Publicado: julio 2, 2025, 5:23 am
Israel ha intensificado en los últimos días su ofensiva en Gaza en el marco de la Operación Carros de Gedeón para cumplir con sus dos objetivos clave: desmantelar Hamás, rescatar a los rehenes y controlar la Franja de Gaza. Cuando se cumple una semana desde el final de los ataques cruzados con Irán, las operaciones de las Fuerzas israelíes en el enclave se multiplican y se suceden los balances de víctimas mortales, más de 100 en el último día, según Hamás. Se espera que la situación en la Franja ocupe un lugar central en la reunión que Netanyahu mantendrá la próxima semana en Washington con Trump, mientras la Casa Blanca afirma que el presidente busca lograr un acuerdo para «poner fin a la brutal guerra» en Gaza.
En este momento, la ofensiva de Israel en Gaza se ha convertido en un conflicto enquistado en el que ya no es posible lograr grandes objetivos estratégicos: las fuerzas israelíes incursionan en Gaza a través de cinco divisiones pese a la dificultad de eliminar a un enemigo, los terroristas de Hamás, escondidos y dispersos, y ante la grave crisis humanitaria que padece la población gazatí, así como la creciente presión internacional en busca de un alto al fuego.
Los expertos coinciden en que, aunque las intenciones de Israel sobre el control de Gaza y la eliminación de Hamás son claras, no lo es tanto el camino que seguirá a partir de aquí para lograr sus objetivos: «Estamos en un momento muy preliminar», explica a 20minutos Alfredo Rodríguez, profesor del Máster de Seguridad Internacional en la Universidad Internacional de La Rioja (UNIR). En la misma línea apunta Alberto Priego, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Comillas: «El plan inicial de Israel tenía tres fases: destruir infraestructuras, una ocupación y una fase de estabilización, que es la única que nunca ha estado clara». «Además, han tenido que ir cambiando la estrategia», subraya Priego.
En ese sentido, los expertos coinciden en que los planes de Israel pueden pasar por la fragmentación del territorio gazatí: «Una división para controlar a la población puede ocurrir, sobre todo, para controlar a los terroristas y también los fenómenos de radicalización que estos promueven», explica Rodríguez. Priego destaca, además, que la geografía permite una primera división entre el norte y el sur del enclave: «La Franja es estructuralmente así por el corredor del río Wadi Gaza».
Cinco zonas y cinco corredores controlados por Israel
El pasado mes de diciembre, un estudio elaborado por los investigadores del European Council on Foreign Relations (ECFR) exponía que los planes israelíes para el futuro de la Franja de Gaza, y que coincide con los movimientos dados por las Fuerzas de Defensa israelíes (FDI): la estrategia de «Cinco Dedos».
Según explican los autores del estudio, las incursiones israelíes tendrían en esta nueva fase el objetivo de, a través de incursiones terrestres, dividir Gaza en cinco enclaves pequeños y aislados, divididos por corredores controlados por las FDI. En ellos, Israel podría implementar puestos de control con una doble función: controlar los movimientos poblacionales en el interior de Gaza y disponer de puntos de lanzamiento de incursiones precisas por todo el territorio.
De norte a sur, los corredores de Mefalsim (norte, ya controlado), Netzarim (norte, ya controlado), Kissufim (centro, planeado), Sufa (sur, pleneado) y Philadelphia, en la frontera con Egipto (ya controlado), dividirán la Franja en cinco zonas separando las principales ciudades del enclave —como la propia Gaza, Rafah o Jan Yunis—.
Para llevar a cabo esta estrategia, similar a otras que Israel ha puesto en práctica en Cisjordania, sería necesario el desplazamiento masivo de civiles, la destrucción de infraestructuras (como viviendas de civiles, pero también de los túneles de Hamás) y la construcción de otras nuevas, bajo control israelí, como redes de agua, electricidad y carreteras, de donde podría darse salida a futuros asentamientos israelíes, según explica el análisis.
Una zona de seguridad al norte de Gaza
Cinco divisiones terrestres operan ya en Gaza, donde la mayor parte de su actividad se concentra ya en el sur de la Franja, especialmente en las áreas de Rafah y Jan Yunis. Según explica el profesor Priego, es el sur donde se concentra la mayor dificultad para Israel en sus objetivos: «Ahí es más complicado porque da a la frontera con Egipto, tienen mucha menos capacidad ahí». En la misma línea, el profesor Rodríguez explica que el objetivo de Israel en el sur es «controlar de facto zonas clave y desplazar allí a toda la población civil».
Mientras la ofensiva desplaza a millones de personas hacia el sur del enclave, el norte de la Franja ha quedado prácticamente desierto, creando lo que los analistas del ECFR llaman «una zona de seguridad» en su análisis. En ella, las FDI dispondrán de una «zona limpia» de la que poder disponer para la detección temprana de ataques y la promoción, expone el análisis, de nuevos asentamientos.
Para el profesor Rodríguez, esa diferencia de intensidad entre el norte y el sur en esta fase de la ofensiva israelí también obedece a una «estrategia para minimizar el riesgo de un conflicto más amplio y evitar una mayor escalada en la región»: «Crear una bolsa de seguridad en el norte, más cercana a zonas sensibles de Israel, y desplazar el problema hacia esa zona, hacia la frontera con Egipto». De esta forma, sostiene el profesor de la UNIR, desplazar a la población del norte puede obedecer a una estrategia «para conquistar y mantener, de alguna forma, ese territorio».
El apoyo a clanes locales, un movimiento arriesgado
El estudio del ECFR cita la posibilidad de que Israel active «clanes locales» de Gaza, contrarios a Hamás, para que asuman la gobernanza civil del enclave, toda vez que el interés de las FDI se limitaría a un control militar del territorio y no a su control político. Esa estrategia coincide con uno de los últimos movimientos israelíes al apoyar abiertamente al clan de Abu Shabab, en el sur de Gaza, contra Hamás.
«En este momento Israel está perdiendo la batalla del relato por el uso de la fuerza excesiva», explica Rodríguez, que detalla que esta estrategia es, además de para socavar a Hamás y facilitar el control de Gaza, un intento de Netanyahu por «activar nuevas propuestas que confronten a Hamás y puedan ayudar a salvar vidas, lo que también ayudaría a lavar un poco la imagen también en Israel».
Sin embargo, el movimiento plantea muchas dudas: «No está claro quienes son esos clanes y qué se va a hacer con ellos, si echan a Hamás, que es el ‘proxy’ de Irán, pero introducen a otros agentes, es un poco arriesgado para la población y para la seguridad de la región«, analiza Rodríguez.
«Israel no contempla que haya una administración nueva en Gaza, ni de Hamás, ni de la Autoridad Nacional Palestina ni de agencias como la ONU, pero esto es poco realista si el control cae en manos de los clanes», detalla Rodríguez.
«Gaza necesita una reconstrucción de principio a fin»
Sin embargo, la opinión generalizada de los expertos es que aún es muy pronto para hablar con precisión sobre el futuro de Gaza tras el conflicto y la hipotética desactivación de Hamás como autoridad de facto en el enclave. «Probablemente no va a terminar pronto», explica Rodríguez: «La única solución real pasa por los dos Estados, y ninguna de las dos partes (Hamás e Israel) lo desean».
Ante un conflicto profundamente enquistado, el profesor Priego señala cierto interés político en prolongar la situación: «Netanyahu necesita que la guerra continúe el mayor tiempo posible. Mientras haya guerra, él tendrá cierta licitud para seguir gobernando en un contexto en el que sus índices de aprobación han caído y el 70% de la población se opone a la ofensiva en Gaza», sostiene.
«El futuro de Gaza es tremendamente complicado», señala Rodríguez. «Si Hamás desaparece, y no hay una alternativa legítima aceptada por la población, e Israel no toma el mando, se generará un caos aún mayor, con nuevos grupos extremistas que puedan surgir», apunta.
Gaza, concluye Rodríguez, «necesita una reconstrucción de principio a fin»: «Para eso Israel no vale, y para eso sería necesario el apoyo de Estados Unidos y el apoyo de los estados árabes». Un proceso que protegería a la población civil e impediría el surgimiento de nuevos grupos terroristas y riesgos para la seguridad. «Pero en esto tendrá mucho que ver la postura israelí, si quieren permitir algo así o prefieren controlar el territorio en busca de mantener a raya cualquier movimiento o insurrección contra ellos», apunta.