobre una base sólida: la UE está bien encaminada para alcanzar su meta del 55% de reducción en 2030.
«Con nuestro objetivo para 2040, mantenemos el rumbo de la transición limpia. Sabemos por qué lo hacemos: por razones económicas, geopolíticas y de seguridad. Y tenemos un plan para que funcione: un entorno propicio sólido, el Acuerdo Industrial Limpio y tres flexibilidades de gran impacto», expuso por su lado el comisario europeo de Clima, Wopke Hoekstra, quien dice que el nuevo plan «proporciona a la industria y a los Estados miembros una dirección clara y apoya sus planes de inversión, al tiempo que garantiza que Europa se mantiene firmemente en la senda para alcanzar la neutralidad climática en 2050″.
Paralelamente, Bruselas avanza en el mencionado Acuerdo Industrial Limpio, con nuevas medidas para facilitar la inversión en tecnologías limpias. Entre ellas destacan el nuevo marco de ayudas estatales, la simplificación del Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM), incentivos fiscales y un banco piloto de descarbonización industrial. También se han emitido recomendaciones para aplicar las nuevas normas sobre energías renovables, reducir costes energéticos y escalar la producción de componentes para redes eléctricas. «Los ciudadanos europeos sienten cada vez más el impacto del cambio climático y esperan que Europa actúe. La industria y los inversores esperan de nosotros que marquemos un rumbo previsible. Nos mantenemos firmes en nuestro compromiso de descarbonizar la economía europea para 2050. El objetivo es claro, el camino es pragmático y realista», concluyó la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen.