Publicado: abril 30, 2025, 8:54 am
Fue aquel 29 de abril de 2011 cuando, en la abadía de Westminster, el príncipe Guillermo y Kate Middleton se convertían en marido y mujer. Se casaba el heredero al trono, alguien que parecía, además, que renovaría de alguna forma el legado de su padre y de su abuela. Catorce años después, los ahora príncipes de Gales han celebrado su aniversario de bodas en la isla de Mull, la cuarta isla más grande de Gran Bretaña, situada frente a la costa oeste de Escocia. Y desde allí, a pesar de que están de viaje oficial y, a su vez, de celebración, han tomado una firme decisión con respecto a otro miembro de la familia real británica: el príncipe Andrés.
El duque y la duquesa de Rothesay, el título oficial que poseían los herederos al trono del reino de Escocia, que tiene un uso preferente cuando el heredero se encuentra en tierras escocesas, prevaleciendo además sobre los títulos ingleses, han optado por planes tranquilos visitando una de las comunidades más rurales del territorio, una forma curiosa de celebrar sus bodas de marfil, en la que además es la primera visita protocolaria de Kate que implica que duerma lejos de su casa desde el diagnóstico de cáncer.
Aun así, Escocia para ellos tiene un significado especial y una carga emocional tremenda, al ser el país en el que se conocieron mientras estudiaban en la Universidad de St Andrews, ubicada en el pueblo del mismo nombre, en el condado de Fife. De ahí que hayan preferido aprovechar estos días, teniendo en cuenta el espectacular paraje que les ofrecen las islas Hébridas, para pasear y pasar el día sin excesivos lujos, disfrutando del entorno natural que les rodea.
Y en este contexto han tenido tiempo para hablar de uno de los asuntos más candentes dentro de La Firma: el suicidio de Virginia Giuffre, la mujer que denunció haber formado parte de la trata de menores del magnate Jeffrey Epstein y los abusos sexuales que sufrió a manos del príncipe Andrés cuando ella tenía 17 años y él ya entrado en la cuarentena. Y, como no podía ser de otra manera, la decisión que han tomado es más que firme y tajante, queriendo zanjar completamente el oscuro episodio de pedofilia en la corona británica: cero contacto con el duque de York.
A pesar de estar apartado de la familia real desde la acusación de Giuffre, de no haber tenido que llegar a juicio —gracias a su madre y gran defensora, Isabel II, se llegó a un acuerdo económico con Virginia, pero el daño reputacional a Andrés ya estaba hecho— o que desde entonces, máxime con su hermano, el rey Carlos III de Inglaterra, en el trono, sus apariciones públicas hayan sido mínimas, ajeno a cualquier compromiso oficial de La Firma y sin el valor de ser un miembro activo de la realeza, sus polémicas no solo no han cesado, sino que han ido en aumento.
La última, el escándalo de su amistad con un espía chino que le estaba ayudando a conseguir trabajo, gracias a su agenda de contactos, para mantener a flote su nivel de vida, ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia de los príncipes de Gales. Según explican desde el diario The Sun, Guillermo y y Kate «se muestran reacios a pasar tiempo cerca de Andrés», sobre todo porque consideran que ya ha «avergonzado» bastante «a la institución real». Y añaden un ejemplo: que él sí asistiera fue otra de las razones de los herederos para no acudir a la misa ni a la comida organizada por el rey por el Domingo de Pascua.
En el pódcast Royal Exclusive, el experto en la realeza Matt Wilkinson ha charlado recientemente con el biógrafo Hugo Vickers y la reportera de la realeza Bronte Coy sobre cómo no ven «la manera de que Andrés regrese a la vida pública» y la forma en la que este pensamiento, desde la muerte de Isabel II, se ha extendido a toda la familia real. «No puedo imaginar que el rey o el príncipe Guillermo, o cualquiera de los otros miembros de la realeza, estén de acuerdo en que regrese al servicio público. Tengo la sensación de que este es un asunto que ya ha quedado más que sentenciado», han dicho en el programa.
Los expertos en Buckingham Palace han considerado, incluso, que puede ser algo «acordado» dentro de la institución, «incluso con el propio príncipe Andrés a estas alturas», a quien le habrían cantado las cuarenta y ofrecido, a cambio de que «se retire de sus funciones reales», que pueda «seguir participando únicamente en eventos de carácter familiar». Inciden, incluso, en que es posible que dentro de su familia «nadie lo quiera», ya que ha dañado y deteriorado brutalmente la imagen y la popularidad de la realeza.
«Se ha convertido en el blanco de las bromas de todos los humoristas», han recalcado en el programa, si bien han puntualizado que, de no haber asistido a la última reunión de la familia en la Capilla de San Jorge «habría sido muy criticado», ya que, a pesar de ser el miembro con menos apoyo en las encuestas sobre la familia real británica, si no está en la cárcel es en gran medida por el dinero de la misma con el que se pagó no llegar a juicio contra Giuffre.
Por último, el periodista y escritor Phil Dampier ha matizado que, en su opinión, mientras que Carlos todavía quiere mucho a su hermano «y no desea que se convierta en un completo paria», para el príncipe Guillermo es solo un tío más y no piensa en absoluto en su regreso. Porque Dampier ha considerado «una verdadera muestra de unidad familiar» y de que «no está del todo fuera, aunque sea demasiado pronto para volver» los festejos de Pascua, pero que si reinase el príncipe heredero mañana, las cosas para el príncipe Andrés serían radicalmente distintas.
Es «absolutamente cierto que Guillermo es una de las fuerzas que han impulsado el intentar asegurar que no haya futuro alguno para el duque de York» en la institución monárquica. Es decir, que él y Kate Middleton consideran que su mera presencia salpica de nuevas controversias y polémicas a la corona británica. «Él no contempla que pueda volver y, por lo que me han dicho, hay muchos roces entre ellos. Hasta creo que a Andrés le facilitó mucho las cosas que Guillermo no estuviera en esa misa de Pascua», han finalizado.
