La historia macabra de Evin, la prisión iraní atacada por Israel y escenario de ejecuciones y tortura a los opositores del régimen iraní - Estados Unidos (ES)
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La historia macabra de Evin, la prisión iraní atacada por Israel y escenario de ejecuciones y tortura a los opositores del régimen iraní

Publicado: junio 25, 2025, 4:23 am

En uno de sus últimos ataques antes del alto el fuego anunciado por Donald Trump, Israel bombardeó el domingo la prisión iraní de Evin, en Teherán. IRNA, la agencia de noticias estatal iraní, confirmó que los proyectiles habían dañado parte de las instalaciones, pero aseguró que la cárcel estaba «bajo control total».

El objetivo no fue escogido al azar. Evin, que suele albergar presos políticos y también ciudadanos occidentales por delitos de espionaje, representa uno de los lados más oscuros del régimen de los ayatolás. El pasado abril, el Consejo de la Unión Europea sancionó al jefe de la prisión por «graves violaciones de los derechos humanos», incluido el «uso del poder judicial» para proceder a detenciones arbitrarias.

La cárcel de Evin está en Teherán, al pie de las montañas Elburz. El recinto está rodeado de alambradas electrificadas y un campo de minas. Fue construida en 1972 bajo el reinado de Mohammad Reza Pahleví, último sah de Irán y aliado de Estados Unidos.

Inicialmente, Evin incluía un patio de ejecución, un tribunal y bloques separados para delincuentes comunes y reclusas femeninas. Fue diseñada para albergar a 320 reclusos, 20 en celdas de aislamiento y 300 en dos grandes bloques comunales. Pronto se amplió para albergar a más de 1.500 prisioneros, incluidas 100 celdas en solitario para presos políticos.

De la temible Savak del sah a los terribles ayatolás

La Savak se ocupaba de la gestión de la cárcel para beneficio del sah que actuaba como un monarca absoluto. Se trata del temible servicio de inteligencia y seguridad interior de Irán en tiempos del sah. Durante más de dos décadas, la Savak se dedicó a castigar al pueblo iraní.

Evin ya era entonces un lugar inhóspito. Hasta la Revolución Islamica, en 1979, adquirió una terrible notoriedad por lo que Human Rights Watch denominó las «horribles condiciones» en las que la policía secreta mantenía a los presos. Con la llegada del ayatolá Jomeini cambiaron los intereses, pero la prisión siguió siendo un lugar inmundo, una instalación que el nuevo poder utilizó también para encarcelar y torturar a sus enemigos políticos.

La población carcelaria se expandió de nuevo hasta los 15.000 reclusos. Se consolidó como el principal centro de detención de presos políticos, periodistas y defensores de derechos humanos. En teoría, Evin era un centro de detención para los que esperaban juicio, pero en la práctica sirvió como un penal regular. Prisioneros prominentes a menudo cumplían allí sus condenas completas.

Los reclusos llevan décadas denunciando condiciones extremas, incluyendo acceso restringido a los abogados, torturas y sanciones colectivas. Son tantos los intelectuales y personalidades de la cultura encerrados en esta cárcel, que se le apoda «Universidad Evin».

En 1988, miles de presos de Evin fueron ejecutados tras juicios superficiales, según Human Rights Watch. Muchos de los asesinados eran considerados una amenaza para el gobierno islámico.

En 2009, el ex presidente Mahmud Ahmadineyad declaró que en algunos centros de detención se habían tomado «medidas inapropiadas de las que el enemigo es una vez más responsable». Ese año, Mehdí Karrubí, que aspiró a la presidencia sin conseguirlo, aseguró que varios manifestantes detenidos habían sido salvajemente violados.

Diversas organizaciones internacionales de derechos humanos llevan años denunciando las condiciones en el interior de la cárcel de Evin. Antiguos presos han descrito largos interrogatorios, torturas, violaciones, humillaciones psicológicas, reclusión en régimen de aislamiento y otros ejemplos de malos tratos y abusos. Amnistía Internacional denuncia que a las presas que han sido torturadas también se les ha negado después atención médica adecuada.

Evin y la muerte de Mahsa Amini

En 2022, la joven Mahsa Amini fue detenida por, supuestamente, no cumplir con el estricto código de indumentaria obligatorio en Irán. La joven murió cuando estaba bajo custodia policial. Durante las manifestaciones iniciadas en protesta por su muerte se registraron episodios excepcionales de resistencia dentro de Evin.

Se declaró un gran incendio en la prisión. Los residentes de las inmediaciones informaron de disparos y explosiones entre cánticos de «muerte al dictador». La causa del incendio nunca se aclaró.

En diciembre de ese año, algunas reclusas entonaron una versión en persa del canto de protesta italiano Bella Ciao. Era un acto simbólico de solidaridad y lucha colectiva que reforzó la imagen de Evin como emblema de la confrontación entre la sociedad civil iraní y el régimen.

Más de 40 grupos de derechos humanos, incluidos Amnistía Internacional y Human Rights Watch, condenaron entonces la situación en Irán y pidieron al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas que investigara la «afinada maquinaria para reprimir sin piedad» las protestas en todo el país.

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