Publicado: noviembre 9, 2025, 5:00 am
Enamorado de la vida y de las relaciones sociales sanas, pero sobre todo de las buenas personas, el famoso comunicador especializado en psicología positiva nos habla durante la entrevista que mantenemos con él de la actitud, y del verdadero propósito que debería tener la vida: «buscar siempre la bondad, practicarla, trabajarla, para ser buenas personas. Sin duda, esa es la esencia, la clave de todo lo demás».
Ante la pregunta de una de sus grandes piedras angulares, la pasión, Küppers afirma que a él le gusta especialmente la expresión y el concepto de «vivir de buen humor… que refleja a la perfección la pasión por vivir«. Para todos aquellos detractores del positivismo, que quizá vean estas actitudes infantiles y poco realistas, en realidad el experto asegura que “no se trata de una alegría superficial, de euforia o algo simple, sino de un sentimiento mucho más profundo”.
«El éxito en la vida no es un cargo o un coche, sino la bondad, la humanidad»
En la concepción primaria que divulga el famosísimo conferenciante, capaz de llenar pabellones, no tiene cabida la búsqueda frívola de la alegría porque sí, de manera efímera y superficial. Lo que debemos buscar es «una sensación de bienestar, de satisfacción plena y de alegría pero desde un nivel más profundo».
Claro, que para conseguirlo, «necesitamos tener una mente bondadosa, reivindicar y vivir la importancia de la bondad, la compasión, el altrusimo, la generosidad, la solidaridad… una tarea ardua puesto que vivimos en una sociedad que se ha vuelto demasiado hostil, agresiva, injusta y materialista. También es importante no olvidar lo más importante que tenemos en la vida: nuestro gran proyecto vital es nuestra familia y los dos o tres amigos que forman parte de ella».
A partir de este razonamiento, Küppers nos comparte su idea de que «el éxito en la vida no es tu cargo profesional, tu marca de coche o dónde vas de vacaciones. Vivimos en una sociedad enferma si lo único que tenemos que admirar en las otras personas es su coche o el precio de su reloj. Me niego. Lo único realmente admirable de los demás es su bondad y su humanidad. Lo mismo en nosotros mismos. El éxito en la vida es ser buena persona, y querer y sentirse querido por las personas que más quieres. No hay más».
«Hay que escuchar la conciencia, obedecerla y hacer de ello nuestro modo de vida»
Con respecto a todas esas preguntas que deberíamos hacernos para intentar ser más felices, Víctor lo tiene claro. «Hay que hacerse preguntas como: ‘¿qué hay en mi vida que no me gusta?’, ‘¿cómo quiero ser como persona?’, ‘¿estoy contento con la relación que tengo con las personas a las que quiero?, ‘¿cómo me gustaría que me definieran mis hijos, pareja, amigos?’, ¿qué estoy haciendo por ayudar a los demás?’…»
Pero claro, plantearse estas cuestiones, sin nada más, no es suficiente. «Una vez tenemos las respuestas hay que comenzar a trabajar en ellas. Es urgente reivindicar momentos para la pausa, espacios para la reflexión, para pensar en aquellas cosas que son realmente importantes, y pasar a la acción. Hay que escuchar la conciencia, obedecerla y hacer de ello nuestro modo de vida».
La mala noticia es que «vivimos en una sociedad donde todo es presión, estrés, urgencias, problemas, preocupaciones, disgustos, incertidumbre, inquietudes e inseguridades. En semejante contexto, es fácil olvidarse de lo esencial, porque vamos como pollos sin cabeza. Y eso no puede ser».
«La vida no va de estar siempre feliz (imposible y agotador), va de ayudar a los demás»
Ser siempre positivos, estar felices, ver el lado bueno sin descanso… es un ejercicio imposible y antinatural. Que Víctor Küppers sea experto en psicología positiva no quiere decir que todo sea ‘happy’ de manera insustancial e infantil. Ni mucho menos. «La vida no va de estar siempre feliz, contento, riéndote y disfrutando. Primero porque es imposible y segundo porque sería agotador».
