Publicado: abril 26, 2025, 4:23 am
Este sábado las calles de Roma y el Vaticano estarán repletas de personas que darán su último adiós al recientemente fallecido papa Francisco. Todo está preparado para una jornada histórica que no siempre ha tenido los aires de gratitud que se esperan para este fin de semana. Hubo una época en la que la sucesión de un pontÃfice y el ascenso de otro estaba repleta de venganzas y humillaciones. Son muchas las historias de pugnas en el seno de la Iglesia, pero hay una que destaca por encima de todas: el Concilio Cadavérico o SÃnido del Terror.
Vestido con sus ornamentos sagrados y la mitra papal sobre la esquelética cabeza, el cadáver del papa Formoso se posaba atado a la silla para evitar que se cayera durante el juicio al que estaba siendo sometido. La crónica de aquel Concilio romano de 898 resalta el hedor del lugar en el que el pontÃfice Esteban VI juzgaba a su predecesor por haber accedido a la cabeza de la Iglesia de manera ilÃcita.
Lo cierto es que durante aquellos años la posición del pontÃfice se habÃa coinvertido en el epicentro de las luchas entre los candidatos a emperadores del Sacro Imperio Romano. En diez años hubo hasta diez papas, muchos de ellos fallecidos por acciones violentas o envenenados por haber tomado partido por uno u otro bando. En este contexto, el posicionamiento de Formoso por Arnulfo de Carintia y su apoyo en la expulsión de Roma de los Spoleto provocó la animadversión de estos.
Con la muerte de Arnulfo y después de Formoso, Lamberto de Spoleto decidió urdir un plan para borrara el legado del Papa que habÃa traicionado a su familia. Tras Formoso se eligió a Bonifacio VI como papa, pero murió a los quince dÃas. A este le siguió Esteban VI, que accedió a poner en marcha la condena contra los actos de Formoso, dando igual que hubiera muerto ya y buscando cualquier argucia para poder declarar nulo su papado.
Se procedió entonces a desenterrar el cadáver y comenzar un juicio que serÃa conocido como el SÃnodo del terror, en el que estuvieron presentes cardenales, obispos y dignatarios eclesiásticos. El acto tuvo mantuvo la liturgia de un juicio normal, llegando incluso a designar a un abogado de oficio para representar al cadáver de Formoso. Se concluyó que su nombramiento como Papa fue ilegal por haber accedido mientras era obispo de Porto. Con la sentencia se revocaron todos sus nombramientos y disposiciones, se le despojaron las vestiduras papales y se le cortaron los tres dedos con los que impartÃa sus bendiciones.
Todo aquello no quedó ahÃ, sino que según cuentas los mitos de la época, su cadáver fue arrastrado por las calles de Roma, se quemó y fue enterrado en una fosa común. Poco después volvió a ser desenterrado y tirado al rÃo TÃber.
Aunque los ciudadanos romanos estaban acostumbrados a todo tipo de tropelÃas en las pugnas internas de la Iglesia, aquel episodio produjo una respuesta. Tiempo después de aquel episodio, un tumulto de personas entró en el Vaticano para apresar al papa Esteban VI y después estrangularlo hasta la muerte. Años después el pontÃfice Juan IX restauró el legado de Formoso y prohibió que se juzgara a muertos.
Todo lo ocurrido tras el Concilio Cadavérico suscitó muchas leyendas que complican dilucidar que es o no cierto. Una de estas historias cuenta que el cuerpo de Formoso fue encontrado por un pescador y que años más tarde los restos del Papa pudieron ser llevados al Vaticano para que descansara junto al resto de pontÃfices.