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Vladímir Medinski, un negociador para alargar la guerra

Publicado: mayo 17, 2025, 2:12 am

Vladímir Medinski, antiguo ministro de Cultura ruso, asesor del presidente Vladímir Putin y ahora otra vez negociador en las conversaciones con Ucrania, pese al fracaso que cosechó en esa misma tarea en marzo de 2022, es, como tantos otros en la cúpula rusa, un hombre a la medida de Putin. Desde su paso por el Gobierno, no ha vuelto a ocupar grandes cargos y su designación ahora al frente de la delegación rusa en Estambul le ha devuelto protagonismo.

Pero, a juzgar por el exiguo resultado obtenido en la primera ronda de negociaciones con Ucrania de este viernes, todo indica que esta nueva aparición de Medinski en primera línea de la escena no persigue tanto un despliegue de sus supuestas dotes negociadoras sino todo lo contrario. Da la sensación de que el máximo dirigente ruso ha enviado a Turquía, no a un diplomático, sino a un dóberman dispuesto a trasladar la rigidez del Kremlin a los responsables enviados por Kiev, ansiosos de parar la guerra aunque sea 30 días.

Y en esa misión Medinski sí acumula méritos. Los opositores rusos en el exilio le consideran un verdadero «fanático», un ultraconservador al que Putin le encomendó la misión de ensalzar los valores patrióticos, la grandeza de Rusia y de difundir el relato sobre el carácter «nazi» de los actuales dirigentes de Kiev y la «entelequia» sobre la existencia de un Estado ucraniano.

En sus no pocos libros publicados, entre ellos uno sobre la «victoriosa» Historia Militar de Rusia, ha tratado de demostrar todo eso. Es además el autor del libro de texto para los alumnos de los dos últimos años de educación secundaria sobre el «memorable» pasado de su país, en el que hasta el dictador comunista Iósif Stalin tiene su pedestal por ser, de acuerdo con lo enunciado repetidamente por Putin, el «artífice de la victoria» de la URSS sobre la Alemania hitleriana. Este manual escolar justifica, entre otras muchas cosas, la anexión de Crimea y la actual Operación Militar Especial lanzada contra Ucrania el 24 de febrero de 2022.


Medinski presentando su libro texto para estudiantes de secundaria sobre historia mundial general e historia de Rusia


afp

En una entrevista, el pasado mes de enero, a la publicación rusa RBC, Medinski sostiene que «la libertad de expresión no existe en ninguna parte, es una ficción», aunque él la practica a su manera. Por eso le acusan de «distorsionar» los hechos históricos hasta hacerlos irreconocibles, aunque él considera que tal manipulación está justificada si contribuye a «elevar el sentimiento patriótico» de la nación. Según su opinión, «Stalin es popular porque refleja el deseo natural de vivir en un gran país. Y la imagen de Stalin está asociada con la grandeza imperial y la victoria. Esto es natural y bastante comprensible».

Medinski, de 54 años de edad, nació en la ciudad de Smelá, en la región de Cherkasy, en la parte central de Ucrania, en el seno de una familia rusa. Su padre era militar y estuvo destinado en Chernóbil durante la catástrofe. Ya antes, la familia se había traslado a Moscú y, tras finalizar la enseñanza media, ingresó en el Instituto Estatal de Relaciones Exteriores de Moscú (MGIMO), cuyos estudios finalizó en 1992.

Después de haber coqueteado con el Partido Comunista, igual que cualquier otro joven ambicioso de entonces, Medinski se afilió a Rusia Unida, el partido de Putin, y, en 2003, se convirtió en diputado. Fue nombrado ministro de Cultura en mayo de 2012, cargo que ocupó hasta enero de 2020. Escribió también una novela ‘Stená’ (El Muro), publicada en 2012, que se ha llevado incluso al teatro. Está dedicada a la defensa de Smolensk durante la guerra contra Polonia (1609-1618).

En 2015, Medinski calificó a Putin de «genio absoluto de la política real contemporánea». Una de los pronunciamientos más criticados de Medinski fue cuando, en 2019, defendió el polémico pacto Mólotov-Ribbentrop, entre la URSS y la Alemania nazi, como «un triunfo de la diplomacia de Stalin». También ha salido en apoyo de figuras como el polémico zar Iván el Terrible.

Estando al frente del Ministerio de Cultura, Medinski fue el artífice de la prohibición del filme ‘El niño 44’, protagonizada por el británico Tom Hardy y ambientada en la URSS de Stalin, dijo «tergiversa los hechos históricos». Otra película que no pudo proyectarse en los cines rusos fue ‘La muerte de Stalin’ del director escocés, Armando Iannucci. Medinski la consideró un «escarnio» y «un ejemplo claro de la guerra ideológica contra Rusia» de Occidente.

Medinski es también presidente de la ultrapatriótica Sociedad Histórica Militar Rusa. De manera que, tal y como estiman numerosos analistas, la función de este incansable propagandista de Putin y de las gloria históricas de su país no es otra que la de dar una imagen de supuesto interés en hallar un acuerdo para poner fin a la guerra, cuando, a juzgar por los hechos, no parece existir el menor interés en otra cosa que no sea lograr la capitulación de Ucrania.

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