¿De qué va entonces la vida, según Küppers? «De hacer el bien y de hacerlo bien; de vivir teniendo siempre muy presentes los valores, y va de ayudar a los demás. Aristóteles decía que la felicidad está en hacer el bien. Pues eso. Él lo llamaba eudaimonía, ‘hacer y vivir bien’. Pero ahora parece que lo que se lleva es el hedonismo: serás feliz cuantas más experiencias placenteras tengas».
No es que él no considere que vivir experiencias no sea algo positivo, en absoluto. «Está bien disfrutar, por supuesto, es necesario en la vida buscar situaciones agradables y placenteras, pero sin olvidar que también necesitamos cultivar una mente bondadosa. Y tampoco es tan dificil: consiste en hacer las cosas bien, ser honesto, no hacer daño a los demás, ser amable, saludar en el ascensor, dejar pasar en un atasco, ayudar a quien lo necesita, sonreir, decir ‘por favor’ y ‘gracias’, ser sensible al sufrimiento ajeno, volver a sonreír, decir ‘te quiero’. En definitiva, ¡nada que no nos dijeran nuestras abuelas!».
«Cuando te acostumbras a las cosas buenas ya no las valoras»
En cuanto al agradecimiento, ese ejercicio en desuso, Víctor vuelve a colocarlo en el lugar que merece. «Agradecer nos vuelve personas más alegres y menos quejicas. Tenemos tantos problemas que la mayoría de nuestros pensamientos diarios son preocupaciones, temas pendientes y cuestiones a resolver. ¡Por supuesto que esas cosas existen! Pero lo que nos proponen los expertos es mirar también al otro lado, pensar en las cosas buenas. Hacerlo nos da fuerza, ánimo y alegría para afrontar lo que venga».
Cuanto más pensamos en las cosas que sí nos gustan de nuestra vida, que sí funcionan, que son bonitas, que van bien, «más agradecidos nos volvemos, y mucho más alegres. La alternativa fea es centrarnos solo y constantemente en lo que no va bien… pero es injusto y, además, nos amarga la vida».
En este caso, «la palabra peligrosa es ‘acostumbrarse’, porque cuando te acostumbras a las cosas buenas ya no las valoras. Nos pasa a todos. Es aquel refrán que dice: ‘no sabes lo que tienes hasta que lo pierdes’, y es una verdad como un piano. Lo que pasa es que lo olvidamos y nos damos cuenta de las cosas cuando es tarde. Lo que yo te propongo es: párate y piensa de vez en cuando, ‘¿qué hay fantástico en mi vida’?«.
Los maestros de Küppers, el recuerdo de su madre y el peligro de las redes sociales
Para finalizar con la entrevista, el experto confiesa que aprende «de todo aquel que puedo, de lo que leo de los expertos pero también de una camarera extraordinaria o un taxista muy amable. De mi mujer y de mis hijos también, de películas, de novelas… pero lo que más me ha influido siempre son los escritos de la Madre Teresa de Calcuta«.
Un lugar preferente en el alma de Küppers es el que ocupa el recuerdo de su madre. «La echo mucho de menos, se fue inesperadamente y me ha dejado un agujero inmenso, pero sé que me espera en el cielo. De ella aprendí que el sentido del humor es una virtud enorme que no siempre valoramos. Nos gustan y necesitamos a personas alegres, que sonrían, que tengan sentido del humor. Todos tenemos problemas, inquietudes, miedos, falta de certezas…, y esas personas son terapéuticas!»
Aunque le siguen miles y miles de personas, Víctor no tiene redes sociales. Suena paradójico… o quizá no. «Yo no tengo redes sociales, no. Hay una parte pequeña que considero que puede ser positiva, pero la mayor parte es negativa. El algoritmo nos domina, nos abduce, nos manipula y nos hace perder el tiempo. La redes creo que provocan frustración, un consumismo muy perjudicial, un culto excesivo por la imagen, un descontrol del ego… En fin, ¡que yo no quiero saber nada de ellas!».
“Hay una frase que me gusta mucho de San Ignacio de Loyola que dice que ‘hay que hacer las cosas como si todo dependiera de nosotros y después dejarlo todo en manos de Dios como si todo dependiera de él’. Al margen de esto, a mí me gustan, en la vida diaria, la espontaneidad y la naturalidad, ser auténtico y no intentar parecer lo que no eres«.
